lunes, 16 de septiembre de 2013

Santuario Cenáculo de Bellavista, Domingo 24 del tiempo ordinario. 15 de septiembre

MISA A LA CHILENA

El domingo 15 de septiembre de 1968, fiesta de los 7 dolores de María, inmediatamente después de celebrar la Santa Misa,el Padre José Kentenich muere en la sacristía de la Iglesia de la Santísima Trinidad, en el Monte Schoenstatt, Alemania.







Ella ha elegido tierra chilena para iniciar desde aquí una marcha victoriosa, de modo semejante a como lo hiciera desde el Schoenstatt originario. Ciertamente exige para ello que se cumplan las mismas condiciones... De este modo quiere llegar a ser la gran educadora del pueblo chileno.

La meta que ella persigue la ven ustedes arriba en el cerro: la característica de Santiago, la estatua de la Inmaculada. Y aquí abajo en el valle está el taller de formación, donde la gran educadora del pueblo y de los pueblos, quiere formar fieles imágenes de la Inmaculada..., donde lo divino irrumpe en lo humano, lo sobrenatural en el más acá, donde la Plena de Gracias, ejerce el poder sobre el corazón de su Hijo, y quiere obrar milagros de transformación espiritual, de cobijamiento y fecundidad para el pueblo y la patria...
Platica 20 de mayo 1949 Padre José Kentenich 

















Padre Jaime Ochagavía






RITO INICIALES
INTROITUS
 Guía de la misa





LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA-SALMO RESPONSORIAL-SEGUNDA LECTURA








LECTURA DEL EVANGELIO


Del santo Evangelio según san Lucas: 15, 1-32


En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: "Éste recibe a los pecadores y come con ellos".
Jesús les dijo entonces esta parábola: "¿Quién de ustedes, si tiene cien ovejas y se le pierde una, no deja las noventa y nueve en el campo y va en busca de la que se le perdió hasta encontrarla? Y una vez que la encuentra, la carga sobre sus hombros, lleno de alegría, y al llegar a su casa, reúne a los amigos y vecinos y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la oveja que se me había perdido'. Yo les aseguro que también en el cielo habrá más alegría por un pecador que se convierte, que por noventa y nueve justos, que no necesitan convertirse.
¿Y qué mujer hay, que si tiene diez monedas de plata y pierde una, no enciende luego una lámpara y barre la casa y la busca con cuidado hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, reúne a sus amigas y vecinas y les dice: 'Alégrense conmigo, porque ya encontré la moneda que se me había perdido'. Yo les aseguro que así también se alegran los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierte".


También les dijo esta parábola: "Un hombre tenía dos hijos, y el menor de ellos le dijo a su padre: 'Padre, dame la parte de la herencia que me toca'. Y él les repartió los bienes.
No muchos días después, el hijo menor, juntando todo lo suyo, se fue a un país lejano y allá derrochó su fortuna, viviendo de una manera disoluta. Después de malgastarlo todo, sobrevino en aquella región una gran hambre y él empezó a pasar necesidad. Entonces fue a pedirle trabajo a un habitante de aquel país, el cual lo mandó a sus campos a cuidar cerdos. Tenía ganas de hartarse con las bellotas que comían los cerdos, pero no lo dejaban que se las comiera.
Se puso entonces a reflexionar y se dijo: ¡Cuántos trabajadores en casa de mi padre tienen pan de sobra, y yo, aquí, me estoy muriendo de hambre! Me levantaré, volveré a mi padre y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo. Recíbeme como a uno de tus trabajadores'.
Enseguida se puso en camino hacia la casa de su padre. Estaba todavía lejos, cuando su padre lo vio y se enterneció profundamente. Corrió hacia él, y echándole los brazos al cuello, lo cubrió de besos. El muchacho le dijo: `Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo'.
Pero el padre les dijo a sus criados: ' ¡Pronto!, traigan la túnica más rica y vístansela; pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies; traigan el becerro gordo y mátenlo. Comamos y hagamos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado'. Y empezó el banquete.
El hijo mayor estaba en el campo, y al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y los cantos. Entonces llamó a uno de los criados y le preguntó qué pasaba. Éste le contestó: 'Tu hermano ha regresado, y tu padre mandó matar el becerro gordo, por haberlo recobrado sano y salvo'. El hermano mayor se enojó y no quería entrar.
Salió entonces el padre y le rogó que entrara; pero él replicó: ¡Hace tanto tiempo que te sirvo, sin desobedecer jamás una orden tuya, y tú no me has dado nunca ni un cabrito para comérmelo con mis amigos! Pero eso sí, viene ese hijo tuyo, que despilfarró tus bienes con malas mujeres, y tú mandas matar el becerro gordo'.
El padre repuso: 'Hijo, tú siempre estás conmigo y todo lo mío es tuyo. Pero era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo hemos encontrado' ".





HOMILÍA










LITURGIA EUCARISTICA
PREPARACIÓN DE LOS DONES









ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS



PLEGARIA EUCARÍSTICA



EPÍCLESIS



NARRACIÓN Y CONSAGRACIÓN DEL PAN Y DEL VINO














ANÁMNESIS-OBLACIÓN INTERCESIONES






DOXOLOGÍA




RITO DE COMUNIÓN



COMUNIÓN









ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN



RITO DE CONCLUSIÓN
AVISOS



CAMINO AL SANTUARIO A REZAR EL ÁNGELUS, CONSAGRARNOS A LA MATER Y EL ESQUINAZO 
















RUMBO AL CENTENARIO DEL MOVIMIENTO DE SCHOENSTATT

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