Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

jueves, 8 de agosto de 2013

Santuario Cenáculo de Bellavista. Domingo 19 del tiempo ordinario. 4 de agosto 2013









¡Cayeron las cadenas!612
Resuena en las voces de todos
un jubiloso cántico de gratitud que se eleve
desde los santos recintos de Schoenstatt.

Cuando el poder y la astucia de Satanás
Idearon como infortunio
lo transformó la mirada del Padre
en nuestra suprema felicidad.

Aquello que era terreno en el pensar
o demasiado humano en la entrega,
quiso Dios orientarlos hacia las alturas

y sumergirlo enteramente en su corazón.

(Hacia el Padre P. José Kentenich 612-615)
















¿Cuál es la bendición especial que debo yo esperar de Ti, Madrecita mía? Ser elevado, como Cáliz por tus manos desde tu Santuario hacia el cielo, para recibir la bendición de Dios Padre, que es la sangre derramada por Dios desde la herida de su costado. Madrecita, tu bendición es permitirme alcanzar esa última gota de sangre de tu Hijo. (Diario IV-318 1.7.58) 
Siervo de Dios Mario Hiriart Pulido


















Te recomiendo mucho que saborees oraciones de la Santa Misa, la Secuencia de Pentecostés y otras por el estilo. Ojalá llegues a connaturalizarte con la vida litúrgica en su sentido más pleno, con el canto de los salmos, con la adoración eucarística. Lo que más te deseo –te lo repito una y mil veces– es que vuelvas con mucho espíritu de adoración, con mucha paz interior, con una gran disposición a ser un instrumento de Cristo. En esto está la santidad. Ninguna definición tan hermosa de oración he encontrado como la del P. Charles: “Orar es conformar nuestros quereres con el querer divino, tal como Él se manifiesta en sus obras”.
(San Alberto Hurtado Cruchaga)

18 de Agosto Pascua de San Alberto Hurtado


RITOS INICIALES

ENTRADA






ORACIÓN COLECTA





LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA-SALMO RESPONSORIAL-SEGUNDA LECTURA












EVANGELIO





Del santo Evangelio según san Lucas
12, 13-21

En aquel tiempo, hallándose Jesús en medio de una multitud, un hombre le dijo: "Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia". Pero Jesús le contestó: "Amigo, ¿quién me ha puesto como juez en la distribución de herencias?"
Y dirigiéndose a la multitud, dijo: "Eviten toda clase de avaricia, porque la vida del hombre no depende de la abundancia de los bienes que posea".

Después les propuso esta parábola: "Un hombre rico obtuvo una gran cosecha y se puso a pensar: `Qué haré, porque no tengo ya en dónde almacenar la cosecha? Ya sé lo que voy a hacer: derribaré mis graneros y construiré otros más grandes para guardar ahí mi cosecha y todo lo que tengo. Entonces podré decirme: Ya tienes bienes acumulados para muchos años; descansa, come, bebe y date a la buena vida'. Pero Dios le dijo: ¡Insensato! Esta misma noche vas a morir. ¿Para quién serán todos tus bienes?' Lo mismo le pasa al que amontona riquezas para sí mismo y no se hace rico de lo que vale ante Dios".



HOMILÍA








LITURGIA EUCARÍSTICA

PREPARACIÓN DE LOS DONES











ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS






PLEGARIA EUCARÍSTICA
EPÍCLESIS



NARRACIÓN  DE LA INSTITUCIÓN Y CONSAGRACIÓN











ANAMNESIS-OBLACIÓN- INTERCESIONES






DOXOLOGÍA




COMUNIÓN

















ORACIÓN  DESPUÉS DE COMUNIÓN



RITO DE CONCLUSIÓN

BENDICIÓN SOLEMNE













CAMINO AL CENTENARIO DEL MOVIMIENTO DE SCHOENSTATT

AÑO DE LA CORRIENTE MISIONERA
2012-2013

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