SOLEMNIDAD DEL CUERPO Y LA SANGRE DE CRISTO
Corpus Dómini
Domínica
23 DE JUNIO 2019
MISA 10:00 HRS
11:30 HRS
SANTUARIO CENÁCULO DE BELLAVISTA
SANTUARIO CENÁCULO DE BELLAVISTA
Después de la misa 11:30 Iglesia del Espíritu
Santo procesión por las calles con el Santísimo, alrededor del Santuario
Como
el pan y el vino se transforman
En
la vida y el ser de Cristo,
Padre,
así elévanos hasta ti
Y
trátanos como a tu Hijo
Eterno
Padre,
en
el altar
nos
ofrecemos con El
y
te adoramos sin reservas
a
ti y a tu omnipotencia.
Dispón
de nuestras vidas,
que
nos regalaste por amor.
Por
Él, el Cordero siempre victorioso,
que
yace ante ti como inmolado,
en
el Espíritu Santo,
que
impulsa la creación a las alturas,
recibe,
Padre, de un sincero corazón filial:
adoración
expiación,
agradecimiento
y petición. Amén
(Hacia el Padre .P. José Kentenich nro 85.106.115)
¡Ser
Cristo! He aquí todo mi problema. La razón de ser de la creación. Todo el mundo
ha sido creado para la gloria del Hijo de Dios, y yo me uno al Hijo de Dios por
mi bautismo, que me hace a mí también Hijo de Dios, y me vinculo más y más
íntimamente cada vez que comulgo. Por la Eucaristía puedo yo decir con toda
verdad: ¡Cristo vive en mí, yo en Él! No ser sino uno. Toda la razón de ser de
mi vida, todo el sentido de mi existencia, lo descubro y lo recuerdo cada vez
que asisto a la Santa Misa, cada vez que comulgo.
San Alberto Hurtado sacerdote Chileno.
Mi vida, Madrecita, tiene que desarrollarse centrada
en torno a la santa Comunión y al Tabernáculo. Por eso, en este momento, en el
silencio de nuestra capilla, más que tomar notas quiero dejarlo hablar a Él,
escondido en el Sagrario.
(Siervo de Dios Mario Hiriart Diario IV-64.22.9.57)
Se
comprendió que lo esencial en el acontecimiento de la última Cena no era comer
el cordero y los otros alimentos tradicionales, sino la gran oración de
alabanza, que contenía ahora como centro las palabras mismas de Jesús: con
estas palabras había transformado su muerte en el don de sí mismo, de forma que
nosotros ahora podemos dar gracias por esta muerte. Sí, sólo ahora es posible
dar gracias a Dios sin reservas, porque lo más horrible --la muerte del
Redentor y la muerte de todos nosotros-- ha sido transformado, gracias a un
acto de amor, en el don de la vida. Así, se reconoció como realidad esencial de
la última Cena la Eucaristía, lo que hoy nosotros llamamos Plegaria
eucarística, que deriva directamente de la oración de Jesús en la víspera de su
pasión y es el centro del nuevo sacrificio espiritual, motivo por el cual
diversos Padres designaban la Eucaristía simplemente como "oración",
como "sacrificio de la palabra", como sacrificio espiritual, pero que
se convierte también en materia, y materia transformada: el pan y el vino se
convierten en el cuerpo y la sangre de Cristo, el nuevo alimento, que nutre
para la resurrección, para la vida eterna. De este modo, toda la estructura de
palabras y elementos materiales se transforma en anticipación del banquete
eterno de bodas.
Cardenal Joseph Ratzinger
FOTOS: ANTONIO BARBAGELATA FIGARI
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