Domingo 3 de abril 2016
La Divina Misericordia
Color litúrgico Blanco
II Domingo de Pascua
Presidió el padre José Manuel López
Santuario Cenáculo de Bellavista
“Así pues,
es importante que acojamos íntegramente el mensaje que nos transmite la palabra
de Dios en este segundo domingo de Pascua, que a partir de ahora en toda la
Iglesia se designará con el nombre de "Domingo de la Divina
Misericordia".
(El 30 de abril del año 2000, coincidiendo con la canonización de Santa
Faustina, “Apóstol de la Divina Misericordia”, su Santidad Juan Pablo II
instituyó oficialmente la Fiesta de la Divina Misericordia a celebrarse todos
los años en esa misma fecha: domingo siguiente a la Pascua de Resurrección).
HOMILÍA
Del santo Evangelio según san Juan: 20, 19-31
Al
anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa
donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en
medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les
mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se
llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes.
Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo". Después de decir
esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban el Espíritu Santo. A los que
les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los
perdonen, les quedarán sin perdonar".
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto". Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino Jesús, y los otros discípulos le decían: "Hemos visto al Señor". Pero él les contestó: "Si no veo en sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré".
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!" Jesús añadió: "Tú crees porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto". Otros muchos signos hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están escritos en este libro. Se escribieron éstos para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre.
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