Para
nosotros la alianza de amor con la Santísima Virgen, a juzgar por su desarrollo
histórico y su fecundidad, es una renovación, consolidación y aseguramiento
profundos de la alianza bautismal, vale decir, de la alianza con Cristo y con
el Dios Trino. Toda renovación de alianza que se exprese en dicha consagración
significa para nuestro pensamiento y voluntad una nueva decisión por Cristo:
por su persona, por sus intereses y por su reino. Incluye en sí un nuevo,
inequívoco y enérgico movimiento de la voluntad desde abajo hacia lo alto, una
renovada decisión por él, el rey del mundo y de los corazones, y
simultáneamente un movimiento de la gracia desde lo alto hacia abajo, desde él
hacia nosotros. Es equivalente a un profundo crecimiento en una comunión de
amor entre nosotros y él y el Dios Trino.
(Siervo de Dios Padre Josè Kentenich)
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