SANTUARIO SAN ALBERTO HURTADO
18 DE AGOSTO LA PASCUA DE SAN ALBERTO HURTADO CRUCHAGA
22 DE ENERO 1901
18 DE AGOSTO 1952
DIA DE LA SOLIDARIDAD
La muerte para el cristiano no es el gran susto, sino
la gran esperanza.
San Alberto Hurtado
Jaculatorias
del fondo del alma, contento, Señor, contento. Y para estarlo, decirle a Dios
siempre: “Sí, Padre”.
San Alberto Hurtado
La Santa
Misa es por esto el sacramento del optimismo. Efectivamente, hay en la
institución de la Sagrada Eucaristía, cuatro palabras, por demás decidoras, que
resumen toda la teología de la Eucaristía, que es también la teología del
optimismo. En la última noche que el Señor pasó con sus discípulos, como los
hubiese amado, quiso amarlos hasta el fin (cf. Jn 13,1); se sentó a la mesa, en
sus santas y venerables manos tomó el pan, lo bendijo, lo partió, y lo dio.
Lo tomó. En
la noche de la institución, sobre la mesa del convite, había una canasta de
pan... con multitud de panes, tan pobres como los del pequeño Ignacio, y Cristo
tomó uno, el que quiso... no por mérito suyo, sino por su inmensa dignación...
De entre los 2.000.000.000 de hombres me escogió a mí, me llamó a mí, a ser su
hijo, me invita a hacer algo, algo grande. ¿Lo podré?
Lo bendijo.
Lo cargó con su bendición y lo transubstanció. Sobre el altar, un copón de
hostias: harina y agua... arrugadas, amarillas, hilachentas... Cargadas de la
bendición de Cristo. Al asistir cada día al Ofertorio, veré al sacerdote que
ofrece algo tan pobre. ¿No tiene vergüenza? Pero en la consagración, ¡esa
pobreza, se transforma en divinidad!
Lo partió. Y
ese pan preparado, lo rompe... Vea romper esa hostia... Los sacrificios... no
para destruir, sino para dar. El grano de trigo... si no muere (cf. Jn 12,24).
Lo dio. El
fin de mi vida: darme. Darme entero a los demás, con optimismo, porque cargado
de la bendición divina. Si yo pudiera asistir cada día a Misa, comulgar cada
día... ¡Cuánto sentido de optimismo tendría mi vida!
Y luego
durante el día, orar... Orar sabiendo que Él vive en mí. Que no [somos] dos
sino uno. [Es una enseñanza] de fe: la habitación de Dios en el alma.
¡Nosotros! No yo solo. Él en mí. ¿Valgo algo? ¡Ya lo creo! ¡A Ti solo me he entregado!
San Alberto Hurtado Cruchaga
María,
desde que concibió a Jesús, no vive Ella sino Jesús. La santa voluntad de Dios,
es el cojín donde reposa su corazón.
San Alberto Hurtado Cruchaga
Bajo los
harapos de pobre y bajo esa capa de suciedad que los desfigura por completo, se
esconden cuerpos que pueden llegar a ser robustos y se esconden almas tan
hermosas como el diamante.
San Alberto Hurtado Cruchaga
Fotos y video Antonio Barbagelata Figari
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