MES DE LA SOLIDARIDAD
18 de agosto pascua de San Alberto Hurtado Cruchaga
Nace 22
enero 1901 Viña del Mar
Muere 18 de
agosto 1952 Santiago de Chile
Sacerdote Jesuita
Canonizado por
el papa Benedicto XVI en Roma el 23 de octubre del año 2005
Segundo
santo Chileno( antes, Teresita de los Andes)
CON GRAN PRISA
El Ángel
anuncia a María la noticia de Isabel, y María se levanta a ayudar al prójimo.
Tan pronto es concebido el Verbo de Dios, María se levanta, hace preparativos
de viaje y se pone en camino con gran prisa para ayudar al prójimo.
María ha
comprendido su actitud de cristiana. Ella es la primera que fue incorporada a
Cristo y comprende inmediatamente la lección de la Encarnación: no es digno de
la Madre de Dios aferrarse a las prerrogativas de su maternidad para gozar la
dulzura de la contemplación, sino que hay que comunicar a Cristo. Su papel es
el de comunicar a Jesús a los otros. Sacrifica no los bienes espirituales, pero
sí los goces sensibles. Lo que ocurre tantas veces en nuestra vida: celebrar la
Misa en un galpón, con perros, gallos, cabras... Muy bien, si se trata de
comunicar a Cristo, condenación al egoísmo espiritual que rehúsa sacrificar los
consuelos cuando el bien de los otros lo pide.
Caridad real:
Se levanta y va, y hace de sirvienta tres meses. Caridad real, activa, que no
consiste en puro sentimentalismo... dispuesta a prestar servicios reales y que
para ello se molesta y se sacrifica.
Servicios
difíciles. La Virgen de 15 años, llevando el fruto bendito, parte para esa
montaña escarpada, en la cual sitúa Nuestro Señor la escena del Samaritano con
el herido, medio muerto por bandidos. ¡¿Excusas?! ¡¡Cuatro días de viaje!! A
través de caminos poco seguros. Las dificultades no detienen su caridad.
Además, no le han pedido nada. Bastaría aguardar. Nadie se extrañaría. Así
razona nuestro egoísmo cuando se trata de hacer servicios.
Parte
prontamente: No espera que le avisen. Tan pronto recibe la visita del Ángel,
sin esperar que le avisen. ¡Ella, la Madre de Dios, da el primer paso! ¡Qué
sincera es María en sus resoluciones! Ha dicho: "He aquí la Esclava del
Señor", y lo realiza; recibe el aviso del Ángel, y parte. Este adelantarse
en los favores, los duplica. Humilla tanto el pedir; evitémoslo, y sobre todo
el prestar los favores de manera brusca, que hace más daño que bien.
Como la
Santísima Virgen, que parece no darse cuenta que se sacrifica. Sin ostentación,
sin recalcar el servicio prestado, sin que a los cinco minutos ya lo sepa toda
la comunidad, y quizás toda la ciudad. ¡Más bien, como si yo fuese el
beneficiado! ¡Esa es la caridad, esa es la que gana los corazones! Un servicio
prestado de mal humor, es echado a perder: "¡Dios ama al que da con
alegría!" (2Co 9,7). ¡El que da con prontitud, da dos veces! Es el gran
secreto del fervor: la prisa y el entusiasmo por hacer el bien.
No
refugiarnos detrás de nuestra dignidad, esperando que los otros den el primer
paso. La verdadera caridad no piensa sino en la posibilidad de hacer el
servicio, como la verdadera humildad no considera aquello por lo que somos
superiores, sino por lo que somos inferiores. "Estimando en más cada uno a
los otros" (Rom 12,10). Los religiosos imperfectos tienen caridad
mezquina. Dan lo menos posible, piensan, discuten, regatean, miran el reloj...
El gesto cristiano es amplio, bello, heroico, total. Se da sin medida y sin
esperanza de retorno.
(San Alberto Hurtado.Sobre la
visitación de María a Santa Isabel. Un
fuego que enciende otros fuegos, pp. 141-142).
Fuente:Fotos Antonio Barbagelata
foto mes de la Iglesia, Iglesia de Chile
Texto sitio Universidad Católica de Chile
No hay comentarios:
Publicar un comentario