domingo, 23 de febrero de 2020

Mario, “Venerable” por sobre las grandes olas…

Mario, “Venerable”
por sobre las grandes olas…






Texto Amelia Peirone teóloga que ha trabajado en la causa de Mario


Días de luz estos entre el 18 y el 22 de febrero de 2020: públicamente Mario es “Venerable”… y nadie lo sabía hasta ahora, también singular surfista… Parece del todo verosímil afirmar que, en la larga historia de las canonizaciones, ninguna otra causa -como esta de Mario- haya tenido que surfear tanto oleaje adverso. Las olas venían potentes, una tras otra casi sin interrupción: la causa de Mario Hiriart sorteó uno a uno todos los embates del camino siempre cambiante, y lleno de incertidumbre, como lo es el mar. 

Apenas si había llegado la causa a Roma, el 8 de setiembre de 2004, día en que se bendecía el santuario de Belmonte, y pronto muere el papa Juan Pablo II, por tanto, hay cambio de pontífice. 

Con ello, también llegan otros: cambio de prefecto en la Congregación de los Santos.
A la causa se le había asignado un relator español, alguien que va guiando la redacción de la síntesis documental que se debe presentar. De un viernes a un lunes, sin mediar aviso, cambia el relator. Habrá que esperar un año y medio para que nombren a otro: también español, nuevo en la tarea, con los temores propios del que debuta, observador al detalle, hasta hacer lentísimo cualquier avance significativo. 

Mientras, para no olvidar el entrenamiento, cambian el relator general, que en cierto modo, da su impronta al trabajo del equipo de relatores. Entretanto, renuncia el postulador y se debe nombrar otro. 

Con o sin ganas, era necesario practicar el dicho popular de “ir acomodando la carga durante la travesía”, y sobreviene lo peor: cambia la entera normativa, el modo de documentar y presentar una causa. Hubo que hacer el documento final que se estaba redactando (Positio), entero, de nuevo. 

Todo este vaivén de cambios ocurre no una sino ¡dos veces! Increíble que algo se mantenga en pie con semejantes altas mareas. Pero Mario ahí estaba, entero y firme también ante la historia, tanto y más que lo estuvo en su propia vida. 

Difícil fue creer que se había llegado al punto final para la causa en Roma: glorioso mayo de 2012, en que se entrega la síntesis documental para el siguiente gran paso: que sea estudiada por 8 teólogos y den su parecer positivo o negativo. Ese turno llegaría en 2028. 

En la espera de que no pasaría nada hasta entonces, se va el relator que ya se había hecho amigo de la figura tan atrayente y prístina del ingeniero laico, Mario Hiriart. La causa queda quien la represente ante la Congregación de los Santos. A poco andar, cambia otra vez el papa, de Benedicto a Francisco. Y por si algo faltara, una vez más cambia el postulador. 

Es tópico conocido que el mar, en la Sagrada Escritura, es el símbolo de lo incierto, amenazador y temible. Sin embargo, hay uno que camina sobre las aguas, lo calma con una sola palabra de potencia divina, y alza sobre las olas una gran paz.  

Por eso, lo que ocurrió en 2018 es verdaderamente un hecho, un suceso, imponderable. Esta palabra latina ponderāre se refiere a tomarle el peso a algo. Bien, casi todo en esta causa excede a cualquier ponderación. Tal vez por eso no se le toma el peso, no puede estimarse. Ojalá un día la historia del Movimiento examine con mucha diligencia y cuidado el asunto. Le tome el peso.
Sin lobby de ningún tipo, ni el más inocente; sin influencias de ningún color que se busque; sin presión de intereses ni siquiera pastorales; sin ningún sobre elegante con la inscripción “para que usted disponga”; sin razón que se conozca con certeza, un día llega carta comunicando que la causa será estudiada por los teólogos 10 años antes del turno anunciado. Los censores teólogos estudian, hacen preguntas, se elaboran respuestas claras, con el mejor aparato probatorio posible. 

El día de la Anunciación, marzo de 2019, se entregan las respuestas de la postulación a Roma. Pero... las oscilaciones no cesan: van y vienen respuestas para los teólogos que deben poner en tela de juicio todo, a fin de asegurar su certeza acerca de la virtud heroica del siervo de Dios, y dar su voto positivo o negativo. En el último mes de 2019 se da por cerrada esta etapa, aceptando los teólogos las pruebas definitorias. 

Aquí estamos, febrero de 2020, tras la reunión de los cardenales miembros de la Congregación de los Santos, en que ofrecieron su voto afirmativo reconociendo las virtudes heroicas de Mario, y el pronto decreto firmado por el papa Francisco, en que acepta todas las decisiones intermedias y permite llamar a invocar la intercesión de Mario como “Venerable”. 

Hay, sí, una orilla firme. “Al clarear el día, se presentó Jesús en la orilla del lago”. Ahora, el mundo agitado por tempestades y marejadas diarias tiene un buen remero sobre la nave. Aunque, “el Padre tiene el timón, y yo debo simplemente permanecer firme en mi puesto de vigía”, diría Mario. Que esta calma en la travesía sea símbolo de una paz luminosa que quisiéramos construir en alianza con nuestro hermano Venerable. 

Fotos y audiovisual: Antonio Barbagelata Figari

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