Después de vencer a la muerte y al Demonio,
quieres que te depositen agotado
en el regazo maternal de Maria.
Con tanta profundidad y ternura estás unido a ella,
que en nuestro corazón
se manifiesta cálidamente el plan del Padre
El sacrificio que Maria presentó al ofrecerte,
me cantará sin cesar en el alma:
el amor redentor impulsa a realizar
la acción del sacrificio;
esa es la entrega que ha consumado
la obra de redención.
Quiero permanecer fiel como un niño a esa Madre
e inscribir su nombre
profundamente en los corazones;
entonces el dolor que recorre todo los pueblos
surgirá hecho un jubiloso
y armónico canto de redención
Padre Jose Kentenich (HP 317-318)
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