lunes, 24 de junio de 2019

Él les respondió: “Denles de comer ustedes mismos”.

23 DE JUNIO 2019
SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO

SANTUARIO CENÁCULO DE BELLAVISTA
PRESIDIÓ PADRE PATRICIO RODRIGUEZ



HOMILÍA


Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 9, 11b-17


Jesús habló a la multitud acerca del Reino de Dios y devolvió la salud a los que tenían necesidad de ser sanados.

Al caer la tarde, se acercaron los Doce y le dijeron: Despide a la multitud, para que vayan a los pueblos y caseríos de los alrededores en busca de albergue y alimento, porque estamos en un lugar desierto.

Él les respondió: Denles de comer ustedes mismos. Pero ellos dijeron: No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros a comprar alimentos para toda esta gente.

Porque eran alrededor de cinco mil hombres.

Entonces Jesús les dijo a sus discípulos: Háganlos sentar en grupos de alrededor de cincuenta personas. Y ellos hicieron sentar a todos.

Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció sobre ellos la bendición, los partió y los fue entregando a sus discípulos para que se los sirvieran a la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con lo que sobró se llenaron doce canastas.




 








 

 



Madrecita, el momento que precede a la comunión es enteramente dinámico. Cristo desciende al altar, en la consagración, esto es, baja a buscar a los hombres, se pone en medio de ellos, y les llama, les atrae hacia Sí. Entonces, respondiendo a ese llamado, nos acercamos nosotros a nuestra vez, hasta el altar. Solo después de este acto nuestro de acercamiento  viene Él a nuestro corazón, y se unen allí la tierra con el Cielo, Es, pues, un mutuo acercarse y buscarse. Sobre todo, es Él  que me busca a mí. El sacerdote baja  con Él las gradas del altar,  y comienza a recorrer uno por uno a los comulgantes arrodillados ante el altar; sus pasos se acercan a mí, y yo lo siento como los pasos de Cristo que vienen a mí, y sólo puedo pensar y decirle: Señor, yo no soy digno de que tu vengas a mí.



Siervo de Dios Mario Hiriart Diario IV-70.29-09-1957

 

Antífona de entrada Cf. Sal 80, 17


El Señor los alimentó con lo mejor del trigo, y los sació con miel silvestre.

Cibávit eos ex ádipe fruménti, et de petra melle saturávit eos.

Il Signore ha nutrito il suo popolo con fior di frumento, lo ha saziato di miele della roccia.






LITURGIA DE LA PALABRA

 


SALMO RESPONSORIAL



Secuencia

Glorifica, Sión, a tu Salvador, aclama con himnos y cantos a tu Jefe y tu Pastor.

Glorifícalo cuanto puedas, porque Él está sobre todo elogio y nunca lo glorificarás bastante.
El motivo de alabanza que hoy se nos propone es el pan que da la vida.

El mismo pan que en la Cena Cristo entregó a los Doce, congregados como hermanos.
Alabemos ese pan con entusiasmo, alabémoslo con alegría, que resuene nuestro júbilo ferviente.
Porque hoy celebramos el día en que se renueva la institución de este sagrado banquete.
En esta mesa del nuevo Rey, la Pascua de la nueva alianza pone fin a la Pascua antigua.

El nuevo rito sustituye al viejo, las sombras se disipan ante la verdad, la luz ahuyenta las tinieblas.

Lo que Cristo hizo en la Cena, mandó que se repitiera en memoria de su amor.

Instruidos con su enseñanza, consagramos el pan y el vino para el sacrificio de la salvación.

Es verdad de fe para los cristianos que el pan se convierte en la carne, y el vino, en la sangre de Cristo.

Lo que no comprendes y no ves es atestiguado por la fe, por encima del orden natural.

Bajo la forma del pan y del vino, que son signos solamente, se ocultan preciosas realidades.

Su carne es comida, y su sangre, bebida, pero bajo cada uno de estos signos, está Cristo todo entero.

Se lo recibe íntegramente, sin que nadie pueda dividirlo ni quebrarlo ni partirlo.

Lo recibe uno, lo reciben mil, tanto éstos como aquél, sin que nadie pueda consumirlo.

Es vida para unos y muerte para otros. Buenos y malos, todos lo reciben, pero con diverso resultado.

Es muerte para los pecadores y vida para los justos; mira cómo un mismo alimento tiene efectos tan contrarios.

Cuando se parte la hostia, no vaciles: recuerda que en cada fragmento está Cristo todo entero.

La realidad permanece intacta, sólo se parten los signos, y Cristo no queda disminuido, ni en su ser ni en su medida.

Éste es el pan de los ángeles, convertido en alimento de los hombres peregrinos: es el verdadero pan de los hijos, que no debe tirarse a los perros.

Varios signos lo anunciaron: el sacrificio de Isaac, la inmolación del Cordero pascual y el maná que comieron nuestros padres.

Jesús, buen Pastor, pan verdadero, ten piedad de nosotros: apaciéntanos y cuídanos; permítenos contemplar los bienes eternos en la tierra de los vivientes.

Tú, que lo sabes y lo puedes todo, Tú, que nos alimentas en este mundo, conviértenos en tus comensales del cielo, en tus coherederos y amigos, junto con todos los santos.



    PROCLAMACIÓN DEL EVANGELIO  


    HOMILÍA 



   



LITURGIA EUCARÍSTICA















 


 








PEREGRINACIÓN AL SANTUARIO 






























FOTOS Y AUDIOVISUAL: ANTONIO BARBAGELATA FIGARI
LITURGIA A CARGO DE LA PASTORAL DE BELLAVISTA

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