SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO
DOMINGO 29 DE MAYO 2016
En el corazón de la
celebración de la Eucaristía se encuentran el pan y el vino que, por las palabras
de Cristo y por la invocación del Espíritu Santo, se convierten en el Cuerpo y
la
Sangre de Cristo. Fiel a la
orden del Señor, la Iglesia continúa haciendo, en memoria de El, hasta su
retorno glorioso, lo que El hizo la víspera de su pasión: "Tomó pan...",
"tomó el cáliz lleno de vino...". Al convertirse misteriosamente en
el Cuerpo y la Sangre de Cristo, los signos del pan y del vino siguen
significando también la bondad de la creación.
Así, en el ofertorio, darnos
gracias al Creador por el pan y el vino, fruto "del trabajo del
hombre", pero antes, "fruto de la tierra" y "de la
vid", dones del Creador. La Iglesia ve en el gesto de Melquisedec, rey y
sacerdote, que "ofreció pan y vino" (Gn 14,18), una prefiguración de
su propia ofrenda.
(Catecismo de la Iglesia Católica nro 1333)
Antífona
de entrada
El
Señor los alimentó con lo mejor del trigo, y los sació con miel silvestre. (Cf.
Sal. 80,17)
Oración
colecta
Señor
Jesucristo, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de tu
Pasión, concédenos venerar de tal manera los sagrados misterios de tu Cuerpo y
de tu Sangre, que podamos experimentar siempre en nosotros los frutos de tu
redención.
Tú
que eres Dios, y vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo en unidad por
los siglos de los siglos.
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