Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

martes, 21 de febrero de 2012

Eucologìa y lecturas Misa Miercoles de Ceniza 22 de febrero 2011



TIEMPO DE CUARESMA MIERCOLES DE CENIZA
En la misa de este día se bendice y se impone la ceniza hecha de ramas de olivo
o de otros árboles, bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior.
RITOS INICIALES Y LITURGIA DE LA PALABRA

ANTIFONA DE ENTRADA Sab 11, 24-25.27

Señor, tú tienes misericordia de todos y nunca odias a tus creaturas; borras los pecados de los hombres que se Arrepienten y los perdonas, porque tú, Señor, eres nuestro Dios.

Se omite el acto penitencial, que es sustituido por el rito de la imposición de la
ceniza.









ORACIÓN COLECTA
Que el día de ayuno con el que iniciamos, Señor, esta Cuaresma, sea el principio de una verdadera conversión a ti, y que nuestros actos de penitencia nos ayuden a vencer el espíritu del mal.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LITURGIA DE LA PALABRA/
Liturgia Verbi
Primera lectura Lectio prima
Primera lectura. Joel 2,1218
Rasgad los corazones y no las vestiduras
"Ahora oráculo del Señor convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad; y se arrepiente de las amenazas." Quizá se arrepienta y nos deje todavía su bendición, la ofrenda, la libación para el Señor, vuestro Dios.
Tocad la trompeta en Sión, proclamad el ayuno, convocad la reunión.
Congregad al pueblo, santificad la asamblea, reunid a los ancianos.
Congregad a muchachos y niños de pecho. Salga el esposo de la alcoba, la esposa del tálamo. Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: "Perdona, Señor, a tu pueblo; no entregues tu heredad al oprobio, no la dominen los gentiles; no se diga entre las naciones: ¿Dónde está su Dios? El Señor tenga celos por su tierra, y perdone a su pueblo."
Palabra de Dios
SALMO RESPONSORIAL Psalmus
Salmo responsorial: 50
Misericordia, Señor: hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión
borra mi culpa; / lava del todo mi delito, / limpia mi pecado.
R.

Pues yo reconozco mi culpa, / tengo siempre presente mi pecado: /
contra ti, contra ti sólo pequé, / cometí la maldad que aborreces.
R.

Oh Dios, crea en mí un corazón puro, / renuévame por dentro con
espíritu firme; / no me arrojes lejos de tu rostro, / no me quites tu santo
espíritu.
R.

Devuélveme la alegría de tu salvación, / afiánzame con espíritu
generoso. / Señor, me abrirás los labios, / y mi boca proclamará tu
alabanza.
R.
SEGUNDA LECTURA LECTIO SECUNDA

Segunda lectura.2Corintios 5,206,2
Reconciliaos con Dios: ahora es tiempo favorable
Hermanos: Nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo os exhortara por nuestro medio. En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios. Al que no había pecado Dios lo hizo expiación por nuestro pecado, para que nosotros, unidos a él, recibamos la justificación de Dios. Secundando su obra, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios, porque él dice: "En tiempo favorable te escuché, en día de salvación vine en tu ayuda"; pues mirad, ahora es tiempo favorable, ahora es día de salvación.
Palabra de Dios

EVANGELIO Evangelium
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón,
acompañado eventualmente por los ministros que llevan el incienso y los cirios; ya en el ambón dice:

El Señor esté con vosotros. Dóminus vobíscum

El pueblo responde:
R:/ Y con tu espíritu. Et cum spíritu tuo
El diácono (o el sacerdote):

Lectura del santo Evangelio según san N.
Léctio sancti Evangélii secúndum

Y mientras tanto hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
R: / Gloria a ti, Señor. Gloria tibi, Dómine.
El diácono (o el sacerdote), si se usa incienso,
inciensa el libro.
Luego proclama el evangelio.
Acabado el evangelio el diácono (o el sacerdote) dice:
Palabra del Señor.
Todos aclaman:
R: / Gloria a ti, Señor Jesús

EVANGELIO
Mateo 6,16.16-18
Tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto,  cuando hagas limosna, no vayas tocando la trompeta por delante, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados por los hombres; os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.
Cuando recéis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta rezar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vea la gente. Os aseguro que ya han recibido su paga. Tú, cuando vayas a rezar, entra en tu aposento, cierra la puerta y reza a tu Padre, que está en lo escondido, y tu Padre, que ve en lo escondido, te lo pagará.
Cuando ayunéis, no andéis cabizbajos, como los hipócritas que desfiguran su cara para hacer ver a la gente que ayunan. Os aseguro que ya han recibido su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no la gente, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará."

S: Palabra del Señor Verbum Domini.
T: Laus tibi, Christe
Homilía

BENDICIÓN DE LA CENIZA
Después de la homilía, el sacerdote, de pie y con las manos juntas, dice: 


Hermanos, pidamos humildemente a Dios Padre que bendiga con su gracia esta ceniza que, en señal de penitencia, vamos a imponer sobre nuestras cabezas.

Y después de un breve momento de oración en silencio, prosigue:
ORACION
Señor Dios, que te apiadas de quienes se humillan y concedes tu paz a los que se arrepienten, escucha con bondad nuestras súplicas y derrama la gracia  de tu bendición sobre estos siervos tuyos que van a recibir la ceniza, para que, fieles a las prácticas cuaresmales puedan llegar, con un alma purificada, a celebrar la Pascua de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
O bien:
Tú que no quieres la muerte del pecador,sino su arrepentimiento, escucha, Señor, con bondad nuestras súplicas y bendice + esta ceniza que vamos a imponer sobre nuestra cabeza en reconocimiento de que somos polvo  y al polvo hemos de volver, a fin de que el ejercicio de la penitencia cuaresmal nos obtenga el perdón de los pecados y una vida nueva a imagen de tu Hijo resucitado.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Y rocía la ceniza con agua bendita, sin decir nada.

IMPOSICION DE LA CENIZA
En seguida, el sacerdote impone la ceniza a todos los presentes que se acercan
a él, y dice a cada uno:
Arrepiéntete y cree en el Evangelio. Mc 1, 15
O bien:
Acuérdate de que eres polvo Cfr Gén 3, 19
y al polvo has de volver


Mientras tanto, se entona un canto apropiado.
ANTíFONA Cfr Joel 2, 13
Renovemos nuestra vida con un espíritu de humildad y penitencia; ayunemos y lloremos delante del Señor, porque la misericordia de nuestro Dios está siempre dispuesta a perdonar nuestros pecados.

 OTRA Antífona Joel 2, 17; Est 13, 17
Entre el atrio y el altar lloren los sacerdotes, ministros del Señor, y digan: Perdona, Señor, perdona a tu pueblo,
y no cierres la boca de aquellos que te alaban.

OTRA ANTíFONA Sal 50, 3
Borra, Señor, mis pecados.
Esta antífona puede repetirse después de cada verso del Salmo 50, Por tu inmensa compasión y misericordia.

RESPONSORIO Cfr Bar 3, 2
Renovémonos y reparemos los males que por ignorancia hemos cometido; no sea que, sorprendidos por el día de la muerte, busquemos, sin poder encontrarlo, el tiempo de hacer penitencia.
*Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V. Sal 78, 9
Ven en nuestra ayuda, Dios salvador nuestro; por el honor de tu nombre, líbranos, Señor.
*Escúchanos, señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
Terminada la imposición de la ceniza, el sacerdote se lava las manos. La
ceremonia termina con la oración universal o de los fieles.
Oratio Fidelium ORACIONES DE LOS FIELES

No se dice Credo.
  LITURGIA EUCARÍSTICA

Acabada la Liturgia de la Palabra, los ministros colocan en el altar el corporal, el puri­ficador, el cáliz y el misal; mientras tanto puede ejecutarse un canto adecuado.

Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la eucaristía, bien aportando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres.

El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice en secreto:

Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te
 presentamos; él será para nosotros pan de vida.

Después deja la patena con el pan sobre el corporal.

Si no se canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote puede decir en voz alta estas palabras; al final el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre, Señor
El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
El agua unida al vino
sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana.

Después el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.

Después deja el cáliz sobre el corporal.
Si no se canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote
puede decir en voz alta estas palabras; al final el pueblo puede aclamar:

Bendito seas por siempre, Señor.
A continuación, el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito
y nuestro espíritu humilde;
que éste sea hoy nuestro sacrificio
y que sea agradable en tu presencia,
Señor, Dios nuestro.
Y, si se juzga oportuno, inciensa las ofrendas y el altar. A continuación el diácono o un ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.

Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor,
 limpia mi pecado.
Lava me, Domine, ab iniquitate mea, et a peccato meo munda me.
Después, de pie en el centro del altar y de cara al pueblo, extendiendo y juntando las
manos, dice una de las siguientes fórmulas:
Orad, hermanos,
para que este sacrificio, mío y vuestro,
sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Orate, fratres, ut meum ac vestrum sacrificium acceptabile fiat apud Deum Patrem omnipotentem!




O bien:
En el momento de ofrecer
el sacrificio de toda la Iglesia,
oremos a Dios, Padre todopoderoso.
O bien:
Orad, hermanos,
para que, llevando al altar
los gozos y las fatigas de cada día,
nos dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a Dios, Padre todopoderoso.

El pueblo responde:

El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien
            y el de toda su santa Iglesia.

Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.


ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, Señor, este sacrificio con el que iniciamos solemnemente la Cuaresma, y concédenos que por medio de las obras de caridad y penitencia, venzamos nuestros vicios y, libres de pecado, podamos unirnos mejor a la pasión de tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos.


Prefacio de Cuaresma III o IV, PP. 306-307.

ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Salí, 2-3
El que medita la ley del Señor día y noche, dará fruto a su tiempo.

ORACION DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que esta comunión abra, Señor, nuestro corazón a la justicia y a la caridad, para que observemos el único ayuno que tú quieres y que conduce a nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.

La bendición e imposición de la ceniza pueden hacerse también sin misa. En este caso, conviene celebrar antes la liturgia de la Palabra, usando el canto de entrada, la oración colecta y las lecturas con sus cánticos, como en la misa.
Enseguida se tienen la homilía y la bendición e imposición de la ceniza. La ceremonia se termina con la oración universal.
























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