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miércoles, 29 de agosto de 2012

SAN JUAN BAUTISTA AUDIENCIA GENERAL MIERCOLES 29 DE AGOSTO. MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA


Papa: la Verdad no se negocia, recuerda San Juan Bautista a los cristianos de hoy

(RV).- Precisamente al martirio del precursor de Jesús, Benedicto XVI dedicó su catequesis de esta mañana en el ámbito de su tradicional audiencia semanal, en Castel Gandolfo, en la que participaron numerosos peregrinos de diversos países. El Papa invitó a que como Juan Bautista, “perseveremos junto a Dios en la oración, a fin de que ningún compromiso con el mal y con la mentira de este mundo falsifique nuestra vida”.

Éstas fueron las palabras del Santo Padre en español: RealAudioMP3

«Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los provenientes de España, Venezuela, Colombia, Argentina, México y otros países Latinoamericanos. La Iglesia celebra hoy la memoria del Martirio de San Juan Bautista, el precursor de Jesús, que testimonia con su sangre su fidelidad a los mandamientos de Dios. Su vida nos enseña que cuando la existencia se fundamenta sobre la oración, sobre una constante y sólida relación con Dios, se adquiere la valentía de permitir que Cristo oriente nuestros pensamientos y nuestras acciones. Muchas gracias».


En su catequesis central en italiano, Benedicto XVI destacó que «celebrar el martirio de san Juan Bautista nos recuerda también a nosotros, cristianos de nuestro tiempo, que no se puede descender a negociar con el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad. La Verdad es verdad y no hay componendas. La vida cristiana exige, por decirlo de alguna manera, el «martirio» de la fidelidad cotidiana al Evangelio, es decir, el valor de dejar que Cristo crezca en nosotros y sea Él quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones. Pero esto sólo puede suceder en nuestra vida si la relación con Dios es sólida. La oración no es tiempo perdido, no es robar espacio a las actividades, incluso a las apostólicas, sino que es exactamente lo contrario: sólo si somos capaces de una vida de oración fiel, constante y confiada, será el mismo Dios quien nos dará la capacidad y la fuerza para vivir de modo feliz y sereno, para superar las dificultades y testimoniarlo con valor. Que san Juan Bautista interceda por nosotros, a fin de que sepamos conservar siempre la primacía de Dios en nuestra vida».


Texto completo de la catequesis del Papa: RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas

En este último miércoles del mes de agosto, se recuerda la memoria litúrgica del martirio de san Juan Bautista, el precursor de Jesús. En el Calendario Romano, es el único Santo del que se celebra tanto su nacimiento, el 24 de junio, como su muerte, por medio del martirio. La de hoy, por lo tanto, es una memoria que se remonta a la dedicación de una cripta de Sebaste, en Samaria, donde, ya a mediados del IV siglo, se veneraba su cabeza. El culto se extendió luego en Jerusalén, en las Iglesias de Oriente y en Roma, con el título de Degollación de san Juan Bautista. En el Martirologio Romano, se menciona un segundo hallazgo de la preciosa reliquia, transportada, para la ocasión, a la iglesia de S. Silvestre en Campo Marzio, de Roma.

Estas pequeñas referencias históricas nos ayudan a comprender cuán antigua y profunda es la veneración de san Juan Bautista. En los Evangelios se destaca muy bien su papel, con relación a Jesús. En particular, san Lucas narra su nacimiento, su vida en el desierto y su predicación. Y san Marcos nos habla de su dramática muerte, en el Evangelio de hoy. Juan el Bautista comienza su predicación en la época del emperador Tiberio, en el 27-28 d. C. Y la clara invitación que dirige a las personas que acudían a escucharlo, es la de preparar el camino para acoger al Señor, allanando los senderos y nivelando los caminos desparejos de la propia vida, a través de una conversión radical de corazón (cfr. Lc 3, 4).

Pero el Bautista no se limita a predicar la penitencia, sino que, reconociendo a Jesús como "Cordero de Dios", que vino para quitar el pecado del mundo (Jn 1, 29), tiene la profunda humildad de indicar a Jesús como verdadero Enviado de Dios, haciéndose a un lado, para que Él pueda crecer, ser escuchado y seguido. Como último acto, el Bautista testimonia con su sangre su fidelidad a los mandamientos de Dios, sin desmayar o dar marcha atrás, cumpliendo hasta el fondo su misión. San Beda, monje del siglo IX, en sus homilías, dice así: "Por [Cristo] dio su vida, a pesar de que no recibió la orden de renegar a Jesucristo, sino sólo la de callar la verdad. Y puesto que no calló la verdad, murió por Cristo, que es la verdad "(Hom. 23: CCL 122, 354). Precisamente, por amor a la verdad, no pactó y no tuvo miedo de dirigir palabras fuertes a los que habían perdido el camino de Dios.

Ahora veamos a esta gran figura, su fortaleza en la pasión, su resistencia contra los poderosos. Nos preguntamos ¿de dónde nace esta vida tan recta, tan coherente, gastada de forma tan plena por Dios y para preparar el camino a Jesús? La respuesta es simple: de su relación con Dios, de la oración, que es el hilo conductor de toda su existencia. Juan es el don divino que sus padres, Zacarías e Isabel habían invocado durante mucho tiempo (cfr. Lc 1,13), un gran don, humanamente inesperado, porque ambos eran de edad avanzada e Isabel era estéril (cfr. Lc 1,7), pero es nada imposible para Dios (cfr. Lc 1:36).

El anuncio de este nacimiento se produce precisamente en el lugar de la oración, en el templo de Jerusalén, es más sucede cuando a Zacarías le toca el gran privilegio de entrar en el lugar más sagrado del templo para hacer la ofrenda del incienso al Señor (cfr. Lc 1, 8-20). También el nacimiento del Bautista está marcado por la oración: el canto de alegría, de alabanza y de agradecimiento que Zacarías eleva al Señor y que rezamos todas las mañanas en los Laudes, el «Benedictus», exalta la acción de Dios en la historia e indica proféticamente la misión del hijo Juan: preceder al Hijo de Dios hecho carne para prepararle los caminos (cfr. Lc 1, 67-79). Toda la existencia del Precursor de Jesús está alimentada por la relación con Dios, en particular, el período transcurrido en regiones desiertas (cfr. Lc 1, 80), regiones desiertas que son lugar de la tentación, pero también lugar en el que el hombre siente su propia pobreza porque está privado de los apoyos y las seguridades materiales, y comprende que el único punto de referencia sólido es Dios mismo. Pero Juan Bautista no es sólo hombre de oración, de contacto permanente con Dios, sino también una guía hacia esta relación con Dios. El Evangelista Lucas refiriendo la oración que Jesús enseña a los discípulos, el «Padrenuestro», anota que la petición es formulada con estas palabras: «Señor enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos» (cfr. Lc 11, 1).


Queridos hermanos y hermanas, celebrar el martirio de san Juan Bautista nos recuerda también a nosotros, cristianos de nuestro tiempo, que no se puede descender a negociar con el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad. La Verdad es verdad y no hay componendas. La vida cristiana exige, por decirlo de alguna manera, el «martirio» de la fidelidad cotidiana al Evangelio, es decir, el valor de dejar que Cristo crezca en nosotros y sea Él quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones. Pero esto sólo puede suceder en nuestra vida si la relación con Dios es sólida. La oración no es tiempo perdido, no es robar espacio a las actividades, incluso a las apostólicas, sino que es exactamente lo contrario: sólo si somos capaces de una vida de oración fiel, constante y confiada, será el mismo Dios quien nos dará la capacidad y la fuerza para vivir de modo feliz y sereno, para superar las dificultades y testimoniarlo con valor. Que san Juan Bautista interceda por nosotros, a fin de que sepamos conservar siempre la primacía de Dios en nuestra vida.

(Traducción del italiano: Cecilia de Malak y María Fernanda Bernasconi - RV)
ENLACE:

martes, 28 de agosto de 2012

Liturgia Martirio de san Juan Bautista. (MO). Rojo. 29 de agosto 2012

Martirio de san Juan Bautista. (MO). Rojo.
DECOLLATIO SANTI JOANNIS BAPTÍSTAE

Antífona de entrada Cfr. Sal 118, 46-47
Señor, hablaba de tu ley delante los
reyes, y no fui confundido; me deleitaba
en tus mandamientos que tanto amo.

Loquébar, Dómine, de testimóniis tuis in conspéctu regum, et non confundébar, et meditábar in mandátis tuis, quæ diléxi nimis.

Signore, ho parlato dei tuoi insegnamenti
davanti ai re, senza arrossire:
mia gioia sono stati i tuoi precetti,
e io li ho intensamente amati.

ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que quisiste que san
Juan Bautista fuera el Precursor del
nacimiento y de la muerte de tu Hijo;
concédenos que, así como él dio su
vida como mártir por la verdad y la
justicia, también nosotros luchemos
con valentía en la afirmación de tu
verdad. Por nuestro Señor Jesucristo,
tu Hijo, que vive y reina contigo en la
unidad del Espíritu Santo, y es Dios,
por los siglos de los siglos.

Deus, qui beátum Ioánnem Baptístam et nascéntis et moriéntis Fílii tui Præcursórem esse voluísti, concéde, ut, sicut ille veritátis et iustítiæ martyr occúbuit, ita et nos pro tuæ confessióne doctrínæ strénue certémus. Per Dóminum.

O Dio, che a Cristo tuo Figlio hai dato come precursore, nella nascita e nella morte, san Giovanni Battista, concedi anche a noi di impegnarci generosamente nella testimonianza del tuo Vangelo, come egli immolò la sua vita per la verità e la giustizia. Per il nostro Signore...

Evangelio según San Marcos 6,17-29. 

H
erodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.
Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".
Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea.
La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".
Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta.
La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.
En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.
El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.

ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Por las ofrendas que te presentamos,
concédenos, Señor, seguir con rectitud
tus caminos, como enseñó san
Juan Bautista, la voz que clamaba en
el desierto, y confirmó valientemente
derramando su sangre, Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Da nobis, Dómine, per hæc múnera quæ tibi offérimus, illam tuárum rectitúdinem semitárum, quam beátus Ioánnes, vox in desérto clamántis, edócuit, et, fuso sánguine, magna virtúte signávit. Per Christum.

Accogli, o Padre, le nostre offerte, e fa' che camminiamo sempre nella via di santità, che san Giovanni Battista proclamò con voce profetica nel deserto, e confermò con il sangue. Per Cristo nostro Signore.

PREFACIO

La misión del Precursor
S. El Señor esté con ustedes.
A. Y con tu espíritu.
S. Levantemos el corazón.
A. Lo tenemos levantado hacia el Señor.
S. Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
A. Es justo y necesario.

En verdad es justo y necesario, es
nuestro deber y salvación darte gracias
siempre y en todo lugar, Señor, Padre
santo, Dios todopoderoso y eterno, por
Cristo, Señor nuestro.

Alabamos tu grandeza manifestada en
san Juan Bautista, el Precursor de tu Hijo
y el mayor entre los nacidos de mujer.
Antes de nacer, saltó de alegría en el
vientre de su madre al sentir la proximidad
del Salvador, y fue el único profeta que
señaló al Cordero que quita el pecado
del mundo.

Él bautizó en el río Jordán al mismo
autor del bautismo, para que el agua viva
santificara a todos los hombres, y mereció
dar el supremo testimonio de Cristo,
derramando su sangre por Él.
Por eso, unidos a los ángeles en el
cielo, cantamos en la tierra un himno a
tu gloria, diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo…

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: per Christum Dóminum nostrum. In cuius Præcursóre beáto Ioánne tuam magnificéntiam collaudámus, quem inter natos mulíerum honóre præcípuo consecrásti. Qui cum nascéndo multa gáudia præstitísset, et nondum éditus exsultásset ad humánæ salútis advéntum, ipse solus ómnium prophetárum Agnum redemptiónis osténdit. Sed et sanctificándis étiam aquæ fluéntis ipsum baptísmatis lavit auctórem, et méruit fuso sánguine suprémum illi testimónium exhibére. Et ídeo, cum cælórum Virtútibus, in terris te iúgiter prædicámus, maiestáti tuæ sine fine clamántes:

Sanctus, Sanctus, Sanctus Dóminus Deus Sábaoth...

ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Al celebrar el martirio de san Juan
Bautista, concédenos, Padre, venerar
el sacramento que hemos recibido y
alegrarnos por sus frutos. Por Jesucristo,
nuestro Señor.

Concéde nobis, Dómine, beáti Ioánnis Baptístæ natále recenséntibus, ut et salutária sacraménta quæ súmpsimus significáta venerémur, et in nobis pótius édita gaudeámus. Per Christum.
 
O Dio, che ci hai riuniti alla tua mensa nel glorioso ricordo del martirio di san Giovanni Battista, donaci di venerare con fede viva il mistero che abbiamo celebrato e di raccogliere con gioia il frutto di salvezza. Per Cristo nostro Signore.






miércoles, 27 de junio de 2012

Santuario Cenáculo de Bellavista Solemnidad de la Natividad de san Juan Bautista. Domingo 24 de junio 2012





La que nos trae a Cristo: ¡cuán pronto se apresuró a ir a través de la montaña una vez que había pronunciado su fíat y que se había hecho realidad el gran misterio! Et Verbum caro Factum est (Jn 1,14) ( y el verbo se hizo carne). Quería llevar a Cristo. ¿A quien quería llevarlo? A su prima Isabel y a Zacarías. Servidora de Cristo; ella  misma se caracterizó de esa manera.

En la Anunciación, Dios aguarda la aceptación de la Virgen como expresión de la voluntad de aceptación de toda la humanidad”. Y a partir de entonces, María queda unida inseparablemente a Cristo para siempre. Rica en fruto precioso, ella lleva, como verdadera Theophora (portadora de Dios),al Salvador del mundo a través de las montañas de Judea hacia su pariente Isabel. Al entrar, llega con ella la bendición de Cristo: la mujer, que llevó por tan largo tiempo el oprobio de Eva, queda llena de Espíritu Santo. El hijo que lleva en su seno recibe participación en la salvación, y el varón, que desde la rebelión de Adán parece haber perdido el habla ante Dios, recupera su voz, comienza a orar y es nuevamente un profeta de Dios.
Padre José Kentenich














Evangelio según San Lucas 1,57-66.80.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;
pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".
Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.






Presentaciòn de las ofrendas


 Oración sobre las ofrendas

 
Te ofrecemos estos dones, Señor, para celebrar dignamente el nacimien­to de san Juan Bautista, que anunció la venida y señaló la presencia del Salvador del mundo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Tua, Dómine, munéribus altária cumulámus, illíus nativitátem honóre débito celebrántes, qui Salvatórem mundi et cécinit affutúrum, et adésse monstrávit. Qui vivit et regnat in sæcula sæculórum.

PLEGARIA EUCARÍSTICA
Epiclesis

Doxología


 
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
danos la paz.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: dona nobis pacem

Agnello di Dio, che togli i peccati del mondo, abbi pietà di noi.
Agnello di Dio, che togli i peccati del mondo, abbi pietà di noi.
Agnello di Dio, che togli i peccati del mondo, dona a noi la pace.





Oración despues de la comuníon
Renovados por el banquete del Cor­dero celestial, te pedimos, Padre, que tu Iglesia reconozca al autor de la sal­vación en aquél que fue anunciado por San Juan Bautista, cuyo nacimiento celebramos gozosos. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Cæléstis Agni convívio refécti, quæsumus, Dómine, ut Ecclésia tua, sumens de beáti Ioánnis Baptístæ generatióne lætítiam, quem ille prænuntiávit ventúrum, suæ regeneratiónis cognóscat auctórem. Qui vivit et regnat in sæcula sæculórum.






Hacer de la Misa el centro de mi vida. Prepararme a ella con mi vida interior, mis sacrificios, que serán hostia de ofrecimiento; continuarla durante el día dejándome partir y dándome... en unión con Cristo.
¡Mi Misa es mi vida, y mi vida es una Misa prolongada!].
Después de la comunión, quedar fieles a la gran transformación que se ha apoderado de nosotros. Vivir nuestro día como Cristo, ser Cristo para nosotros y para los demás:
¡Eso es comulgar! 
San Alberto Hurtado


















 Año de la Corriente del Santuario
El objetivo del Año de la Corriente del Santuario es afianzar esta red de Santuarios centrados en el Santuario Original, del que fluyen y al que regresan todas las gracias. Todo se ha originado en Schoenstatt y nuestro peregrinar finalmente nos lleva de vuelta ahí. El nuevo entusiasmo que nos embarga por la importancia del Santuario Original en nuestros tiempos, como un lugar de gracias y la presencia de lo santo entre nosotros, como un lugar donde Dios y las naciones se encuentran, y como un lugar de fervor misionero, le da al Año de la Corriente del Santuario un significado más profundo.

En el Santuario estamos congregados, allí nuestros corazones arden en amor por la Madre tres Veces Admirable, que por nosotros quiere construir su Reino, rezó el Padre Kentenich, no 700 m. bajo tierra sino en el campo de concentración de Dachau. Nos hace muy bien estar todos juntos en el Santuario: todas las edades, todas las naciones, todas las comunidades, todos los proyectos, todas las formas que viven una única Alianza de amor: así comenzó Schoenstatt, presencia y fuerza plasmadora que se desarrollaron en el inicio, el 18 de octubre, como Santuario vivo; en (cada) Dachau y en el camino al jubileo de la Alianza de Amor, nuestra misión. Pues el mundo, los hombres, que esperan lo que el Padre Kentenich ha dado, deben encontrar y experimentar en Schoenstatt – en cada uno y en el Schoenstatt internacional – el Santuario vivo. Y deben poder decir: Estamos bien en el Santuario, todos juntos...
Al final del año de la corriente del Santuario, Schoenstatt y el mundo, el mundo concreto que cada uno forma, debe estar más transformado en un Santuario...
 P. José María García