DOMINGO
DECIMOSÉPTIMO DEL
TIEMPO ORDINARIO
29 DE JULIO 2018
SANTUARIO CENÁCULO DE BELLAVISTA
PRESIDIO PADRE JOSÉ MANUEL LÓPEZ
HOMILÍA
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan 6, 1-15
Jesús
atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una gran multitud, al
ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió a la montaña y se
sentó allí con sus discípulos. Se acercaba la Pascua, la fiesta de los judíos.
Al
levantar los ojos, Jesús vio que una gran multitud acudía a Él y dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para darles de comer?”
Él
decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que iba a hacer.
Felipe
le respondió: “Doscientos
denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un pedazo de pan”.
Uno de
sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos
pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?”
Jesús
le respondió: “Háganlos
sentar”.
Había
mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres.
Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados.
Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron.
Cuando
todos quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos que sobran, para que no se pierda
nada”.
Los
recogieron y llenaron doce canastas con los pedazos que sobraron de los cinco
panes de cebada.
Al ver
el signo que Jesús acababa de hacer, la gente decía:
“Éste es,
verdaderamente, el Profeta que debe venir al mundo”.
Jesús,
sabiendo que querían apoderarse de Él para hacerlo rey, se retiró otra vez solo
a la montaña.
Antífona de
entrada Cf. Sal 67, 6-7. 36
Dios habita en su
santa morada. Él congrega en su casa a los dispersos. El dará poder y fortaleza
a su pueblo.
Deus in
loco sancto suo; Deus qui inhabitáre facit unánimes in domo, ipse dabit
virtútem et fortitúdinem plebi suæ
SALMO RESPONSORIAL
REZO DEL ANGELUS Y CONSAGRACION A LA MATER
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