Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

viernes, 22 de abril de 2011

Solemne Misa Crismal. Celebra Padre Ricardo Ezzati

En solemne Misa Crismal, presbíteros de Santiago renovaron sus promesas sacerdotales

 La celebración eucarística fue presidida por Mons. Ricardo Ezzati, ante una Catedral repleta de fieles. El Arzobispo de Santiago llamó a orar por el clero. “El camino de santidad de sus sacerdotes es tarea de toda la Iglesia”, dijo.


La Misa Crismal fue concelebrada por los cardenales Francisco Javier Errázuriz y Jorge Medina; por el Arzobispo electo de Concepción, Monseñor Fernando Chomali; por los obispos auxiliares de Santiago: monseñor Andrés Arteaga y monseñor Cristián Contreras Villarroel; por obispos eméritos, vicarios episcopales y más de 300 sacerdotes, diocesanos y religiosos.

La Catedral Metropolitana se repletó de fieles, especialmente de las comunidades parroquiales y de familiares de los sacerdotes que durante esta celebración renuevan sus promesas.

En el inicio de su homilía, Monseñor Ezzati recordó a los sacerdotes que durante el último año han fallecido, especial mención hizo de Monseñor Sergio Valech. También tuvo una palabra de aliento para los sacerdotes enfermos y ancianos.

Luego el Arzobispo de Santiago destacó la unidad de la Iglesia y señaló que esta celebración “se enmarca en un contexto que nos estremece y avergüenza por la gravedad de nuestro pecado y, a la vez, nos asombra y reanima por la misericordia y la fidelidad de Dios que nunca nos abandona”.

Estar despiertos y vigilantes 
Dirigiéndose especialmente a los sacerdotes, cuya vocación agradeció dijo que “el Buen Dios los ha llamado a ser pastores en tiempos difíciles, pero no por eso menos apasionantes. Es una hora de grandes desafíos, que pide coherencia y disponibilidad a la gracia recibida”. El pastor los invitó a “permanecer despiertos y vigilantes, para que nunca se adormezca en ustedes al conciencia del don que han recibido por la imposición de las manos de su obispo”.

Monseñor Ezzati manifestó que junto al don del sacerdocio “aflora también la conciencia de nuestra debilidad, del ejercicio de nuestra libertad y de responsabilidad que la acompaña”. Añadió que “es cierto que a veces la soberbia farisaica o la presunción de creer que en la Iglesia todo y sólo depende de nosotros, de nuestras capacidades, de la perfección de nuestra vida o de nuestra conducta intachable, nos puede enceguecer, pero no cabe duda que es Él ‘que hizo brillar su luz en nuestros corazones’”.

“Nos hacemos cargo y pedimos perdón”

Más adelante, el Arzobispo de Santiago expresó: “¡Cuánta pequeñez, cuántas resistencias, cuantas incongruencias y pecados están presentes también en la vida sacerdotal…! Y no se trata solamente de la basura ajena, de la basura del vecino. ¿Quién de nosotros no ha contribuido a manchar la vestidura de Cristo con las propias inconsecuencias y pecados?”.

Ante una asamblea atenta a sus palabras, monseñor Ezzati manifestó: “Frente al Señor y de cara a los hermanos queremos asumir lo que nos confunde y avergüenza, lo que nos hace pedir perdón: nuestro propio pecado, nuestra propia inconsistencia, nuestra propia basura. Frente a Dios y a ustedes, hermanos y hermanas, nos hacemos cargo de nuestras debilidades y pedimos perdón por nuestro pecado. Y con humildad les pedimos, también a ustedes, que nos tiendan una mano de hermanos, para renovar el propósito de centrar nuestra vida en el Señor y ser para ustedes pastores, según el corazón de Cristo. Si la realidad de nuestra fragilidad nos abruma, más aun nos asombra el don y el poder de la gracia”.

Enamorados de Dios y en intimidad con Él

Luego, el pastor aseguró que “sabemos que la Iglesia existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con el Padre”. Precisó que “para actuar de esta manera se requiere que tengamos una motivación clara, es decir, estar enamorados de Dios, haber realizado la experiencia de su amistad y su intimidad y reiterar todos los días esta experiencia”.

Finalmente, monseñor Ricardo Ezzati afirmó que “el camino de su santidad es tarea de toda la Iglesia, de cada uno de ellos, sin duda, del obispo, de sus hermanos en el presbiterio, pero también tarea de todos ustedes. Ayúdenlos a caminar en fidelidad a la vocación que han recibido y en la misión de anunciar a Jesucristo, para que nuestro pueblo en él tenga vida”.

Bendición del Crisma y óleos 
En el oficio litúrgico continuó con la consagración y de los santos óleos y el crisma – por eso se llama Misa Crismal- que se usarán en los sacramentos del Bautismo, Confirmación y Unción de los Enfermos durante el año. Además, todo el clero de Santiago renovó solemnemente sus promesas sacerdotales ante su pastor.

















Fuente: DOP Santiago - www.iglesidesantiago.cl
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