Domingo decimosexto del tiempo
ordinario
23 de julio 2017
Celebró padre Ricardo Bravo y concelebrada por el padre Bernardo Parra
color litúrgico verde
Santuario Cenáculo de Bellavista
HOMILÍA
Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según
san Mateo 13, 24-43
Jesús
propuso a la gente esta parábola:
“El Reino de
los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero
mientras todos dormían vino su enemigo, sembró cizaña en medio del trigo y se
fue. Cuando creció el trigo y aparecieron las espigas, también apareció la
cizaña. Los peones fueron a ver entonces al propietario y le dijeron: “Señor,
¿no habías sembrado buena semilla en tu campo? ¿Cómo es que ahora hay cizaña en
él?”
Él les respondió:
“Esto lo ha hecho algún enemigo”.
Los peones
replicaron: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?”
“No, les
dijo el dueño, porque al arrancar la cizaña, corren el peligro de arrancar
también el trigo. Dejen que crezcan juntos hasta la cosecha, y entonces diré a
los cosechadores: Arranquen primero la cizaña y átenla en manojos para
quemarla, y luego recojan el trigo en mi granero””
También les
propuso otra parábola:
“El Reino de
los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo. En
realidad, ésta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más
grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los
pájaros del cielo van cobijarse en sus ramas”.
Después les
dijo esta otra parábola:
“El Reino de
los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran
cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa”.
Todo esto
lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin
ellas, para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta:
“Hablaré en
parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo”.
Entonces,
dejando a la multitud, Jesús regresó a la casa; sus discípulos se acercaron y
le dijeron: “Explícanos la
parábola de la cizaña en el campo”.
Él les
respondió: “El que siembra
la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla
son los que pertenecen al Reino; la cizaña son los que pertenecen al Maligno, y
el enemigo que la siembra es el demonio; la cosecha es el fin del mundo y los
cosechadores son los ángeles.
Así como se
arranca la cizaña y se la quema en el fuego, de la misma manera sucederá al fin
del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y éstos quitarán de su
Reino todos los escándalos y a los que hicieron el mal, y los arrojarán en el
horno ardiente: allí habrá llanto y rechinar de dientes. Entonces los justos
resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre.
¡El que
tenga oídos, que oiga!”
Antífona de entrada Sal 53, 6.8
Dios es mi
ayuda, el Señor es mi verdadero
sostén. Te ofreceré un sacrificio voluntario,
daré gracias a tu nombre porque es bueno.
Consagración a la Mater y rezo del Ángelus
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