18 DE OCTUBRE 1914-2021
107 AÑOS DE LA FUNDACIÓN DEL MOVIMIENTO DE SCHOENSTATT
FUNDADO POR EL PADRE JOSÉ KENTENICH
ALEMANIA
El tiempo que media entre Julio y Octubre fue decisivo para la historia de Schoenstatt. Es en ese lapso cuando nace, en el silencio del corazón del Padre, el “pensamiento audaz” que dio origen al Movimiento. Lo extraordinario sucedió en las circunstancias ordinarias de la vida diaria. Cayó en manos del Padre el diario “Die Allgemeine Rundschau” donde se encontraba un artículo sobre Bartolo Longo, abogado italiano, quien había “creado” un Santuario mariano en la ciudad de Pompeya. El P. Kentenich vio en este hecho una señal de la Providencia y meditó largamente sobre él: ¿No podría suceder algo semejante también en Schoenstatt? El quería depositar toda la responsabilidad de la educación de los jóvenes en manos de María. Los signos del tiempo, la guerra, exigían de ellos el máximo: la santidad. ¿No estaría en los planes de Dios que María, tal como había sucedido en Pompeya, fuese atraída a la pequeña capilla, para establecer allí su trono de gracia, y mostrarse como educadora obrando milagros de transformación? A estas reflexiones se agregaron dos más que confirmaban la dirección en que iba el plan de la Divina Providencia. Una primera señal positiva eran las abundantes bendiciones que Dios había derramado sobre la pequeña comunidad a su cargo: “Quien conoce el pasado de nuestra Congregación no tendrá dificultades en creer que la Div. Prov. tiene designios especiales para con ella”, dirá en la plática. Por otra parte, pensar que eso era posible concordaba con una ley general en el Reino de Dios: “¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño e insignificante el origen de lo grande, de lo más grande!”. El Padre meditó y rezó hasta llegar al convencimiento que ese era el deseo de Dios. Así, cuando los congregantes regresaron de sus vacaciones, el 18 de octubre, en la primera plática que les dirige, les propuso su “secreta idea predilecta”, su “audaz pensamiento”. La historia futura se ha encargado de demostrar ampliamente que el Padre no se equivocó en la interpretación del plan de Dios y que había obrado bajo la dirección especial del Espíritu Santo. La plática del 18 de octubre es testimonio de un acontecimiento vital, de una nueva irrupción de gracias: una Alianza de María con el Padre y los jóvenes. Es el germen del cual brota toda la vitalidad y la estructura de la Familia. La pequeña capilla pasa a convertirse en el Tabor de María y en el centro de un amplio movimiento de renovación para la Iglesia y el mundo actual.
Imágenes Antonio Barbagelata Figari
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