domingo, 2 de septiembre de 2018

“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.


DOMINGO VIGÉSIMO SEGUNDO 
DEL TIEMPO ORDINARIO
02 DE SEPTIEMBRE 2018

CELEBRÓ PADRE RICARDO BRAVO

SANTUARIO CENÁCULO DE BELLAVISTA


HOMILÍA


+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 7, 1-8. 14-15. 21-23




Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.

Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras, de la vajilla de bronce y de las camas.

Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: ¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?
Él les respondió: ¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice:
“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.

En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos”.

Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres.
Y Jesús, llamando otra vez a la gente, les dijo: Escúchenme todos y entiéndanlo bien. Ninguna cosa externa que entra en el hombre puede mancharlo; lo que lo hace impuro es aquello que sale del hombre. Porque es del interior, del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, la avaricia, la maldad, los engaños, las deshonestidades, la envidia, la difamación, el orgullo, el desatino. Todas estas cosas malas proceden del interior y son las que manchan al hombre”.
































                                Antífona de entrada      Cf. Sal 85, 3.5


Ten piedad de mí, Señor, porque te invoco todo el día. Tú, Señor, eres bueno e indulgente, rico en misericordia con aquellos que te invocan.






LITURGIA DE LA PALABRA















HOMILÍA












LITURGIA EUCARÍSTICA










































REZO EL ÁNGELUS Y CONSAGRACION A LA MATER











































FOTOS Y AUDIOVISUAL;ANTONIO BARBAGELATA FIGARI
LITURGIA A CARGO DE LA PASTORAL DE BELLAVISTA

































































































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