Ordo missa domingo 30 De Diciembre Sagrada Familia De Jesús,
María Y José (F)
Color
litúrgico Blanco.
RITOS
INICIALES-RITUS INITIALES
RITI DI
INTRODUZIONE
INTROITUS
ANTÍFONA DE ENTRADA
ANTIFONA
D’INGRESSO
Cfr. Lc 2, 16
Los pastores fueron rápidamente y encontraron a María, a
José y al recién nacido acostado en el pesebre.
Venérunt pastóres festinántes, et invenérunt Maríam et Ioseph et
Infántem pósitum in præsépio.
I pastori si avviarono in fretta e trovarono Maria e
Giuseppe,e il Bambino deposto nella mangiatoia.
Reunido el pueblo, el sacerdote con los ministros va al altar, mientras
se entona el canto de entrada.
Cuando llega al altar, el sacerdote con los
ministros hace la debida reverencia, besa el altar y, si se juzga oportuno, lo
inciensa. Después se dirige con los ministros a la sede. Terminado el canto de
entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras el sacerdote
dice:
En
el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
In nomine Patris et Filii
et Spiritus Sancti.
Amen.
Nel
nome del Padre del Figlio e dello Spirito Santo.
Amen.
El
sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo con una de las fórmulas
siguientes:
SALUDO
SALUTATIO
SALUTO DEL CELEBRANTE
El
Señor esté con vosotros
Dominus vobiscum.
Il Signore sia con voi.
Respuesta
Y con tu espíritu.
Et cum spiritu tuo.
E con il tuo spirito.
ACTO
PENITENCIAL
Actus Pænitentialis
ATTO PENITENZIALE
Kyrie, eleison.
Kyrie, eleison.
Christe, eleison.
Christe,
eleison.
Kyrie, eleison.
Kyrie, eleison.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad
Signore,
pietà.
Signore, pietà.
Cristo,
pietà.
Cristo, pietà.
Signore,
pietà.
Signore, pietà.
Gloria
Gloria
a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los
hombres
que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria
te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único,
Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de
Dios,
Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del
mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del
mundo
atiende nuestra súplica
tú que estás sentado a la
derecha del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo,
Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Glória
in excélsis Deo
et in terra pax homínibus
bonae voluntátis.
Laudámus te,
benedícimus te,
adorámus te,
glorificámus te,
grátias ágimus tibi propter
magnam glóriam tuam,
Dómine Deus, Rex caeléstis,
Deus Pater omnípotens.
Dómine Fili unigénite, Iesu
Christe,
Dómine Deus, Agnus Dei,
Fílius Patris,
qui tollis peccáta mundi,
miserére nobis;
qui tollis peccáta mundi,
súscipe deprecatiónem nostram.
Qui sedes ad déxteram
Patris, miserére nobis.
Quóniam tu solus Sanctus,
tu solus Dóminus,
tu solus Altíssimus,
Iesu Christe, cum Sancto
Spíritu: in glória Dei Patris.
Amen.
GLORIA A DIO
Gloria a Dio
nell'alto dei cieli
e pace in terra
agli uomini di buona volontà.
Noi ti lodiamo, ti
benediciamo,
ti adoriamo, ti
glorifichiamo,
ti rendiamo grazie
per la tua gloria immensa,
Signore Dio, Re del
cielo, Dio Padre onnipotente.
Signore, Figlio
unigenito, Gesù Cristo,
Signore Dio,
Agnello di Dio, Figlio del Padre;
tu che togli i
peccati del mondo, abbi pietà di noi;
tu che togli i
peccati del mondo, accogli la nostra supplica;
tu che siedi alla
destra del Padre, abbi pietà di noi.
Perché tu solo il Santo, tu solo il Signore, tu solo l'Altissimo:
Gesù Cristo, con lo Spirito Santo
nella gloria di Dio
Padre.
Amen.
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos
juntas dice:
Oremos.
Preghiamo
Y todos junto con el sacerdote rezan en silencio
durante unos instantes. Luego el sacerdote con las manos extendidas pronuncia
la oración colecta. Cuando ésta finaliza el pueblo aclama: Amen
ORACIÓN
COLECTA
ORATIO COLLECTA
COLLETTA
S: Oremus
Dios y Padre nuestro, que en la Sagrada Familia nos
ofreces un verdadero modelo de vida, concédenos que, imitando en nuestros
hogares las mismas virtudes y unidos por el amor, podamos llegar, todos juntos,
a gozar de los premios eternos en la casa del cielo. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Deus,
qui præclára nobis sanctæ Famíliæ dignátus es exémpla præbére, concéde
propítius, ut, domésticis virtútibus caritatísque vínculis illam sectántes, in
lætítia domus tuæ præmiis fruámur ætérnis. Per Dóminum.
O Dio, nostro Padre, che nella
santa Famiglia ci hai dato un vero modello di vita, fa' che nelle nostre famiglie fioriscano
le stesse virtù e lo stesso amore, perché, riuniti insieme nella tua casa,
possiamo godere la gioia senza fine. Per il nostro Signore Gesù Cristo, tuo
Figlio, che è Dio, e vive e regna con te, nell'unità dello Spirito Santo, per
tutti i secoli dei secoli.
LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA
VERBI
LITURGIA
DELLA PAROLA
El lector va al ambón y lee la primera lectura, que
todos escuchan sentados.
Para indicar el fin de la lectura, el lector dice:
Palabra de Dios.
Todos aclaman:
Te alabamos, Señor.
El salmista o el cantor entona la antífona del
salmo, y el pueblo la repite y la intercala entre las estrofas.
Si hay segunda lectura, se lee en el ambón, como la
primera.
Para indicar el fin de la lectura, el lector dice:
Palabra de Dios.
Todos aclaman:
Te alabamos, Señor.
Sigue el canto del Aleluya o, en tiempo de
Cuaresma, el canto antes del evangelio.
Mientras tanto, si se usa incienso, el sacerdote lo
pone en el incensario.
Después el diácono (o el concelebrante que ha de
proclamar el evangelio, en la misa presidida por el Obispo), inclinado ante el
sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote en voz baja dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies
dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo.
El diácono o el concelebrante se signa y responde: Amén.
Si el mismo sacerdote debe proclamar el evangelio,
inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios todopoderoso, para
que anuncie dignamente tu Evangelio.
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón,
acompañado eventualmente por los ministros que llevan el incienso y los cirios;
ya en el ambón dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El diácono (o el sacerdote):
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san N.
Mientras tanto hace la señal de la cruz sobre el
libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
Gloria a ti, Señor.
El diácono (o el sacerdote), si se usa incienso,
inciensa el libro.
Luego proclama el evangelio
Acabado el evangelio el diácono (o el sacerdote)
dice:
Palabra del Señor.
Todos aclaman:
Gloria a ti, Señor Jesús.
Si la aclamación es cantada pueden usarse otras
respuestas de alabanza a Jesucristo, por ejemplo:
Tu palabra, Señor, es la verdad, y tu ley nuestra libertad.
O bien:
Tu palabra, Señor, es lámpara que alumbra nuestros pasos.
O bien:
Tu palabra, Señor, permanece por los siglos.
Después el diácono lleva el libro a quien preside, y
éste lo besa, diciendo en secreto:
Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.
O bien el mismo diácono besa el libro, diciendo en
secreto las mismas palabras.
Luego tiene lugar la homilía; ésta es obligatoria
todos los domingos y fiestas de precepto y se recomienda en los restantes días.
Acabada la homilía, si la Liturgia del día lo
prescribe, se hace la profesión de fe:
PRIMERA LECTURA
LECTIO PRIMA
PRIMA LECTURA
1Sam 1, 20-22. 24-28
Lectura del primer
libro de Samuel.
En aquellos días, Ana concibió, y
a su debido tiempo dio a luz un hijo, al que puso el nombre de Samuel,
diciendo: «Se lo he pedido al Señor». El marido, Elcaná, subió con toda su
familia para ofrecer al Señor el sacrificio anual y cumplir su voto. Pero Ana
no subió, porque dijo a su marido: «No iré hasta que el niño deje de mamar.
Entonces lo llevaré y él se presentará delante del Señor y se quedará allí para
siempre». Cuando el niño dejó de mamar, lo subió con ella, llevando además un
novillo de tres años, una mediada de harina y un odre de vino, y lo condujo a
la Casa del Señor en Silo. El niño era aún muy pequeño. Y después de inmolar el
novillo, se lo llevaron a Elí. Ella dijo: «Perdón, señor mío, ¡por tu vida,
señor!, yo soy aquella mujer que estuvo aquí junto a ti, para orar al Señor.
Era este niño lo que yo suplicaba al Señor, y Él me concedió lo que le pedía.
Ahora yo, a mi vez, se lo cedo a Él: para toda su vida queda cedido al Señor».
Después se postraron delante del Señor.
Verbum Dòmini. Deo gratias.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor
Parola di Dio. Rendiamo grazie a Dio.
SALMO RESPONSORIAL.
PSALMUS RESPONSORIUS
SALMO RESPONSORIALE
Sal 83, 2-3. 5-6. 9-10
R. ¡Señor, felices los que habitan en tu Casa!
¡Qué amable es tu Morada, Señor del Universo! Mi alma se consume de
deseos por los atrios del Señor; mi corazón y mi carne claman ansiosos por el
Dios viviente.
R.
¡Felices los que habitan en tu Casa y te alaban sin cesar!
¡Felices los que encuentran su fuerza en ti, al emprender la peregrinación!
R.
Señor del universo, oye mi plegaria, escucha, Dios de Jacob;
protege, Dios, a nuestro Escudo y mira el rostro de tu Ungido.
R.
SEGUNDA LECTURA
LECTIO SECUNDA
SECONDA LETTURA
1Jn 3, 1-2. 21-24
Lectura de la
primera carta de san Juan.
Queridos
hermanos: ¡Miren cómo nos amó el Padre! Quiso que nos llamáramos hijos de Dios,
y nosotros lo somos realmente. Si el mundo no nos reconoce, es porque no lo ha
reconocido a él. Queridos míos, desde ahora somos hijos de Dios, y lo que
seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste,
seremos semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. Queridos míos, si
nuestro corazón no nos hace ningún reproche, podemos acercarnos a Dios con
plena confianza, y Él nos concederá todo cuanto le pidamos, porque cumplimos
sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Su mandamiento es éste: que
creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos los unos a los otros
como Él nos ordenó. El que cumple sus mandamientos permanece en Dios, y Dios
permanece en él; y sabemos que Él permanece en nosotros, por el Espíritu que
nos ha dado.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor
Verbum Dòmini. Deo
gratias
Parola di Dio Rendiamo
grazie a Dio.
ACLAMACIÓN
Cfr. Hech 16, 14
Aleluya. Señor, toca nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo. Aleluya.
EVANGELIO
Evangelium
VANGELO
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón,
compañado eventualmente por los ministros que llevan el incienso y los cirios;
ya en el ambón dice:
El Señor esté con vosotros.
Il Signore sia con voi
El pueblo responde:
R: / Y con tu espíritu.
E con il tuo spirito.
Dóminus vobíscum
Dóminus vobíscum
Et cum spíritu tuo
El
diácono (o el sacerdote):
Lectura del santo Evangelio según san N.
Léctio sancti Evangélii
secúndum
Y mientras tanto hace la señal de la cruz sobre el
libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
R: / Gloria a ti, Señor. Glória tibi, Dómine.
El diácono (o el sacerdote), si se usa incienso,
inciensa el libro.
Luego proclama el evangelio.
Acabado el evangelio el diácono (o el sacerdote)
dice:
Palabra del Señor.
Todos aclaman:
R: / Gloria a ti, Señor Jesús.
EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN
LÉCTIO SANCTI EVANGÉLII SECÚNDUM
DAL VANGELO SECONDO
Lc 2, 41-52
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Los padres de
Jesús iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el
niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acabada la fiesta, María
y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran
cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después
comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron,
volvieron a Jerusalén en busca de Él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo
en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y
todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas.
Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: «Hijo mío, ¿por
qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Jesús
les respondió: «¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que Yo debo ocuparme de los
asuntos de mi Padre?» Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus
padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su
corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de
Dios y de los hombres.
S: Palabra del Señor .
Te alabamos Señor
Verbum Domini. Laus tibi,
Christe
Parola del Signore.
Lode a te, o Cristo.
Homilía
PROFESSIO FIDEI
PROFESSIONE DI
FEDE
PROFESION DE FE
Acabada la homilía, si la
liturgia del día lo prescribe, se hace la profesión de fe:
Creo en Dios, Padre
todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su
único Hijo, nuestro Señor,
En las palabras que siguen,
hasta María Virgen, todos se inclinan.
que
fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació
de santa María Virgen,
padeció
bajo el poder de Poncio Pilato,
fue
crucificado, muerto y sepultado,
descendió
a los infiernos,
al
tercer día resucitó de entre los muertos,
subió
a los cielos
y
está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde
allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo
en el Espíritu Santo,
la
santa Iglesia católica,
la
comunión de los santos,
el
perdón de los pecados,
la
resurrección de la carne
y
la vida eterna.
Amén.
Credo in unum Deum, Patrem
omnipotentem, factorem caeli et terrae, visibilium omnium et invisibilium. Et in unum
Dominum Iesum Christum, Filium Dei unigenitum, et ex Patre natum ante omnia
saecula. Deum de Deo, lumen de lumine, Deum verum de Deo vero, genitum, non
factum, consubstantialem Patri: per quem omnia facta sunt. Qui propter nos
homines et propter nostram salutem descendit de caelis. Et incarnatus est de
Spiritu Sancto ex Maria Virgine, et homo factus est. Crucifixus etiam pro nobis
sub Pontio Pilato; passus et sepultus est, et resurrexit tertia die, secundum
Scripturas, et ascendit in caelum, sedet ad dexteram Patris. Et iterum venturus
est cum gloria, iudicare vivos et mortuos, cuius regni non erit finis. Et in
Spiritum Sanctum, Dominum et vivificantem: qui ex Patre Filioque procedit. Qui
cum Patre et Filio simul adoratur et conglorificatur: qui locutus est per
prophetas. Et unam, sanctam,
catholicam et apostolicam Ecclesiam. Confiteor unum baptisma in remissionem
peccatorum. Et expecto resurrectionem mortuorum et vitam
venturi saeculi.
Credo
in un solo Dio,
Padre
onnipotente, creatore del cielo e della terra,
di
tutte le cose visibili e invisibili.
Credo
in un solo Signore, Gesù Cristo,
unigenito
Figlio di Dio, nato dal Padre prima di tutti i secoli.
Dio
da Dio, Luce da Luce, Dio vero da Dio vero;
generato,
non creato; della stessa sostanza del Padre;
per
mezzo di lui tutte le cose sono state create.
Per
noi uomini e per la nostra salvezza discese dal cielo;
e
per opera dello Spirito Santo
si
é
incarnato nel seno della Vergine Maria e si é fatto uomo.
Fu
crocifisso per noi sotto Ponzio Pilato, morì e fu sepolto.
Il
terzo giorno é risuscitato, secondo le Scritture;
é salito al cielo, siede alla destra del Padre.
E
di nuovo verrà, nella gloria, per giudicare i vivi e i morti,
e
il suo regno non avrà fine.
Credo
nello Spirito Santo, che é Signore e da la vita,
e
procede dal Padre e dal Figlio
e
con il Padre e il Figlio é adorato e glorificato
e
ha parlato per mezzo dei profeti.
Credo
la Chiesa, una, santa, cattolica e apostolica.
Professo
un solo battesimo per il perdono dei peccati.
Aspetto
la risurrezione dei morti e la vita del mondo che verrà.
Amen.
ORATIO
FIDELIUM
ORACIONES
DE LOS FIELES
PREGHIERA DEI FEDELI
Después se hace la plegaria
universal u oración de los fieles, que se desarrolla de la siguiente forma:
lnvitatorio
El sacerdote invita a los
fieles a orar, por medio de una breve monición.
Intenciones
Las intenciones son
propuestas por un diácono o, en su defecto, por un lector o por otra persona
idónea.
El pueblo manifiesta su
participación con una invocación u orando en silencio.
La sucesión de intenciones
ordinariamente debe ser la siguiente:
a) por las necesidades de la Iglesia;
b) por los gobernantes y por
la salvación del mundo entero;
e) por aquellos que se
encuentran en necesidades particulares;
d) por la comunidad local.
Conclusión
El sacerdote termina la
plegaria común con una oración conclusiva
Deinde
fit oratio universalis, seu oratio fidelium.
LITURGIA
EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCHARISTICA
LITURGIA
EUCARISTICA
Acabada la Liturgia
de la Palabra, los ministros colocan en el altar el corporal, el purificador,
el cáliz y el misal; mientras tanto puede ejecutarse un canto adecuado.
Conviene que los
fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el
vino para la celebración de la eucaristía, bien aportando otros dones para las
necesidades de la Iglesia o de los pobres.
El
sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y, manteniéndola un
poco elevada sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este
pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu
generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
Benedíctus es, Dómine, Deus
univérsi, quia de tua largitáte accépimus panem, quem tibi offérimus, fructum terræ et óperis mánuum hóminum: ex quo nobis fi et
panis vitæ.
Benedetto sei tu, Signore, Dio
dell’universo: dalla tua bontà abbiamo ricevuto questo pane, frutto della terra
e del lavoro dell’uomo; lo presentiamo a te, perché diventi per noi cibo di
vita eterna.
Después deja la
patena con el pan sobre el corporal.
Si no se canta
durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote puede decir en voz alta estas
palabras; al final el pueblo puede aclamar:
Bendito seas
por siempre, Señor
Benedíctus
Deus in sæ´cula.
Benedetto nei secoli il Signore.
El
diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en
secreto:
El agua
unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha
querido compartir nuestra condición humana.
Después
el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar,
dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este
vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
Benedíctus es, Dómine, Deus
univérsi, quia de tua largitáte accépimus vinum, quod tibi offérimus, fructum vitis et ópe ris
mánuum hóminum, ex quo nobis fi et potus spiritális.
Benedetto sei tu, Signore, Dio
dell’universo: dalla tua bontà abbiamo ricevuto questo vino frutto della vite e
del lavoro dell’uomo; lo presentiamo a te,perché diventi per noi bevandadi salvezz
Después deja el
cáliz sobre el corporal.
Si no se
canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote puede decir en voz
alta estas palabras; al final el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre,
Señor.
A continuación, el
sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón
contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que
sea agradable en tu presencia, Señor,
Dios nuestro.
Y, si se juzga
oportuno, inciensa las ofrendas y el altar. A continuación el diácono o un
ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego el sacerdote,
de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.Lava me, Domine, ab
iniquitate mea, et a peccato meo munda me.
Después, de pie en el centro del altar y de cara
al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice una de las siguientes
fórmulas:
Orad, hermanos ,para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Orate, fratres, ut meum ac vestrum sacrificium acceptabile fiat apud
Deum Patrem omnipotentem!
Pregate, fratelli, perché il mio e vostro sacrifi cio sia gradito a Dio,
Padre onnipotent
O bien:
En el momento de ofrecer el sacrificio de
toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso
O bien:
Orad, hermanos, para que, llevando al altar los
gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable
a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo responde:
El
Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre,
para nuestro bien y el de toda su santa Iglesia.
Suscípiat Dóminus
sacrifícium de mánibus tuis ad laudem et glóriam nóminis sui, ad utilitátem
quoque nostram
totiúsque Ecclésiæ suæ sanctæ.
Il Signore
riceva dalle tue mani questo sacrifi cio a lode e gloria del suo nome, per il
bene nostro e di tutta la sua santa Chiesa.
Luego
el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.
ORACION SOBRE LAS
OFRENDAS
Oratio SUPER
OBLATA (nos ponemos de pie)
l’ORAZIONE SULLE OFFERTE.
Te
ofrecemos, Padre, el sacrificio de la reconciliación y, por la intercesión de
la Virgen María y de san José, te pedimos que edifiques nuestras familias sobre
el fundamento de tu gracia y de tu paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Hóstiam tibi
placatiónis offérimus, Dómine, supplíciter deprecántes, ut, Deíparæ Vírginis
beatíque Ioseph interveniénte suffrágio, famílias nostras in tua grátia
fírmiter et pace constítuas. Per Christum.
Accogli, o Signore, questo
sacrificio di salvezza, e per intercessione della Vergine Madre e di san
Giuseppe, fa' che le nostre
famiglie vivano nella tua amicizia e nella tua pace. Per Cristo nostro Signore
Súper Oblata
La oración sobre las
ofrendas termina siempre con la conclusión breve.
Si la oración se
dirige al Padre:
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Si la oración se
dirige al Padre, pero al final de la misma se menciona al Hijo:
Él, que vive y reinapor los
siglos de los siglos.
Si la oración se
dirige al Hijo:
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.
Prex Eucharistica
PLEGARIA EUCARISTICA
PREGHIERA
EUCARISTICA
En las plegarias eucarísticas se pueden nombrar
junto al Obispo diocesano a los Obispos coadjutores o auxiliares y al Obispo
que eventualmente preside una concelebración. Si el celebrante es Obispo,
siempre se nombra a si mismo; el Obispo diocesano se nombra después del Papa;
los otros Obispos se nombran a sí mismos después del Obispo diocesano.
En la plegaria eucarística primera o Canon romano
pueden omitirse aquellas partes que están incluidas dentro de corchetes.
PREFACIO
Præfatio
Prefazio
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con
el prefacio. Con las manos extendidas dice:
El Señor esté con vosotros.
Dóminus vobíscum.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Et cum spíritu tuo.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue:
Levantemos el corazón.
Sursum corda.
El pueblo responde:
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Habémus ad Dóminum.
El sacerdote, con las manos extendidas, añade:
Demos gracias al Señor,
nuestro Dios.
Grátias agámus Dómino
Deo nostro.
El pueblo responde:
Es justo y necesario.
Dignum et iustum est.
El sacerdote prosigue el prefacio con las manos
extendidas.
Al final del prefacio junta las manos y, en unión
del pueblo,
Dominus
vobiscum.
Et cum
spiritu tuo.
Sursum
corda.
Habemus ad
Dominum.
Gratias
agamus Domino Deo nostro.
Dignum et
iustum est.
Concluye el prefacio, cantando o diciendo en voz
alta:
Sanctus,
sanctus, sanctus Dominus Deus Sabaoth. Pleni sunt caeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis.
Benedictus qui venit in nomine
Domini. Hosanna in
excelsis.
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna
en el cielo.
Santo,
Santo, Santo il Signore
Dio
dell’universo. I cieli e
la
terra sono pieni della tua
gloria.
Osanna nell’alto dei
cieli.
Benedetto colui che viene
nel
nome del Signore. Osanna
nell’alto
dei cieli
Ahora se elige alguna de las Plegarias
Eucarísticas
PLEGARIA
EUCARÍSTICA III
31. El
sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Santo
eres en verdad, Padre,
y con
razón te alaban todas tus criaturas,
ya que
por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la
fuerza del Espíritu Santo,
das
vida y santificas todo,
y
congregas a tu pueblo sin cesar,
para
que ofrezca en tu honor
un
sacrificio sin mancha
desde
donde sale el sol hasta el ocaso.
32. Junta
las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
Por
eso, Padre, te suplicamos
que
santifiques por el mismo Espíritu
estos
dones que hemos separado para ti,
Junta
las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente,
diciendo:
de
manera que sean
Cuerpo
y X Sangre de Jesucristo,
Hijo
tuyo y Señor nuestro,
Junta
las manos.
que nos mandó celebrar estos misterios.
33. En las
fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse con claridad, como lo requiere la naturaleza de éstas.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado,
Toma el
pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias
te bendijo, lo partió
y lo dio a sus discípulos,
diciendo:
Se
inclina un poco.
Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Muestra
el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora
haciendo genuflexión
34. Después
prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el
cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
Tomó
el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Se
inclina un poco.
Tomad
y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza
nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el
perdón de los pecados.
Haced
esto en conmemoración mía.
Muestra
el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo
genuflexión.
35. Luego
dice una de las siguientes fórmulas:
1 Éste es el Sacramento de nuestra fe.
O bien:
Éste es el Misterio de la fe.
Y el
pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos
tu muerte, proclamamos tu resurrección.
¡Ven,
Señor Jesús!
2 Aclamad el
Misterio de la redención:
Y el
pueblo prosigue, aclamando:
Cada
vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte,
Señor, hasta que vuelvas.
3 Cristo se entregó por
nosotros.
Y el
pueblo prosigue, aclamando:
Por
tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.
36. Después
el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Así,
pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de
su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida
gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige
tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ellaa la victima por
cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el
Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo
un solo cuerpo y un solo espíritu.
Que
él nos transforme en ofrenda permanente,
para
que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos:
con
María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires,
[San
N.: santo del día o patrono]
y
todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
Te
pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación
al mundo entero.
Confirma
en la fe y en la caridad
a
tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a
tu servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N.,
Puede
hacerse también mención de los Obispos coadjutores o auxiliares y, en las
concelebraciones, del Obispo que preside la celebración.
El
Obispo, cuando celebra en su diócesis, dice:
A mí, indigno siervo tuyo,
Cuando
celebra un Obispo que no es el Ordinario, dice:
a
mi hermano N., Obispo de esta Iglesia de N.,
a
mí, indigno siervo tuyo, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a
todo el pueblo redimido por ti.
Atiende
los deseos y súplicas de esta familia que
has congregado en tu presencia.
Reúne
en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.
† A
nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu
reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta
las manos.
por
Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes. †
37. Toma la
patena, con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Por
Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente,
en
la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los
siglos.
El
pueblo aclama:
Amén.
RITO DE COMUNION
RITUS
COMMUNIONIS
RITI DI COMUNIONE
Una vez
que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles
a la recomendación del Salvador
y
siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:
Præcéptis salutáribus móniti, et
divína institutióne formáti, audémus
dícere:
Obbedienti alla parola del Salvatore
e formati al suo divino
insegnamento, osiamo dire:
O bien:
Llenos
de alegría por ser hijos de Dios,
digamos
confiadamente
la
oración que Cristo nos enseñó:
O bien:
El
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
con
el Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:
O bien:
Antes
de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo
de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:
Extiende
las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado
sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como
en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos
a
los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Pater
noster, qui es in caelis: sanctificétur nomen tuum;
advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in
caelo, et in terra.
Panem
nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos
dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in tentatiónem;
sed
líbera nos a malo.
Padre
nostro, che sei nei cieli, sia santificato il tuo nome,
venga
il tuo regno, sia fatta la tua volontà, come in cielo così in terra.
Dacci
oggi il nostro pane quotidiano, e rimetti a noi i nostri debiti come noi li
rimettiamo ai nostri debitori,
e
non ci indurre in tentazione, ma liberaci dal male.
El
sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:
Líbranos
de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que,
ayudados por tu misericordia,
vivamos
siempre libre de pecad o y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos
la gloriosa venida
de
nuestro Salvador Jesucristo.
Líbera
nos, quæ´sumus, Dómine, ab ómnibus malis, da propítius pacem in diébus nostris,
ut, ope misericórdiæ tuæ adiúti, et a
peccáto simus semper líberi et ab
omni
perturbatióne secúri: exspectántes beátam spem et advéntum
Salvatóris
nostri Iesu Christi Liberaci,
o Signore, da tutti i mali, concedi la
pace ai nostri giorni; e con l'aiuto della tua misericordia, vivremo sempre
liberi dal peccato e sicuri da ogni turbamento,nell'attesa che si compia la
beata speranza, e venga il nostro Salvatore Gesù
Cristo.
Tuo é il regno, tua la potenza e la gloria nei
secoli
Junta
las manos.
El pueblo
concluye la oración, aclamando:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por
siempre, Señor.
Quia tuum est regnum, et potéstas, et glória in sæ´cula.
Después
el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que
dijiste a tus apóstoles:
"La paz os dejo, mi
paz os doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu
Iglesia y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la unidad.
Dómine Iesu Christe, qui dixísti
Apóstolis tuis: Pacem relínquo vobis, pacem meam do
vobis: ne respícias peccáta
nostra, sed fi dem Ecclésiæ tuæ; eámque secúndum voluntátem
tuam pacifi cáre et coadunáre
dignéris. Qui vivis et regnas in sæ´cula sæculórum.
Signore Gesù Cristo, che hai
detto ai tuoi apostoli: “Vi lascio la pace, vi do la mia pace”,
non guardare ai nostri peccati,
ma alla fede della tua Chiesa, e donale unità e pace secondo la tua volontà.
Junta
las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Qui vivis et regnas in
sæ´cula sæculórum
Tu che vivi e regni
nei secoli dei secoli.
El
pueblo responde:
Amén.
El
sacerdote, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté
siempre con vosotros.
Pax Dómini sit semper vobíscum.
La pace del Signore sia sempre
con voi.
El
pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Et cum spíritu tuo.
E con il tuo spirito.
Luego,
si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
Daos
fraternalmente la paz.
O bien:
Como
hijos de Dios, intercambiad ahora un signo de comunión fraterna.
O bien:
En
Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz,
daos
la paz como signo de reconciliación.
O bien:
En
el Espíritu de Cristo resucitado, daos fraternalmente la paz.
Y todos,
según la costumbre del lugar, se dan la paz. El sacerdote da la paz al diácono
o al ministro.
Después
toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del
mismo en el cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor
Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros salimento de vida eterna.
Mientras
tanto se canta o se dice:
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten
piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten
piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos
la paz.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere
nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere
nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: dona nobis
pacem
Agnello di Dio, che
togli i peccati del mondo, abbi pietà di noi.
Agnello di Dio, che
togli i peccati del mondo, abbi pietà di noi.
Agnello di Dio, che
togli i peccati del mondo, dona a noi la pace.
Si la
fracción del pan se prolonga, el canto precedente puede repetirse varias veces.
La última vez se dice: danos la paz.
A
continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto:
Señor
Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el
Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción
de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme
cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.
O bien:
Señor
Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre
no
sea para mí un motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me
aproveche para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable.
El
sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco
elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del
mundo.
Dichosos los invitados a la
cena del Señor.
Ecce Agnus Dei, ecce qui tollit
peccáta mundi. Beáti qui ad cenam
Agni vocáti sunt.
Beati gli invitati alla Cena del
Signore. Ecco l’Agnello di Dio,
che toglie i peccati del mondo.
Y,
juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
Dómine, non sum dignus ut
intres sub tectum meum: sed
tantum dic verbo, et sanábitur
ánima mea.
O Signore, non sono degno
di partecipare alla tua mensa:
ma di’ soltanto una parola e io
sarò salvato
El
sacerdote dice en secreto:
El Cuerpo de Cristo me guarde para la
vida eterna.
Y
comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
Después
toma el cáliz y dice en secreto:
La Sangre de Cristo me guarde para la vida
eterna.
Y bebe
reverentemente la Sangre
de Cristo.
Después
toma la patena o la píxide, se acerca a los que quieren comulgar y les
presenta el pan consagrado, que sostiene un poco elevado, diciendo a cada uno
de ellos:
El
Cuerpo de Cristo.
El que
va a comulgar responde:
Amén.
Y
comulga.
El
diácono y los ministros que distribuyen la Eucaristía observan los
mismos ritos.
Si se
comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en su lugar. (Instr.
Gen. n. 240-252).
Cuando
el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
Acabada
la comunión, el diácono, el acólito, o el mismo sacerdote, purifica la patena
sobre el cáliz y también el mismo cáliz, a no ser que se prefiera purificarlo
en la credencia después de la misa.
Si el
sacerdote hace la purificación, dice en secreto:
Haz, Señor,
que recibamos con un corazón limpio
el alimento que acabamos de tomar,
y que el don que nos haces en esta vida
nos aproveche para la eterna.
Después
el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos
momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
Luego,
de pie en la sede o en el altar, el sacerdote dice:
Oremos.
Y todos,
junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que
este silencio ya se haya hecho antes.
Después
el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunióñ.
POSTCOMMUNIO
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
ORAZIONE DOPO LA COMUNIONE
ORATIO POST COMMUNIONEM
Oremus
Padre bueno, alimentados con estos divinos
sacramentos, concédenos imitar constantemente los ejemplos de la Sagrada
Familia, para que, después de las pruebas de esta vida, podamos gozar siempre
de su compañía en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Quos cæléstibus réficis sacraméntis, fac,
clementíssime Pater, sanctæ Famíliæ exémpla iúgiter imitári, ut, post ærúmnas
sæculi, eius consórtium consequámur ætérnum. Per Christum.
Padre
misericordioso, che ci hai nutriti alla tua mensa, donaci di seguire gli esempi
della santa Famiglia, perché dopo le prove di questa vita siamo associati alla
sua gloria in cielo. Per Cristo nostro Signore.
La
oración después de la comunión termina con la conclusión breve.
Si la
oración se dirige al Padre:
Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Si la
oración se dirige al Padre, pero al final de la misma se menciona al Hijo:
Él,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Si la
oración se dirige al Hijo:
Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
El
pueblo aclama:
Amén.
RITUS CONCLUSIONIS
RITO DE
CONCLUSION
En este momento se
hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al
pueblo.
Oratio Super
Populum
BENDICIONES SOLEMNES
Inclinaos para recibir
la bendición.
Luego, el sacerdote,
extendidas las manos sobre el pueblo, dice la bendición.
Todos responden: Amen
Después tiene lugar
la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros.
Dóminus vobíscum.
Il Signore sia con voi.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Et cum spíritu tuo.
E con il tuo spirito.
El sacerdote bendice
al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios
todopoderoso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
Benedícat vos omnípotens
Deus,Pater, et Fílius, ✠ et Spíritus Sanc tus.
Vi benedica Dio onnipotente,
Padre e Figlio ✠ e Spirito Santo.
El pueblo responde:
Amén.