CUARTO DOMINGO DE CUARESMA EN BELLAVISTA
Madre,
acógenos solícita
bajo tu manto
para que nuestro caminar
siempre sea en el cielo;
a quienes acudimos a ti con grandes necesidades,
protégenos del hambre, de la peste y del fuego.
Habla a tu Hijo
como cuando El estaba en la tierra
y ayudaba en apuros y penurias;
dile: "No tienen vino ni alimento",
y El, con certeza,
escuchará nuestra súplica.
(Hacia el
Padre. P. José Kentenich nro. 501-502)
¿Cuál
es la bendición especial que debo yo esperar de Ti, Madrecita mía? Ser elevado,
como Cáliz por tus manos desde tu Santuario hacia el cielo, para recibir la
bendición de Dios Padre, que es la sangre derramada por Dios desde la herida de
su costado. Madrecita, tu bendición es permitirme alcanzar esa última gota de
sangre de tu Hijo. (Diario IV-318 1.7.58)
Mario HIriart hijo de Bellavista en proceso de beatificación
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