Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de
Cristo
18 de junio 2017
Santuario Cenáculo de Bellavista
Presidió padre Raul Feres y concelebro el padre Jaime Salazar
Color litúrgico blanco
EVANGELIO
Aclamación al Evangelio Jn 6, 51
Aleluya.
“Yo soy el
pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 51-58
Jesús dijo a los judíos:
“Yo soy el
pan vivo bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá eternamente, y el pan
que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo”.
Los judíos
discutían entre sí, diciendo: “¿Cómo
este hombre puede darnos a comer su carne?”
Jesús les
respondió:
“Les aseguro
que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán
Vida en ustedes.
El que come
mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y Yo lo resucitaré en el último
día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida.
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y Yo en él. Así como Yo,
que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma
manera, el que me come vivirá por mí. Éste es el pan bajado del cielo; no como
el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá
eternamente”.
HOMILÍA
Antífona de entrada
El Señor los alimentó con lo mejor del trigo, y
los sació con
miel silvestre. (Cf. Sal. 80,17)
Cibávit
eos ex ádipe fruménti, et de petra melle saturávit eos.
SALMO RESPONSORIAL
SECUENCIA DE CORPUS CHRISTI
SECUENCIA
Éste es el
pan de los ángeles.
Glorifica,
Sión, a tu Salvador, aclama con himnos y cantos a tu Jefe y tu Pastor.
Glorifícalo
cuanto puedas, porque Él está sobre todo elogio y nunca lo glorificarás
bastante.
El motivo
de alabanza que hoy se nos propone es el pan que da la vida.
El mismo
pan que en la Cena Cristo entregó a los Doce, congregados como hermanos.
Alabemos
ese pan con entusiasmo, alabémoslo con alegría, que resuene nuestro júbilo
ferviente.
Porque hoy
celebramos el día en que se renueva la institución de este sagrado banquete.
El nuevo
rito sustituye al viejo, las sombras se disipan ante la verdad, la luz ahuyenta
las tinieblas.
Lo que
Cristo hizo en la Cena, mandó que se repitiera en memoria de su amor.
Instruidos
con su enseñanza, consagramos el pan y el vino para el sacrificio de la
salvación.
Es verdad
de fe para los cristianos que el pan se convierte en la carne, y el vino, en la
sangre de Cristo.
Lo que no
comprendes y no ves es atestiguado por la fe, por encima del orden natural.
Bajo la
forma del pan y del vino, que son signos solamente, se ocultan preciosas
realidades.
Su carne es
comida, y su sangre, bebida, pero bajo cada uno de estos signos, está Cristo
todo entero.
Lo recibe
uno, lo reciben mil, tanto éstos como aquél, sin que nadie pueda consumirlo.
Es vida
para unos y muerte para otros. Buenos y malos, todos lo reciben, pero con
diverso resultado.
Es muerte
para los pecadores y vida para los justos; mira cómo un mismo alimento tiene
efectos tan contrarios.
Cuando se
parte la hostia, no vaciles: recuerda que en cada fragmento está Cristo todo
entero.
La realidad
permanece intacta, sólo se parten los signos, y Cristo no queda disminuido, ni
en su ser ni en su medida.
Éste es el
pan de los ángeles, convertido en alimento de los hombres peregrinos: es el
verdadero pan de los hijos, que no debe tirarse a los perros.
Varios
signos lo anunciaron: el sacrificio de Isaac, la inmolación del Cordero pascual
y el maná que comieron nuestros padres.
Jesús, buen
Pastor, pan verdadero, ten piedad de nosotros: apacientan y cuídanos;
permítenos contemplar los bienes eternos en la tierra de los vivientes.
Tú, que lo
sabes y lo puedes todo, Tú, que nos alimentas en este mundo, conviértenos en
tus comensales del cielo, en tus coherederos y amigos, junto con todos los
santos.
ADORACIÓN EUCARÍSTICA
ANGELUS Y CONSAGRACION A LA MATER
Fotos y videos Antonio Barbagelata Figari
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