María, desde que concibió a Jesús, no vive Ella
sino Jesús.
Al dar mi
último saludo de Navidad, quisiera darles las gracias a todos los amigos
conocidos y desconocidos que, de muy lejos a veces, han ayudado a esta obra de
simple caridad de Evangelio, que es el Hogar de Cristo.
Al partir,
volviendo a mi Padre Dios, me permito confiarles un último anhelo: el que se
trabaje por crear un clima de verdadero amor y respeto al pobre, porque el
pobre es Cristo. "Lo que hiciereis al más pequeñito, a mí me lo
hacéis" (Mt 25,40).
(14 de
agosto de 1952, Clínica de la Universidad Católica
Mi Salvador no habla.
Mi Salvador
no habla. Puedo hablarle, no me contestará. Quiere que yo sea su voz. Quiere mi
cooperación de apóstol. Por mí quiere hablar en Chile hoy... Él vino a dar el
primer paso, pero no quiso hacerlo todo por amor a mí: Quiere no sólo que yo lo
imite, sino que obre en Él y prolongue su acción, trabajando con su impulso y a
sus órdenes. Quiere tener acciones en su Cuerpo Místico que no tuvo en su
cuerpo mortal: Quiere ser soldado, aviador, madre, universitario, envejecer,
enfermar de cáncer, ser andinista, enseñar un hijo... ¿Cómo? En nosotros y por
nosotros, que vivimos su vida obrando bajo su impulso: Haciendo nuestra obra
como suya, como Él la habría hecho en nuestro lugar...
(un disparo
en la eternidad)
María, desde que concibió a Jesús, no vive Ella sino Jesús.
María,
desde que concibió a Jesús, no vive Ella sino Jesús. La santa voluntad de Dios,
es el cojín donde reposa su corazón.
San José:
imagen de la autoridad humilde y amorosa, del trabajo alegre y diligente... de
la resignación perfecta en la voluntad de Dios. Vive entre misterios que
desharían la pobre naturaleza humana, pero por la fe, esperanza y caridad
reposa en estos mismos misterios.
El Niñito
es el Verbo hecho carne (cf. Jn 1,14). La Virgen es la más asociada a Él,
también en su pobreza e injurias, hasta el fin. Lo pone echadito en el pesebre.
Se queda en altísima contemplación. Es mi hora de adoración junto a la Virgen
María.
¿Coloquio?
¿Comprendes mi lenguaje? ¿Ves que es un llamamiento que te hago? ¿Delante de mi
pesebre no huyen de tu corazón pensamientos de vanidad y comodidades? Señor, yo
soy aquel ciego que ve los hombres como si fuesen árboles... así yo: hazme ver
más claro.
(Un d i s p a r o a l
a e t e r n i d a d)
Fotos Antonio Barbagelata Figari
Textos Universidad Católica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario