Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

sábado, 25 de febrero de 2012

Evangelio primer Domingo de Cuaresma 26 de febrero 2012

Evangelio  Mc 1, 12 -15

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo  según san Marcos.
El Espíritu llevó a Jesús al desierto, donde fue tentado por Satanás durante cuarenta días. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan Bautista fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea.Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: «El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia».
Palabra del Señor. 
R. Gloria a ti, Señor Jesús

12 Et statim Spiritus expellit eum in desertum. 13 Et erat in deserto quadraginta diebus et tentabatur a Satana; eratque cum bestiis, et angeli ministrabant illi.
14 Postquam autem traditus est Ioannes, venit Iesus in Galilaeam praedicans evangelium Dei
15
 et dicens: " Impletum est tempus, et appropinquavit regnum Dei; paenitemini et credite evangelio "







In quel tempo, lo Spirito sospinse Gesù nel deserto e nel deserto rimase quaranta giorni, tentato da Satana. Stava con le bestie selvatiche e gli angeli lo servivano.
Dopo che Giovanni fu arrestato, Gesù andò nella Galilea, proclamando il vangelo di Dio, e diceva: «Il tempo è compiuto e il regno di Dio è vicino; convertitevi e credete nel Vangelo».


12 The Spirit immediately drove him out into the wilderness. 13 And he was in the wilderness forty days, tempted by Satan; and he was with the wild beasts; and the angels ministered to him.
14 Now after John was arrested, Jesus came into Galilee, preaching the gospel of God,
15
 and saying, "The time is fulfilled, and the kingdom of God is at hand; repent, and believe in the gospel."

Enlaces:
EVANGELIO 1DOMINGO DE CUARESMA   
EVANGELIO EN IMÁGENES


Comentario patrístico
1ª Domingo  de Cuaresma
Entrada: «Me invocará y le escucharé, lo defenderé; lo saciaré de largos días» (Sal 90,15-16).

Colecta (Gelasiano): «Al celebrar un año más la santa Cuaresma concédenos, Dios todopoderoso, avanzar en la inteligencia del misterio de Cristo, y vivirlo en su plenitud»

Ofertorio (del misal anterior, y antes del Gelasiano y Gregoriano): «Te rogamos, Señor, que nos prepares dignamente para ofrecer este sacrificio con el que inauguramos la celebración de la Pascua»

Comunión: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4), o bien «El Señor te cubrirá con sus plumas, bajo sus alas te refugiarás» (Sal 90,4).

Postcomunión (composición nueva con elementos del Misal de Bobbio, siglo VII y pasajes evangélicos –Mt 4,4; Jn 6,51–): «Después de recibir el pan del Cielo que alimenta la fe, consolida la esperanza y fortalece el amor, te rogamos, Dios nuestro, que nos hagas sentir hambre de Cristo, pan vivo y verdadero, y nos enseñes a vivir constantemente de toda palabra que sale de tu boca».

CICLO B
Toda la historia de la salvación evidencia el designio divino de purificarnos de nuestros pecados y entablar con nosotros una alianza de salvación y de santidad. La penitencia cuaresmal tiene su origen en el ejemplo personal de Cristo, quien, no obstante su absoluta santidad personal y para invitarnos personalmente con su ejemplo, consagró cuarenta días íntegros a la oración, al ayuno y a la ascética penitencial. Hemos de estar persuadidos de que tenemos necesidad de penitencia, si no queremos anular en nosotros el fruto del sacrificio redentor del Calvario.

LECTURAS

Génesis 9,8-15: Pacto de Dios con Noé, liberado de las aguas del diluvio. Tras el castigo purificador del diluvio, Dios volvió a proclamar su designio de alianza y salvación sobre la comunidad nuevamente regenerada y misteriosamente seleccionada entre la humanidad pecadora: «Donde abundó el pecado, sobreabun-dó la gracia» (Rom 5,20).
Esta es la idea que parece enseñarnos la lectura del diluvio. El pecado lleva siempre a la destrucción; pero Dios también está siempre dispuesto a recrear al hombre, a renovarlo de modo que continúe viviendo en la justicia y santidad. Por eso Dios se une a la humanidad con un pacto, la alianza, empeño que Dios tiene en favor de los hombres.
Dios está cerca, como amigo que cuida del destino del hombre y desea su plena realización. Donde existió el pecado y la muerte, ahora brilla el arco iris en el cielo, signo del Sol del Amor divino, que no cesará jamás de querer bien al hombre. Éste volverá una y otra vez al pecado, pero Dios se compadecerá siempre, perdonando y robusteciendo con su gracia el alma del hombre, para que progrese en santidad y en justicia. Para el pecador arrepentido hay siempre una esperanza de salvación. La
celebración cuaresmal nos lo confirma en esta bella liturgia.

–Lo expresamos con el Salmo 32: «La palabra del Señor es sincera y todas sus acciones son leales; Él ama la justicia y el derecho, y su misericordia llena la tierra. Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y redimirlos en el tiempo de hambre. Nosotros aguardamos al Señor: Él es nuestro auxilio y escudo; que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de Ti».

1 Pedro 3,18-22: Aquello fue un símbolo del bautismo que ahora os salva. Por la muerte redentora de Cristo las aguas bautismales son, en los planes de Dios, el medio sacramental que nos limpia de nuestros pecados y nos incorpora a la Iglesia, arca definitiva de salvación.
Podemos resumir la lectura anterior con esta afirmación: donde la mirada humana no ve más que el desfallecimiento del hombre, allí la visión cristiana toma el poder y la acción vivificadora de Dios, y actúa como Cristo, que aceptó la muerte en lugar de los pecadores, para salvarlos, alcanzando así su propia glorificación. La fe hace comprender que todos los con-dicionamientos y limitaciones humanas alcanzan un valor positivo cuando el hombre los acepta por amor a Dios, transformándolos, con la gracia divina, en gestos constructivos y salvíficos para sí y para los demás, a ejemplo de Cristo.

Marcos 1,12-15: Era tentado por Satanás y los ángeles le servían. La conversión evangélica personal y la penitencia reformadora de nuestras vidas son tan imprescindibles, que sin ellas no puede haber salvación para nosotros. El aval de nuestra conversión es el Corazón del Hijo Redentor. Comenta San Agustín:
«En el combate hasta la muerte está la victoria plena y gloriosa. En efecto, las primeras tentaciones propuestas a nuestro Señor, el Rey de los mártires, fueron duras; en el pan, la concupiscencia de la carne; en la promesa de reinos, la ambición mundana, y en la curiosidad de la prueba, la concupiscencia de los ojos. Todas estas cosas pertenecen al
mundo, pero son cosas dulces, no crueles.
«Mirad ahora al Rey de los mártires presentándonos ejemplos de cómo hemos de combatir y ayudando misericordiosamente a los combatientes. ¿Por qué permitió ser tentado, sino para enseñarnos a resistir al tentador? Si el mundo te promete el placer carnal, respóndele: “más deleitable es Dios”. Si te promete honores y dignidades seculares, respóndele: “el Reino de Dios es más excelso que todo”. Si te promete curiosidades superfluas y condenables, respóndele: “sólo la Verdad de Dios no se equivoca”» (Sermón 384,5).


"Tentado para parecerse a nosotros; vencedor para que nos parezcamos a Él"
* Gn 9,8-15:
"El pacto de Dios con Noé salvado del diluvio"

* Sal 24,4bc5ab.67bc.89:
"Tus sendas, Señor, son misericordia y lealtad, para los que guardan tu alianza"

* 1P 3,18-22:
"Actualmente os salva el bautismo"
* Mc 1,1215:
"Se dejaba tentar por Satanás, y los ángeles le servían"

Las palabras de Dios a la salida de Noé del Arca muestran que, mientras para los paganos la tormenta y la lluvia son señales de una ira imparable, aquí es Dios quien toma la iniciativa y ofrece su pacto (Alianza) figurada en el Arco Iris. El Señor no destruirá nada, ni hombres ni ser viviente alguno.
Para san Pedro, Noé es anuncio profético de Cristo: salvado de las aguas, es Cabeza de una humanidad que se libra del Diluvio. También hay cierta referencia a la Pascua muerte/Resurrección): las aguas ahogan y destruyen, pero también son causa de la vida.
El episodio del desierto de san Marcos, nos trae a la memoria el Éxodo y la experiencia del Pueblo de Dios en él. Pero lo fundamental es la llamada a la conversión. El "se ha cumplido el plazo" se plantea como llamamiento. Dios sabe aguardar, espera pacientemente la respuesta del hombre. Que Dios
espere es señal de que quiere hacer al hombre la posibilidad de su conversión.
La tentación de sentirse instalado, acomodado, definitivamente situado, nos asalta a cualquiera en cualquier momento. Difícilmente cabe que así se sienta la posibilidad de cambiar. Que el Evangelio invite a confrontar la vida del creyente es exponente de cambio y conversión.
El Reino de Dios está cerca:
"Después que Juan fue preso, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: ``El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva'' (Mc 1,15). ``Cristo, por tanto, para hacer la voluntad del Padre inauguró en la tierra el Reino de los cielos''
(LG 3). Pues bien, la voluntad del Padre es ``elevar a los hombres a la participación de la vida divina'' (LG 2). Lo hace reuniendo a los hombres en torno a su Hijo Jesucristo. Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra ``el germen y el comienzo de este Reino'' (LG 5)" (CIC 541).
Las tentaciones de Jesús:
"Los Evangelios hablan de un tiempo de soledad de Jesús en el desierto... Al final de este tiempo, Satanás le tienta tres veces tratando de poner a prueba su actitud filial hacia Dios. Jesús rechaza estos  ataques que recapitulan las tentaciones de Adán en el Paraíso y las de Israel en el desierto, y el diablo
se aleja de Él ``hasta el tiempo determinado'' (Lc 4,13)" (CIC 538).
_ "``No entrar en la tentación'' implica una decisión del corazón: ``Porque donde esté tu tesoro, allí también estará tu corazón... Nadie puede servir a dos señores'' (Mt 6, 21-24).
``Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu'' (Ga 5, 25). El Padre nos da la fuerza para este ``dejarnos conducir'' por el Espíritu Santo" (CIC 2848).
_ "Dios no quiere imponer el bien, quiere seres libres... En algo la tentación es buena. Todos, menos Dios, ignoran lo que nuestra alma ha recibido de Dios, incluso nosotros. Pero la tentación lo manifiesta para enseñarnos a conocernos, y así, descubrirnos nuestra miseria, y obligarnos a dar
gracias por los bienes que la tentación nos ha manifestado" (Orígenes, or. 29) (CIC 2847).
La conversión no nos libra de la tentación, pero al que vuelve su corazón a Dios, Dios le regala la victoria de Jesucristo.
Fuente:CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA AÑO B COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y
CATEQUESIS SUBCOMISIÓN EPISCOPAL PARA LA CATEQUESIS

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