La que nos trae a
Cristo: ¡cuán pronto se apresuró a ir a través de la montaña una vez que había
pronunciado su fíat y que se había hecho realidad el gran misterio! Et Verbum
caro Factum est (Jn 1,14) ( y el verbo se hizo carne). Quería llevar a Cristo. ¿A
quien quería llevarlo? A su prima Isabel y a Zacarías. Servidora de Cristo;
ella misma se caracterizó de esa manera.
En la Anunciación, Dios
aguarda la aceptación de la
Virgen como expresión de la voluntad de aceptación de toda la
humanidad”. Y a partir de entonces, María queda unida inseparablemente a Cristo
para siempre. Rica en fruto precioso, ella lleva, como verdadera Theophora
(portadora de Dios),al Salvador del mundo a través de las montañas de Judea
hacia su pariente Isabel. Al entrar, llega con ella la bendición de Cristo: la
mujer, que llevó por tan largo tiempo el oprobio de Eva, queda llena de
Espíritu Santo. El hijo que lleva en su seno recibe participación en la
salvación, y el varón, que desde la rebelión de Adán parece haber perdido el
habla ante Dios, recupera su voz, comienza a orar y es nuevamente un profeta de
Dios.
Padre José
Kentenich
Evangelio según San Lucas 1,57-66.80.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;
pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".
Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.
Cuando llegó el tiempo en que Isabel debía ser madre, dio a luz un hijo.
Al enterarse sus vecinos y parientes de la gran misericordia con que Dios la había tratado, se alegraban con ella.
A los ocho días, se reunieron para circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre;
pero la madre dijo: "No, debe llamarse Juan".
Ellos le decían: "No hay nadie en tu familia que lleve ese nombre".
Entonces preguntaron por señas al padre qué nombre quería que le pusieran.
Este pidió una pizarra y escribió: "Su nombre es Juan". Todos quedaron admirados.
Y en ese mismo momento, Zacarías recuperó el habla y comenzó a alabar a Dios.
Este acontecimiento produjo una gran impresión entre la gente de los alrededores, y se lo comentaba en toda la región montañosa de Judea.
Todos los que se enteraron guardaban este recuerdo en su corazón y se decían: "¿Qué llegará a ser este niño?". Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo y se fortalecía en su espíritu; y vivió en lugares desiertos hasta el día en que se manifestó a Israel.
Presentaciòn de las ofrendas
Oración sobre las ofrendas
Te ofrecemos estos dones, Señor, para celebrar
dignamente el nacimiento de san Juan Bautista, que anunció la venida y señaló
la presencia del Salvador del mundo. Que vive y reina por los siglos de los
siglos.
Tua,
Dómine, munéribus altária cumulámus, illíus nativitátem honóre débito
celebrántes, qui Salvatórem mundi et cécinit affutúrum, et adésse monstrávit.
Qui vivit et regnat in sæcula sæculórum.
PLEGARIA EUCARÍSTICA
Epiclesis
Doxología
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Agnus Dei, qui tollis peccata
mundi: miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata
mundi: miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata
mundi: dona nobis pacem
Agnello
di Dio, che togli i peccati del mondo, abbi pietà di
noi.
Agnello
di Dio, che togli i peccati del mondo, abbi pietà di
noi.
Agnello
di Dio, che togli i peccati del mondo, dona a noi la pace.
Oración despues de la comuníon
Renovados por el banquete del Cordero celestial, te
pedimos, Padre, que tu Iglesia reconozca al autor de la salvación en aquél que
fue anunciado por San Juan Bautista, cuyo nacimiento celebramos gozosos. Que
vive y reina por los siglos de los siglos.
Hacer de la Misa el centro de mi vida. Prepararme a ella con mi vida
interior, mis sacrificios, que serán hostia de ofrecimiento;
continuarla durante el día dejándome partir y dándome... en unión con
Cristo.
¡Mi Misa es mi vida, y mi vida es una Misa prolongada!].
¡Mi Misa es mi vida, y mi vida es una Misa prolongada!].
Después de la comunión, quedar fieles a la gran transformación
que se ha apoderado de nosotros. Vivir nuestro día como Cristo, ser
Cristo para nosotros y para los demás:
¡Eso es comulgar!
San Alberto Hurtado
Año de la Corriente del
Santuario
El objetivo del Año de la Corriente del Santuario es afianzar esta red
de Santuarios centrados en el Santuario Original, del que fluyen y al
que regresan todas las gracias. Todo se ha originado en Schoenstatt y
nuestro peregrinar finalmente nos lleva de vuelta ahí. El nuevo
entusiasmo que nos embarga por la importancia del Santuario Original en
nuestros tiempos, como un lugar de gracias y la presencia de lo santo
entre nosotros, como un lugar donde Dios y las naciones se encuentran, y
como un lugar de fervor misionero, le da al Año de la Corriente del
Santuario un significado más profundo.
“En el Santuario estamos congregados, allí nuestros
corazones arden en amor por la Madre tres Veces Admirable, que por
nosotros quiere construir su Reino”, rezó el Padre Kentenich, no 700 m. bajo tierra sino en el campo de concentración de Dachau. Nos hace muy bien estar todos juntos
en el Santuario: todas las edades, todas las naciones, todas las
comunidades, todos los proyectos, todas las formas que viven una única
Alianza de amor: así comenzó Schoenstatt, presencia y fuerza plasmadora
que se desarrollaron en el inicio, el 18 de octubre, como Santuario vivo;
en (cada) Dachau y en el camino al jubileo de la Alianza de Amor,
nuestra misión. Pues el mundo, los hombres, que esperan lo que el Padre
Kentenich ha dado, deben encontrar y experimentar en Schoenstatt – en
cada uno y en el Schoenstatt internacional – el Santuario vivo. Y deben
poder decir: Estamos bien en el Santuario, todos juntos...
Al final del año de la corriente del Santuario, Schoenstatt y el
mundo, el mundo concreto que cada uno forma, debe estar más transformado
en un Santuario...
P. José María García
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