lunes, 3 de febrero de 2020

Porque mis ojos han visto la salvación

DOMINGO 02 DE FEBRERO 2020
CUARTO DEL TIEMPO ORDINARIO
PRESENTACIÓN DEL SEÑOR

PRESIDIÓ PADRE ALEJANDRO MARTINEZ
SANTUARIO CENÁCULO DE BELLAVISTA



HOMILÍA


+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san 

Lucas 2, 22-40


Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación de ellos, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: “Todo varón primogénito será consagrado al Señor”. También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
“Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel”.

Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de Él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre:
“Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos”.

Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años.

No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.

Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él.
























RITO DE ENTRADA

Antífona de entrada Cf. Sal. 47, 10-11

En tu santo templo, Señor, evocamos tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.

Abbiamo accolto, o Dio, la tua misericordia in mezzo al tuo tempio.
Come il tuo nome, o Dio, così la tua lodesi estende ai confini della terra:
di giustizia è piena la tua destra.

Suscépimus, Deus, misericórdiam tuam in médio templi tui.
Secúndum nomen tuum, Deus, ita et laus tua in fines terrae;
iustítia plena est déxtera tua.





LITURGIA DE LA PALABRA



SALMO RESPONSORIAL




    PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO



    HOMILÍA








    LITURGIA EUCARÍSTICA










































PROCESIÓN AL SANTUARIO Y REZO DEL ÁNGELUS  Y CONSAGRACION A LA MATER


















  UBICACIÓN DE BELLAVISTA

IMAGEN Y AUDIOVISUAL ANTONIO BARBAGELATA FIGARI

No hay comentarios:

Publicar un comentario