DOMINGO 02 DE FEBRERO 2020
CUARTO DEL TIEMPO ORDINARIO
PRESENTACIÓN DEL SEÑOR
PRESIDIÓ PADRE ALEJANDRO MARTINEZ
SANTUARIO CENÁCULO DE BELLAVISTA
HOMILÍA
+ Evangelio
de nuestro Señor Jesucristo según san
Lucas 2, 22-40
Cuando
llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación de ellos,
llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la
Ley: “Todo varón primogénito será consagrado al Señor”. También debían ofrecer
en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley
del Señor.
Vivía
entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y
esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había
revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el
mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño
para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos
y alabó a Dios, diciendo:
“Ahora,
Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque
mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos:
luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”.
Su padre y
su madre estaban admirados por lo que oían decir de Él. Simeón, después de
bendecirlos, dijo a María, la madre:
“Este niño
será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de
contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se
manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”.
Había
también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser,
mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años
con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro
años.
No se
apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se
presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca
del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de
cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de
Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría,
y la gracia de Dios estaba con Él.
RITO DE ENTRADA
Antífona de entrada Cf. Sal. 47, 10-11
Abbiamo
accolto, o Dio, la tua misericordia in mezzo al tuo tempio.
Come il tuo nome, o Dio, così la tua lodesi estende ai confini della terra:
di giustizia è piena la tua destra.
Come il tuo nome, o Dio, così la tua lodesi estende ai confini della terra:
di giustizia è piena la tua destra.
Suscépimus,
Deus, misericórdiam
tuam in médio templi tui.
Secúndum
nomen tuum, Deus, ita et laus tua in fines terrae;
iustítia
plena est déxtera tua.
LITURGIA DE LA PALABRA
SALMO RESPONSORIAL
PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO
HOMILÍA
LITURGIA EUCARÍSTICA
PROCESIÓN AL SANTUARIO Y REZO DEL ÁNGELUS Y CONSAGRACION A LA MATER
UBICACIÓN DE BELLAVISTA
IMAGEN Y AUDIOVISUAL ANTONIO BARBAGELATA FIGARI
No hay comentarios:
Publicar un comentario