domingo, 10 de abril de 2011

El Via Crucis de Jesús con Mario Hiriart




El Via Crucis de Jesús con Mario Hiriart
textos del diario personal de Mario Hiriart,
escritos en su mayoría en Brasil, 1957

Ingeniero Chileno,nacido el 23 de julio de 1931 y muere en Milwaukee el 15 de julio de 1964, a los 33 años.  La Congregación para la causa de los Santos en Roma lo declara "siervo de Dios".
Sello su Alianza de Amor con la Virgen a los 18 años, en su Santuario Cenáculo de Bellavista,Santiago de Chile

Revivimos el camino de la cruz en la que nos redimió Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Nos ayuda nuestro hermano Mario, que junto a María, lo meditó y lo hizo propio.
“Viernes Santo, en que a las tres de la tarde, las tinieblas cubrieron la tierra escondiendo la inverosímil soberbia de los hombres que han dado muerte a su Creador. Un Viernes Santo no se puede pasar sino con Cristo: ni solo ni con los hombres, sino junto a él; siguiéndole paso a paso. Pensar en la sangre del
Hijo que hace latir nuestro corazón, llenaría horas enteras... Pero tal vez lo mejor sea acompañarlo simplemente en silencio, para alimentarnos con su mirada y su presencia. Madre, ayúdanos a ser dignos de la sangre de Cristo que él mismo amorosamente renueva en nosotros cada día”
Invocación para repetir después de cada estación:
“Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos,
porque por tu santa cruz redimiste al mundo”
 
Primera estación
JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

“¡Viernes Santo! El día que se inicia con el estupor de la traición de Judas y se asombra ante las negaciones de Pedro; la madrugada que ve con dolor a Cristo coronado de espinas, cubierto por la burla y el desprecio, con un trapo raído que figura la capa real, apoyado en la columna; la mañana que ve a Dios juzgado por los hombres.”

Segunda estación
JESÚS CARGA LA CRUZ

“La cruz es una imagen de María. Tiene los brazos abiertos como tú, Madre.
Fuiste su cuna. Cristo nos compró en la cruz pagando un precio de dolor.
Pero, los niños de cuna se entregan dócilmente y con entera confianza. Ahora, la cruz es como tu regazo materno. La vida con Cristo nos exige un via crucis; la renuncia, el sufrimiento, son el camino. Pero también el precio del verdadero amor.”
 
Tercera estación
JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

“Día del sacrificio, el día en que la sangre brotó de todas las heridas del Cuerpo santísimo, hasta que por su costado abierto escurrió la última gota.
Esta tarde, te arrastraste por el camino que asciende al Gólgota, cayendo tres veces bajo el peso del madero.”

Cuarta estación
JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE

“Vas al encuentro de tu Hijo, cuando iba cargado con la cruz rumbo al Gólgota. ¿Cómo supiste de aquello?... es el instinto maternal, el instinto de la sangre y el instinto propio del cáliz, que anhela siempre encontrar a Cristo y recibir su sangre.”

Quinta estación
SIMÓN DE CIRENE AYUDA A CRISTO A LLEVAR EL
MADERO DE LA CRUZ

“Él es quien lleva la cruz más pesada: ¿no puedo yo acaso ser su cirineo?
¿estará tu Hijo dispuesto a aceptar, si le ofrecemos nuestra vida a cambio?
Quiero, esta tarde, ofrecerte de nuevo mi propia vida. Sólo pido que si aceptas, me des también las fuerzas de ser ofrenda.”

Sexta estación
VERÓNICA OFRECE UN VELO A JESÚS

“Yo voy a buscar a Cristo, no sólo lo contemplo desde lejos. Pero, sobre todo, es él que me busca a mí. Él me ha llamado y ha despertado en mí el ansia de poseerle... y luego, le llevo ante los hombres.”

Séptima estación
JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

“Ahora puedo comprender lo que significa el dolor y el sufrimiento, desde el más grande hasta el más pequeño. Pero no basta comprenderlo, se trata de ofrecerlo una y otra y mil veces a tu Hijo Jesús.”

Octava estación
JESÚS ENCUENTRA A LAS MUJERES QUE LLORAN

“Fuerza para ambos; para las mujeres, la fuerza del encuentro con la sangre divina, con la gracia. Para él, esa extraña fuerza que viene de que Dios encuentre colaboración humana en medio de tantas infidelidades de los que le seguían.”

Novena estación
JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

“En este camino de la cruz miro particularmente la tercera caída de Jesús. Al llegar casi a la cima, antes de realizar ese último esfuerzo supremo, dar los últimos cuatro o cinco pasos necesarios para llegar hasta el lugar de su crucifixión. Cuatro pasos tremendamente heroicos, casi imposibles, porque el
sufrimiento anterior ya había sido mortal.”

Décima estación
JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS

“Hoy... ¿nos atreveremos a decir ‘tengo hambre’, cuando él debió decir ‘tengo sed’? ¿Pensaremos en la dureza de un lecho, cuando él fue clavado al madero? ¿Nos atreveremos a quejarnos de frío, si él en este día fue dejado durante tres horas desnudo colgando de la cruz?”

Undécima estación
JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

“El corazón se encuentra de pie junto a la cruz y ha de empaparse con la sangre que brota de las heridas de Cristo. Ya no cabe en el corazón de Cristo y vuelca sobre todo el mundo, su sangre. Para poder recibirla, hay que estar tres horas al pie de la cruz, y vaciarse entero.”

Duodécima estación
JESÚS MUERE EN LA CRUZ

“Cuando Cristo dio su vida por nosotros en la cruz, rebalsando toda la sangre de su cuerpo sobre el mundo, lo hizo por amor.... Ahora, es Cristo quien vive en mí.”

Décimo tercera estación
JESÚS ES DEPOSITADO MUERTO EN EL REGAZO DE MARÍA

“Lo alojaste, Madrecita, bajo tu corazón. Así, junto a tu corazón se encuentran la tierra con el cielo, unión de amor y de sangre.”

Décimo cuarta estación
JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO

“Para ser fecundos, hay que estar dispuestos a regalar a Cristo a otros. Tú llevas a tu Hijo al sepulcro para que desde allí resucite. Tú sabías que no era un martirio estéril, sino que era la redención del mundo, y que con ello se pondría de manifiesto la gloria de Dios. De tus brazos nació Cristo al martirio de la vida terrena, también de tus brazos resucita a la gloria.”

Oración final
“La sangre vertida de Cristo es el río vivo que redimió al mundo. ¡La cumbre del amor redentor divino, expresada en la máxima donación humana! El corazón de Jesucristo es el cáliz que vació toda su sangre por nosotros, los hombres. La pasión de tu Hijo, Madre, en que tú estuviste a su lado, seguiste el camino que recorrió cargado con su cruz y estuviste de pie junto a él en sus tres horas de agonía, es el complemento ineludible a tu primer ‘Fiat-Sí’. El precio aparente de tal fidelidad será la participación en el sacrificio de Cristo, pero su último fruto es siempre la resurrección con él.”
Amén

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