La Infinita fantasía del Señor, el Papa en el Ángelus
Alegrémonos
de los gestos de bien, sin celos ni envidias
(RV).- (Audio) El Santo Padre en su alocución previa al rezo del Ángelus, en el
patio apostólico en Castelgandolfo, pidió la intercesión de la Virgen María, para
que sepamos alegrarnos de cada gesto e iniciativa de bien, sin envidias y
celos, y usemos sabiamente los bienes terrenales en la continúa búsqueda de los
bienes eternos. Porque como dijo el Papa, Dios puede obrar cosas buenas e
incluso prodigiosas más allá de su propio círculo, puesto que se puede colaborar
a la causa del Reino de Dios en distintos modos, incluso ofreciendo un simple
vaso de agua a un misionero. Al final de sus saludos, el Pontífice en un
llamamiento, recordó la difícil situación que está viviendo la población del
Este de la
República Democrática del Congo, y expresó su cercanía a
todos los prófugos de ese país que están escapando de persistentes combates y
violencias. Invocó a Dios, para que se encuentren caminos pacíficos de diálogo
y de protección de tantos inocentes y que vuelva cuanto antes la paz.
(PY-RV)
A continuación el texto completo de la Alocución previa al Ángelus del Papa
Queridos hermanos y hermanas
El Evangelio de este domingo presenta uno de los episodios de la vida de Cristo
que, aún considerándolo –por así decir- pasajero- contiene un profundo
significado (Cfr. Mc 9,38-41). Se trata del hecho que, una persona, que no era
de los seguidores de Jesús, había expulsado demonios en su nombre. El apóstol
Juan, joven y diligente, quisiera impedírselo, pero Jesús no se lo permite, es
más, aprovecha de aquella situación para enseñar a sus discípulos que Dios pude
obrar cosas buenas y hasta prodigiosas también más allá de su propio círculo y
que se puede colaborar a la causa del Reino Dios en distintos modos, aún
ofreciendo un simple vaso de agua a un misionero (v. 41). El apóstol San
Agustín a este propósito escribe: «Como en la Católica –es decir en la Iglesia- se puede
encontrar lo que no es católico, así también fuera de la Católica puede haber algo
de Católico» (Agustín, sobre el bautismo de los herejes PL 43, VII, 39, 77).
Por esto, los miembros de la
Iglesia, no tienen que probar celos, sino más bien alegrarse
si alguien externo a la comunidad obra el bien en el nombre de Cristo, a
condición que lo haga con intención recta y con respeto. También en el interior
de la Iglesia
misma, puede suceder, a veces, que cueste valorizar y apreciar, en un espíritu
de profunda comunión, las cosas buenas realizadas por las distintas realidades
eclesiales. En cambio, todos tenemos que ser siempre capaces de apreciar y
estimarnos mutuamente, alabando al Señor por la infinita ‘fantasía’ con la cual
obra en la Iglesia
y en el mundo.
En la liturgia hodierna resuena también la denuncia del apóstol Santiago contra
los ricos deshonestos, que ponen sus seguridades en las riquezas acumuladas a
fuerza de violencia (Cfr. Sant 5,1-6). Al respecto, Cesario de Arles afirma en
su discurso: «La riqueza no puede hacer el mal a un hombre bueno, porque la
dona con misericordia, así como no puede ayudar a un hombre malo, mientras la
conserve con avidez o la derroche disipándola» (Sermones 35,4). Las palabras
del apóstol Santiago, mientras advierten de la vana codicia de los bienes
materiales, constituyen un fuerte llamamiento a usarlos en la perspectiva de la
solidaridad y del bien común, obrando siempre con equidad y moralidad en todos
los niveles.
Queridos amigos, por la intercesión de María Santísima, invocamos para que
sepamos gozar por cada gesto e iniciativa de bien, sin envidias y celos y usar
con sabiduría los bienes terrenos en la continua búsqueda de los bienes eternos
(RV-Traducción del italiano Claudia Alberto-Eduardo Rubió)
El Pontífice saludó a los miles de fieles presentes en la Plaza, estos fueron sus
saludos en español
7 XXVII Domingo "per annum" Plaza de San Pedro, 9.30O
CAPILLA PAPAL
Santa Misa con ocasión de la apertura del Sínodo de los Obispos y proclamación
de san Juan de Ávila y santa Hildegarda de Bingen "Doctores de la Iglesia"
10 Miércoles Sala Pablo VI, 10.30
Audiencia general
11 Jueves Plaza de San Pedro, 10.00
Santa Misa en la apertura del Año
de la Fe
14 Domingo
Plaza de San Pedro, 12.00
Ángelus
17 Miércoles
Sala Pablo VI, 10.30
Audiencia general
21 XXIX Domingo "per annum" Plaza de San Pedro, 9.30
CAPILLA PAPAL
Santa Misa y Canonización de los beatos:
- Santiago Berthieu
- Pedro Calungsod
- Juan Bautista Piamarta
- Carmen Sallés y Barangueras
- Mariana Cope
- Catalina Tekakwitha
- Ana Schäffer
Plaza de San Pedro, 12.00
Ángelus
24 Miércoles
Sala Pablo VI, 10.30
Audiencia general
28 XXX Domingo "per annum" Basílica Vaticana, 9.30
CAPILLA PAPAL
Santa Misa en la clausura del Sínodo de los Obispos
Plaza de San Pedro, 12.00
Ángelus
31 Miércoles Sala Pablo VI, 10.30
Audiencia general
Evangelio según San Marcos 9,38-43.45.47-48. Juan le
dijo: "Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y
tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros".
Pero Jesús les dijo: "No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro
en mi Nombre y luego hablar mal de mí.
Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de
agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo.
Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería
preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran
al mar.
Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus
dos manos a la Gehena,
al fuego inextinguible.
Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar
lisiado en la Vida,
que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena.
Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque
más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con
tus dos ojos a la Gehena,
donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
38 Dixit illi Ioannes: “ Magister, vidimus quendam in nomine
tuo eicientem daemonia, et prohibebamus eum, quia non sequebatur nos ” 43 Et si
scandalizaverit te manus tua, abscide illam: bonum est tibi debilem introire in
vitam, quam duas manus habentem ire in
gehennam, in ignem inexstinguibilem 45 Et si pes tuus te scandalizat, amputa
illum: bonum est tibi claudum introire in vitam,
quam duos pedes habentem mitti in gehennam.
47 Et si oculus tuus scandalizat te, eice eum: bonum est
tibi luscum introire in regnum Dei, quam duos oculos habentem mitti in
gehennam,
48 ubi vermis eorum non moritur, et ignis non exstinguitur;
Évangile
de Jésus-Christ selon saint Marc 9,38-43.45.47-48.
Jean, l'un des Douze, disait à Jésus : « Maître, nous avons vu quelqu'un
chasser des esprits mauvais en ton nom ; nous avons voulu l'en empêcher, car il
n'est pas de ceux qui nous suivent. »
Jésus répondit : « Ne l'empêchez pas, car celui qui fait un miracle
en mon nom ne peut pas, aussitôt après, mal parler de moi ;
celui qui n'est pas contre nous est pour nous.
Et celui qui vous donnera un verre d'eau au nom de votre appartenance au
Christ, amen, je vous le dis, il ne restera pas sans récompense. Celui qui entraînera la chute d'un seul de ces petits qui croient en
moi, mieux vaudrait pour lui qu'on lui attache au cou une de ces meules que
tournent les ânes, et qu'on le jette à la mer.
Et si ta main t'entraîne au péché, coupe-la. Il vaut mieux entrer manchot dans
la vie éternelle que d'être jeté avec tes deux mains dans la géhenne, là où le
feu ne s'éteint pas.
Si ton pied t'entraîne au péché, coupe-le. Il vaut mieux entrer estropié dans
la vie éternelle que d'être jeté avec tes deux pieds dans la géhenne.
Si ton œil t'entraîne au péché, arrache-le. Il vaut mieux entrer borgne dans le
royaume de Dieu que d'être jeté avec tes deux yeux dans la géhenne,
là où le ver ne meurt pas et où le feu ne s'éteint pas.
Holy
Gospel of Jesus Christ according to Saint Mark 9:38-43.45.47-48.
John said to Jesus, «Teacher, we saw someone driving out demons in your
name, and we tried to prevent him because he does not follow us.»
Jesus replied, "Do not prevent him. There is no one who performs a mighty
deed in my name who can at the same time speak ill of me.
For whoever is not against us is for us.
Anyone who gives you a cup of water to drink because you belong to Christ, amen,
I say to you, will surely not lose his reward.
Whoever causes one of these little ones who believe (in me) to sin, it would be
better for him if a great millstone were put around his neck and he were thrown
into the sea.
If your hand causes you to sin, cut it off. It is better for you to enter into
life maimed than with two hands to go into Gehenna, into the unquenchable fire.
And if your foot causes you to sin, cut it off. It is better for you to enter
into life crippled than with two feet to be thrown into Gehenna.
And if your eye causes you to sin, pluck it out. Better for you to enter into
the kingdom of God with one eye than with two eyes to
be thrown into Gehenna,
where 'their worm does not die, and the fire is not quenched.'
Evangelho segundo S. Marcos 9,38-43.45.47-48.
Naquele
tempo, João disse a Jesus: «Mestre, vimos alguém expulsar demónios em teu nome,
alguém que não nos segue, e quisemos impedi-lo porque não nos segue.»
Jesus disse-lhes: «Não o impeçais, porque não há ninguém que faça um milagre em
meu nome e vá logo dizer mal de mim.
Quem não é contra nós é por nós.
Sim, seja quem for que vos der a beber um copo de água por serdes de Cristo, em
verdade vos digo que não perderá a sua recompensa.»
«E se alguém escandalizar um destes pequeninos que crêem em mim, melhor seria
para ele atarem-lhe ao pescoço uma dessas mós que são giradas pelos jumentos, e
lançarem-no ao mar.
Se a tua mão é para ti ocasião de queda, corta-a; mais vale entrares mutilado
na vida, do que, com as duas mãos, ires para a Geena, para o fogo que não se
apaga,
Se o teu pé é para ti ocasião de queda, corta-o; mais vale entrares coxo na
vida, do que, com os dois pés, seres lançado à Geena,
E se um dos teus olhos é para ti ocasião de queda, arranca-o; mais vale entrares
com um só no Reino de Deus, do que, com os dois olhos, seres lançado à Geena,
onde o verme não morre e o fogo não se apaga.
Heilig Evangelie van Jezus Christus volgens Marcus
9,38-43.45.47-48. Johannes
zei Hem: 'Meester, we hebben iemand die ons niet volgt, in uw naam duivels zien
uitdrijven, en we hebben getracht het hem te beletten, omdat hij geen volgeling
van ons was.' Maar Jezus zei: 'Belet het hem
niet, want iemand die een wonder doet in mijn Naam, zal niet zo grif ongunstig
over Mij spreken.
Wie niet tegen ons is, is voor ons.
Als iemand u een beker water te drinken geeft omdat gij van Christus zijt,
voorwaar Ik zeg u: zijn loon zal hem zeker niet ontgaan.
Maar als iemand een van deze kleinen die geloven, aanstoot geeft, het zou beter
voor hem zijn als men hem een molensteen om de hals deed en in zee wierp.
Dreigt uw hand u aanstoot te geven, hak ze af; het is beter voor u verminkt het
leven binnen te gaan dan in het bezit van twee handen in de hel te komen, in
het onblusbaar vuur.
het is beter voor u kreupel het leven binnen te gaan dan in het bezit van twee
voeten in de hel te worden geworpen.
het is beter voor u met een oog het Rijk Gods binnen te gaan dan in het bezit
van twee ogen in de hel te worden geworpen,
waar hun worm niet sterft en het vuur niet gedoofd wordt.
Evangelium
nach Markus 9,38-43.45.47-48.
Da sagte Johannes zu ihm: Meister, wir haben gesehen, wie jemand in
deinem Namen Dämonen austrieb; und wir versuchten, ihn daran zu hindern, weil
er uns nicht nachfolgt.
Jesus erwiderte: Hindert ihn nicht! Keiner, der in meinem Namen Wunder tut,
kann so leicht schlecht von mir reden.
Denn wer nicht gegen uns ist, der ist für uns.
Wer euch auch nur einen Becher Wasser zu trinken gibt, weil ihr zu Christus
gehört - amen, ich sage euch: er wird nicht um seinen Lohn kommen.
Wer einen von diesen Kleinen, die an mich glauben, zum Bösen verführt, für den
wäre es besser, wenn er mit einem Mühlstein um den Hals ins Meer geworfen
würde.
Wenn dich deine Hand zum Bösen verführt, dann hau sie ab; es ist besser für
dich, verstümmelt in das Leben zu gelangen, als mit zwei Händen in die Hölle zu
kommen, in das nie erlöschende Feuer.
Und wenn dich dein Fuß zum Bösen verführt, dann hau ihn ab; es ist besser für
dich, verstümmelt in das Leben zu gelangen, als mit zwei Füßen in die Hölle
geworfen zu werden.
Und wenn dich dein Auge zum Bösen verführt, dann reiß es aus; es ist besser für
dich, einäugig in das Reich Gottes zu kommen, als mit zwei Augen in die Hölle
geworfen zu werden,
wo ihr Wurm nicht stirbt und das Feuer nicht erlischt.
Dal Vangelo di Gesù Cristo secondo Marco
9,38-43.45.47-48.
Giovanni
gli disse: «Maestro, abbiamo visto uno che scacciava i demòni nel tuo nome e
glielo abbiamo vietato, perché non era dei nostri».
Ma Gesù disse: «Non glielo proibite, perché non c'è nessuno che faccia un
miracolo nel mio nome e subito dopo possa parlare male di me.
Chi non è contro di noi è per noi.
Chiunque vi darà da bere un bicchiere d'acqua nel mio nome perché siete di
Cristo, vi dico in verità che non perderà la sua ricompensa.
Chi scandalizza uno di questi piccoli che credono, è meglio per lui che gli si
metta una macina da asino al collo e venga gettato nel mare.
Se la tua mano ti scandalizza, tagliala: è meglio per te entrare nella vita
monco, che con due mani andare nella Geenna, nel fuoco inestinguibile.
Se il tuo piede ti scandalizza, taglialo: è meglio per te entrare nella vita
zoppo, che esser gettato con due piedi nella Geenna.
Se il tuo occhio ti scandalizza, cavalo: è meglio per te entrare nel regno di
Dio con un occhio solo, che essere gettato con due occhi nella Geenna, dove il loro verme non muore e il fuoco non si estingue.
Ewangelia wg św. Marka 9,38-43.45.47-48. Jan
powiedział do Jezusa: «Nauczycielu, widzieliśmy kogoś, kto nie chodzi z nami,
jak w Twoje imię wyrzucał złe duchy, i zabranialiśmy mu, bo nie chodził z
nami».
Lecz Jezus odrzekł: «Nie zabraniajcie mu, bo nikt, kto czyni cuda w imię moje,
nie będzie mógł zaraz źle mówić o Mnie. Kto bowiem nie jest przeciwko
nam, ten jest z nami.
Kto wam poda kubek wody do picia, dlatego że należycie do Chrystusa, zaprawdę,
powiadam wam, nie utraci swojej nagrody.
Kto by się stał powodem grzechu dla jednego z tych małych, którzy wierzą, temu
byłoby lepiej uwiązać kamień młyński u szyi i wrzucić go w morze.
Jeśli twoja ręka jest dla ciebie powodem grzechu, odetnij ją; lepiej jest dla
ciebie ułomnym wejść do życia wiecznego, niż z dwiema rękami pójść do piekła w
ogień nieugaszony.
I jeśli twoja noga jest dla ciebie powodem grzechu, odetnij ją; lepiej jest dla
ciebie, chromym wejść do życia, niż z dwiema nogami być wrzuconym do piekła.
Jeśli twoje oko jest dla ciebie powodem grzechu, wyłup je; lepiej jest dla
ciebie jednookim wejść do królestwa Bożego, niż z dwojgiem oczu być wrzuconym
do piekła,
gdzie robak ich nie umiera i ogień nie gaśnie».
Κατά Μάρκο Άγιο Ευαγγέλιο
9,37-42.44.46-47.
«Όποιος δεχτεί ένα
τέτοιο παιδί στο
όνομά μου, δέχεται εμένα τον ίδιο· κι όποιος δέχεται εμένα, δεν δέχεται εμένα αλλά αυτόν που μ' έστειλε στον κόσμο». Λέει ο Ιωάννης στον Ιησού: «Διδάσκαλε, είδαμε κάποιον που δεν
είναι δικός μας, να βγάζει δαιμόνια επικαλούμενος το όνομά σου, και τον
εμποδίσαμε, γιατί δεν
είναι δικός μας». Ο Ιησούς του
απάντησε: «Μην τον
εμποδίζετε, γιατί δεν
μπορεί κανείς, αφού χρησιμοποιήσει το όνομά μου για να
κάνει θαύμα, αμέσως μετά να μιλήσει άσχημα για μένα. Όποιος, λοιπόν, δεν είναι εναντίον σας
είναι με το
μέρος σας. Όποιος επίσης σας
δώσει για χάρη μου ένα ποτήρι νερό επειδή ανήκετε στο Χριστό, σάς βεβαιώνω πως δε
θα χάσει την
αμοιβή του».
«Όποιος γίνει αφορμή να κλονιστεί ένας απ' αυτούς τους μικρούς που πιστεύουν σ' εμένα, το καλύτερο γι' αυτόν είναι να κρεμάσει μια
μυλόπετρα στο λαιμό του και να
πέσει στη θάλασσα. Εκεί το σκουλήκι που θα τους τρώει δεν πεθαίνει και η φωτιά δε σβήνει. Εκεί το σκουλήκι που θα τους τρώει δεν πεθαίνει και η φωτιά δε σβήνει. Επίσης αν ακόμη κάτι τόσο σπουδαίο σαν το μάτι σου σε σκανδαλίζει, βγάλε το· είναι προτιμότερο να μπεις μονόφθαλμος στη βασιλεία του
Θεού, παρά να
έχεις δύο μάτια και να πας
στη γέεννα του
πυρός.
"El
que hace el bien hace lo que Dios quiere" Nm 11, 2529:
"¿Estás
celoso de mí? !Ojalá todo el pueblo del Señor fuera profeta!
Sal
18,8.10.1213.14:
"Los
mandatos del Señor son rectos, alegran el corazón" St 5,16:
"Vuestra
riqueza está corrompida"
Mc
9,3843.45.4748:
"El
que no está contra nosotros está a favor nuestro. Si tu mano te hace caer, córtatela"
Cuando dos
ancianos no elegidos por Moisés comienzan a profetizar son denunciados".
Sin embargo, a Moisés esto no le importa mucho y expresa el deseo de que todo
el pueblo se comporte así. Ya dirá Joel que,
en tiempos mesiánicos, en todas las capas sociales se manifestará el Espíritu.
Comienza
ahora san Marcos una serie de textos de carácter catequético, que empieza con
el pasaje del "que echaba demonios". Jesús se va a mostrar no
solamente "comprensivo" con quien esto hace, sino que le
considerará de los suyos. El hecho de que no le difamara era importante allí
donde muchos hablaban mal de Él.
Las
advertencias sobre el pie, la mano y el ojo tendrían un gran sentido en el
ambiente de las persecuciones, y tal vez se comprendan mejor en ese contexto.
Compartir
no es ganar necesariamente a otro, restándole méritos. Lo noble es descubrir el
bien esté donde esté y fomentarlo. Lo demás es creer que sólo nosotros somos
buenos.
_ El juicio
moral sobre las acciones propias y ajenas:
"El
desconocimiento de Cristo, los malos ejemplos recibidos de otros, la
servidumbre de las pasiones, la pretensión de una mal entendida autonomía de la
conciencia, el rechazo de la autoridad de la Iglesia y de su
enseñanza, la falta de conversión y de caridad pueden conducir a desviaciones
del juicio en la conducta moral" (CIC 1792).
_ "El
escándalo adquiere una gravedad particular según la autoridad de quienes lo
causan o de la debilidad de quienes lo padecen. Inspiró a nuestro Señor esta
maldición: ``Al que escandalice a uno de estos pequeños que creen en mí, más le
vale que le cuelguen al cuello una de esaspiedras de molino que mueven los asnos y le hundan en lo profundo del
mar'' (Mt 18,6). El escándalo es grave cuando es causado por quienes, por
naturaleza o por función, están obligados a enseñar y educar a los otros.
Jesús, en efecto, lo reprocha a los escribas y fariseos: los compara a lobos
disfrazados de corderos" (CIC 2285).
_ "La
persona humana participa de la luz y la fuerza del Espíritu divino. Por la
razón es capaz de comprender el orden de las cosas establecido por el Creador.
Por su voluntad es capaz de dirigirse por sí misma a su bien verdadero.
Encuentra su perfección en la búsqueda y el amor de la verdad y del bien"
(CIC 1704).
_
"Pero si alguien me dice: No sé qué hacer; ese hombre predica a Cristo,
indica el camino para seguirle, se dice discípulo suyo, afirma que anuncia la
verdad, ¿cómo no voy a seguir a quien enseña tales cosas?, responderé: Tiene
una cosa en su lengua y otra en su conciencia. Me dirás: ¿Y por dónde lo sé?
¿Acaso puedo yo leer las conciencias? Yo oigo que habla de Cristo y creo que
profesa lo que oigo. No te engañe el hijo de la falsedad, y, si tú eres hijo de
la verdad, aprende, !oh cristiano!, que deseas
oír y ver a Cristo. Si alguno te predicase a Cristo, examina y considera qué
Cristo te predica y en dónde te lo predica" (San Agustín, cant. nov. 45).
Dividir la
sociedad entre unos y otros, buenos y malos, mejores y peores... es siempre
ceder a la tentación de colocarnos en el mejor de los lados.
FUENTE:CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA AÑO B
COMENTARIO AMPUERO
XXVI Domingo del Tiempo Ordinario
Mc 9,38-43.45.47-48
En el evangelio del domingo vigésimo
sexto (9,37-42.44.46-47) encontramos recogidas varias sentencias sobre el
seguimiento de Jesús. Hay que evitar la envidia y la actitud sectaria y monopolizadora
(1ª lectura: Núm 11,25-29), dejando campo libre a la intervención gratuita y
sorprendente de Dios. Particularmente tremenda es la amenaza para los que
escandalizan, es decir, para los que son estorbo o tropiezo para los demás en
su adhesión a Cristo y a su palabra. Finalmente, el seguimiento de Cristo debe
ser incondicional: estando en juego el destino definitivo del hombre, es
preciso estar dispuesto a tomar cualquier decisión que sea necesaria por
dolorosa que resulte.
Ser tajantes «Si tu mano te hace caer,
córtatela». El evangelio es tajante. Y no porque sea duro.
Nadie considera duro al médico que
extirpa el cáncer. Más bien resultaría ridículo extirparlo sólo a medias. Lo
que está en juego es si apreciamos la vida. El evangelio es tajante porque ama
la vida, la vida eterna que Dios ha sembrado en nosotros, y por eso plantea
guerra a muerte contra todo lo que mata o entorpece esa vida: «más te vale
entrar manco en la vida que ir con las dos manos al abismo». La cuestión
decisiva es esta: ¿Amamos de verdad la
Vida? «Al que escandalice a uno de estos
pequeñuelos que creen, más le valdría que la encaja en el cuello una piedra de
molino y lo echasen al mar». Tampoco aquí Jesús exagera. También aquí es el
amor a la vida lo que está en juego, el bien de los hermanos. Sólo que
escándalo no es sólo una acción especialmente llamativa. Todo lo que resulte un estorbo por la fe del
hermano es escándalo. Todamediocridad consentida
y justificada es un escándalo, un tropiezo. Toda actitud de no hacer caso a la
palabra de Dios es escándalo. Todo pecado, aún oculto, es escándalo.
«El que no está contra nosotros, está a
favor nuestro». Otra tentación es la de
creerse los únicos, los mejores. Sin
embargo, todo el que se deje mover por Cristo, es de Cristo. Con cuanta
facilidad se absolutizan métodos, medios, maneras de hacer las cosas, carismas
particulares, grupos... Pero toda intransigencia es una forma de soberbia,
aparte de una ceguera.
Entrada: «Lo que has hecho con nosotros, Señor, es un castigo merecido,
porque hemos pecado contra ti y no pusimos por obra lo que nos habías mandado;
pero da gloria a tu nombre y trátanos según tu abundante misericordia» (Dan
3,31.29. 30.43.42).
Colecta (del Misal anterior y antes en el Gelasiano y Gregoriano): «¡Oh Dios!,
que manifiestas especialmente tu poder con el perdón y la misericordia; derrama
incesantemente sobre nosotros tu gracia, para que, deseando lo que nos
prometes, consigamos los bienes del cielo».
Ofertorio: «Dios de misericordia, que nuestra oblación te sea grata y abra para
nosotros la fuente de toda bendición».
Comunión: «Recuerda la palabra que diste a tu siervo, de la que hiciste mi
esperanza. Este es mi consuelo en la aflicción» (Sal 118,49-50); o bien: «En
esto hemos conocido el amor de Dios: en que Él dio su vida por nosotros.
También nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos» (1 Jn 3,16).
Postcomunión (del Misal anterior, retocada con textos del Veronense y del Misal de
París del año 1782):«Que esta
Eucaristía renueve nuestro cuerpo y nuestro espíritu, para que participemos de
la herencia gloriosa de tu Hijo, cuya muerte hemos anunciado y compartido».
Ciclo
B
El Espíritu de Dios
sopla donde quiere: esto es lo que nos dan a entender las lecturas primera y
tercera. La segunda lectura nos enseña el buen uso que hemos hacer de las
riquezas y que éstas no pueden ser adquiridas injustamente.
Los dones que Dios ha
repartido, tanto naturales cuanto sobrenaturales, no son valores absolutos
puestos a nuestro servicio egoísta y personalmente irresponsable. Hay que
ejercitarlos con la virtud de caridad. No somos dueños absolutos. De todos
ellos hemos de dar cuenta a Dios en el día del juicio.
–Números
11,25-29: Ojalá todo el pueblo fuera profeta. Dios reparte sus
dones gratuitamente, a quien quiere y como quiere. Pero todos los dones divinos
han de emplearse para el bien de todos y para la unidad del pueblo de Dios.
El episodio de la
lectura sirve para demostrar que el gobierno del pueblo de Dios no es un asunto
de naturaleza política o económica, sino solamente religiosa. Los dones de Dios
son distribuidos de modo que nadie puede criticarlos o hacer recriminaciones. La Iglesia es guiada por el
Espíritu en la predicación de sus verdades y en la santificación de sus
miembros por medio de los sacramentos.
–El Salmo 18
nos manifiesta un contenido precioso para meditar sobre la lectura anterior:
«los mandatos delSeñor alegran el
corazón; la ley del Señor es perfecta y es descanso del alma;el precepto del Señor es fiel e instruye al
ignorante, la voluntad del Señor es pura y eternamente estable»... Pero podemos
presumir de ello. Por eso pedimos al Señor: «preserva a tu siervo de la
arrogancia, para que no nos domine; así quedaremos libres e inocentes del gran
pecado».
–Santiago 5,1-6:
Vuestra riqueza está corrompida. También los bienes materiales caen bajo
la ley y responsabilidad de la caridad. Son dones de Dios. Pero nuestro egoísmo
puede hacerlos malditos. Así lo enseña el Concilio Vaticano II:
«Los cristianos que
toman parte activa en el movimiento económico-social de nuestro tiempo y luchan
por la justicia y la caridad, convénzanse de que pueden contribuir mucho al
bienestar de la humanidad y a la paz del mundo. Individual y colectivamente den
ejemplo en este campo. Adquirida la competencia profesional y la experiencia,
que son absolutamente necesarias, respeten en la acción temporal la justa
jerarquía de valores, con fidelidad a Cristo y a su Evangelio, a fin de que su
vida, tanto la individual como la social quede saturada con el espíritu de
pobreza. Quien,con obediencia a Cristo
busca ante todo el Reino de Dios, encuentra en éste un amor más fuerte y más
puro para ayudar a todos los hermanos, y para realizar la obra de la justicia
bajo la inspiración de la caridad» (Gaudium et spes 72).
Clemente de
Alejandría decía:
«La posesión de las
riquezas es odiosa en público y en particular cuando excede a las necesidades
de la vida: la adquisición de las riquezas es trabajosa y difícil, su
conservación penosa,y su uso incómodo»
(Pedagogo 32,3).
Y San Hilario:
«No es delito tener
riquezas, como se arregle el uso de ellas; porque aunque no se abandonen los
fondos que sirven de manantial a la limosna, esto no impide el repartir sus
bienes con los necesitados. Luego no es malo tener hacienda, sino poseerla de
modo que nos sea perniciosa. El riesgo está en el deseo de enriquecerse, y un
alma justa que se ocupa en aumentar su hacienda, se impone una pesada carga;
porque un siervo de Dios no puede adquirir los bienes del mundo sin exponerse a
juntar vicios que son inseparables de los bienes» (Comentario al Evangelio
de San Mateo 19,8).
–Marcos
9,37-42.44.46-47: El que no está contra nosotros está a nuestro
favor. El pecado de escándalo, tan frecuentemente reprobado por Cristo, es
siempre el triunfo del egoísmo personal y de la irresponsabilidad humana sobre
la ley de la caridad y sobre las necesidades de nuestros hermanos. Cristo lo
condenó con palabras durísimas. Hay que proclamarlo por doquier, pues se nota
una insensibilidad generalizada con respecto a los escándalos: corrupciones,
pornografías, opresiones y mil formas de abusos se comenten con toda
naturalidad, sin temor de Dios, sin recriminaciones...
No pueden existir
razones que permitan ser indulgentes contra teorías, doctrinas, prácticas y
costumbres que conducen al mal o que lo presentan desnaturalizado y privado de
malicia. Es nuestra vida íntegra la que ha de proclamar nuestra fe operante o
la que puede desmentir en nosotros la verdad de nuestra religiosidad, sea
litúrgica o extralitúrgica.
Los Santos Padres han
tratado de eso con mucha precisión y muy frecuentemente. Concretamente San
Basilio:
«Si aun cuando en las
cosas permitidas, y en las que nos es libre hacer o no hacer, causamos
escándalo a los débiles o ignorantes, incurrimos en una vigorosa condenación,
según dijo el Salvador con estas palabras: “mejor le sería que se arrojase en
el mar con una piedra de molino al cuello, que escandalizar a uno de estos
pequeñuelos”. Vuelvo a decir, nos ha de juzgar con tan terrible rigor sobre las
cosas permitidas, ¿qué sucederá en las cosas que son prohibidas?» (Cuestiones
10,25).
Y San Juan Crisóstomo:
«No me digáis, esto o
aquello está prohibido, ni que está permitido, siempre que habléis de alguna
cosa que escandaliza a los demás; porque, aunque la permitiera el mismo
Jesucristo, si advertís que alguno se escandaliza, absteneos, no uséis del
premio que os ha dado. De este modo procedió el grande Apóstol, no queriendo
tomar cosa alguna de los fieles, no obstante que el Señor lo había permitido a
los Apóstoles» (Homilía 21,9).
Todo lo que hiciste con nosotros, Señor,
es verdaderamente justo, porque pecamos contra ti y no obedecimos tu ley; pero
glorifica tu nombre, tratándonos según tu gran misericordia.
Omnia, quæ fecísti nobis, Dómine, in vero
iudício fecísti, quia peccávimus tibi, et mandátis tuis non obodívimus; sed da
glóriam nómini tuo, et fac nobíscum secúndum multitúdinem misericórdiæ tuæ.
Signore, tutto ciò che hai fatto ricadere su di noi
l'hai fatto con retto giudizio;abbiamo peccato contro di te,non abbiamo dato
ascolto ai tuoi precetti;ma ora glorifica il tuo nome e opera con noi secondo
la grandezza della tua misericordia.
Reunido el pueblo, el
sacerdote con los ministros va al altar, mientras se entona el canto de
entrada.
Cuando llega al altar, el sacerdote
con los ministros hace la debida reverencia, besa el altar y, si se juzga
oportuno, lo inciensa. Después se dirige con los ministros a la sede. Terminado
el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras
el sacerdote dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo.
In nomine
Patris et Filii et Spiritus Sancti.
Amen.
Nel nome del Padre del Figlio e dello Spirito Santo.
Amen
El sacerdote, extendiendo las manos,
saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
Saludo
Salutatio
SALUTO DEL CELEBRANTE
El Señor esté con vosotros
Dominus vobiscum.
Il Signore sia con voi.
Respuesta
Y con tu espíritu.
Et cum spiritu
tuo.
E con il tuo spirito.
ACTO PENITENCIAL
Actus
Pænitentialis
ATTO PENITENZIALE
Kyrie, eleison.
Kyrie,
eleison.
Christe, eleison.
Christe,
eleison.
Kyrie, eleison.
Kyrie,
eleison.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.
Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad
Signore, pietà.
Signore, pietà.
Cristo, pietà.
Cristo, pietà.
Signore, pietà.
Signore, pietà.
Gloria
Gloria a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres
que ama el Señor.
Por tu inmensa gloria
te alabamos,
te bendecimos,
te adoramos,
te glorificamos,
te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial,
Dios Padre todopoderoso.
Señor, Hijo único, Jesucristo.
Señor Dios, Cordero de Dios,
Hijo del Padre;
tú que quitas el pecado del
mundo,
ten piedad de nosotros;
tú que quitas el pecado del mundo
atiende nuestra súplica
tú que estás sentado a la derecha
del Padre,
ten piedad de nosotros;
porque sólo tú eres Santo,
sólo tú Señor,
sólo tú Altísimo, Jesucristo,
con el Espíritu Santo
en la gloria de Dios Padre.
Amén.
Glória in excélsis Deo
et in terra pax homínibus bonae
voluntátis.
Laudámus te,
benedícimus te,
adorámus te,
glorificámus te,
grátias ágimus tibi propter
magnam glóriam tuam,
Dómine Deus, Rex caeléstis,
Deus Pater omnípotens.
Dómine Fili unigénite, Iesu
Christe,
Dómine Deus, Agnus Dei, Fílius
Patris,
qui tollis peccáta mundi,
miserére nobis;
qui tollis peccáta mundi, súscipe
deprecatiónem nostram.
Qui sedes ad déxteram Patris,
miserére nobis.
Quóniam tu solus Sanctus, tu
solus Dóminus,
tu solus Altíssimus,
Iesu Christe, cum Sancto Spíritu:
in glória Dei Patris.
Amen.
GLORIA A DIO
Gloria a Dio nell'alto dei cieli
e pace in terra agli uomini di buona
volontà.
Noi ti lodiamo, ti benediciamo,
ti adoriamo, ti glorifichiamo,
ti rendiamo grazie per la tua gloria
immensa,
Signore Dio, Re del cielo, Dio Padre
onnipotente.
Signore, Figlio unigenito, Gesù Cristo,
Signore Dio, Agnello di Dio, Figlio del
Padre;
tu che togli i peccati del mondo, abbi
pietà di noi;
tu che togli i peccati del mondo,
accogli la nostra supplica;
tu che siedi alla destra del Padre,
abbi pietà di noi.
Perché tu solo il Santo, tu solo il Signore, tu solo
l'Altissimo:
Gesù Cristo, con lo Spirito Santo
nella gloria di Dio Padre.
Amen.
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos
juntas dice:
Oremos.
Preghiamo
Y todos junto con el sacerdote rezan en silencio
durante unos instantes. Luego el sacerdote con las manos extendidas pronuncia
la oración colecta. Cuando ésta finaliza el pueblo aclama: Amen
ORACIÓN COLECTA
Collecta
COLLETTA
S: Oremus
Dios nuestro, que manifiestas tu poder sobre
todo en la misericordia y el perdón, derrama sin cesar tu gracia sobre
nosotros, para que, deseando tus promesas, nos hagas participar de los bienes
celestiales. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en
la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Deus,
qui omnipoténtiam tuam parcéndo máxime et miserándo maniféstas, multíplica
super nos grátiam tuam, ut, ad tua promíssa curréntes, cæléstium bonórum fácias
esse consórtes. Per Dominum.
O Dio, che
riveli la tua onnipotenza soprattutto con la misericordia e il perdono,
continua a effondere su di noi la tua grazia, perché, camminando verso i beni
da te promessi, diventiamo partecipi della felicità eterna. Per il
nostro Signore.
LITURGIA DE LA
PALABRA
LITURGIA VERBI
LITURGIA DELLA PAROLA
El lector va al ambón y lee la primera lectura,
que todos escuchan sentados.
Para indicar el fin de la lectura, el lector
dice:
Palabra de Dios.
Todos aclaman:
Te alabamos, Señor.
El salmista o el cantor entona la antífona del
salmo, y el pueblo la repite y la intercala entre las estrofas.
Si hay segunda lectura, se lee en el ambón, como
la primera.
Para indicar el fin de la lectura, el lector
dice:
Palabra de Dios.
Todos aclaman:
Te alabamos, Señor.
Sigue el canto del Aleluya o, en tiempo de
Cuaresma, el canto antes del evangelio.
Mientras tanto, si se usa incienso, el sacerdote
lo pone en el incensario.
Después el diácono (o el concelebrante que ha de
proclamar el evangelio, en la misa presidida por el Obispo), inclinado ante el
sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote en voz baja dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que
anuncies dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo.
El diácono o el concelebrante se signa y
responde: Amén.
Si el mismo sacerdote debe proclamar el
evangelio, inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Diostodopoderoso, paraque anuncie dignamente tu Evangelio.
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón,
acompañado eventualmente por los ministros que llevan el incienso y los cirios;
ya en el ambón dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El diácono (o el sacerdote):
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo
según san N.
Mientras tanto hace la señal de la cruz sobre el
libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
Gloria a ti, Señor.
El diácono (o el sacerdote), si se usa incienso,
inciensa el libro.
Luego proclama el evangelio.
Acabado el evangelio el diácono (o el sacerdote)
dice:
Palabra del Señor.
Todos aclaman:
Gloria a ti, Señor Jesús.
Si la aclamación es cantada pueden usarse otras
respuestas de alabanza a Jesucristo, por ejemplo:
Tu palabra, Señor, es la verdad, y tu ley nuestra
libertad.
O bien:
Tu palabra, Señor, es lámpara que alumbra nuestros pasos.
O bien:
Tu palabra, Señor, permanece por los siglos.
Después el diácono lleva el libro a quien
preside, y éste lo besa, diciendo en secreto:
Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.
O bien el mismo diácono besa el libro, diciendo
en secreto las mismas palabras.
Luego tiene lugar la homilía; ésta es
obligatoria todos los domingos y fiestas de precepto y se recomienda en los
restantes días.
Acabada la homilía, si la Liturgia del día lo
prescribe, se hace la profesión de fe:
Primera lectura,
lectio prima, prima lectura
Núm 11, 16-17. 24-29
Lectura del libro de los Números.
El Señor dijo a Moisés:
«Reúneme a setenta de los ancianos de Israel –deberás estar seguro de que son
realmente ancianos y escribas del pueblo– llévalos a la Carpa del Encuentro, y que
permanezcan allí junto contigo. Yo bajaré hasta allí, te hablaré, y tomaré
algo del espíritu que tú posees, para comunicárselo a ellos». Moisés salió a
comunicar al pueblo las palabras del Señor. Luego reunió a setenta hombres
entre los ancianos del pueblo, y los hizo poner de pie alrededor de la Carpa. Entonces el
Señor descendió en la nube y le habló a Moisés. Después tomó algo del espíritu
que estaba sobre él y lo infundió a los setenta ancianos. Y apenas el espíritu
se posó sobre ellos, comenzaron a hablar en éxtasis; pero después no volvieron
a hacerlo. Dos hombres –uno llamado Eldad y el otro Medad– se habían quedado en
el campamento; y como figuraban entre los inscritos, el espíritu se posó sobre
ellos, a pesar de que no habían ido a la Carpa. Y también ellos se pusieron a hablar en
éxtasis. Un muchacho vino corriendo y comunicó la noticia a Moisés, con estas
palabras: «Eldad y Medad están profetizando en el campamento». Josué, hijo de
Nun, que desde su juventud era ayudante de Moisés, intervino diciendo: «Moisés,
señor mío, no se lo permitas». Pero Moisés le respondió: «¿Acaso estás celoso a
causa de mí? ¡Ojalá todos fueran profetas en el pueblo del Señor, porque Él les
infunde su espíritu!»
Verbum Dòmini. Deo gratias. Palabra de Dios. Te alabamos, Señor Parola di
Dio. Rendiamo
grazie a Dio.
SALMO RESPONSORIAL.
PSALMUS RESPONSORIUS
SALMO RESPONSORIALE
Sal 18, 8. 10. 12-14
R. Los
preceptos del Señor alegran el corazón.
La ley del Señor es perfecta, reconforta el alma; el testimonio
del Señor es verdadero, da sabiduría al simple.
R.
La palabra del Señor es pura, permanece para siempre; los juicios
del Señor son la verdad, enteramente justos.
R.
También a mí me instruyen: observarlos es muy provechoso. Pero
¿quién advierte sus propios errores? Purifícame de las faltas ocultas.
R.
Presérvame, además, del orgullo, para que no me domine: entonces
seré irreprochable y me veré libre de ese gran pecado.
R.
SEGUNDA LECTURA, LECTIO SECUNDA, SECONDA LETTURA
Sant 5, 1-6
Lectura de
la carta de Santiago.
Ustedes, los ricos, lloren y giman por las desgracias que les van
a sobrevenir. Porque sus riquezas se han echado a perder y sus vestidos están
roídos por la polilla. Su oro y su plata se han herrumbrado, y esa herrumbre
dará testimonio contra ustedes y devorará sus cuerpos como un fuego. ¡Ustedes
han amontonado riquezas, ahora que es el tiempo final! Sepan que el salario
que han robado a los que trabajaron en sus campos está clamando, y el clamor de
los cosechadores ha llegado a los oídos del Señor del universo. Ustedes
llevaron en este mundo una vida de lujo y de placer, y se han cebado a sí
mismos para el día de la matanza. Han condenado y han matado al Justo, sin que
él les opusiera resistencia.
Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor
Verbum Dòmini. Deo gratias
Parola
di Dio Rendiamo grazie a Dio.
ACLAMACIÓN
ALELUYA Cfr. Jn 17, 17
Aleluya. Tu
palabra, Señor, es verdad; conságranos en la verdad. Aleluya.
EVANGELIO
Evangelium
VANGELO
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, compañado
eventualmente por los ministros que llevan el incienso y los cirios; ya en el
ambón dice:
El Señor esté con vosotros.
El pueblo responde:
R: / Y con tu espíritu.
Dóminus vobíscum
Et cum spíritu tuo
El diácono
(o el sacerdote):
Lectura del santo Evangelio según san N.
Léctio sancti
Evangélii secúndum
Y mientras tanto hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su
frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
R: / Gloria a ti, Señor. Glória tibi, Dómine.
El diácono (o el sacerdote), si se usa incienso, inciensa el libro.
Luego proclama el evangelio.
Acabado el evangelio el diácono (o el sacerdote) dice:
Palabra del Señor.
Todos aclaman:
R: / Gloria a ti, Señor Jesús.
Lectura (Proclamación)
Mc 9,
38-43. 45. 47-48
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Juan dijo a Jesús: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba
demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros».
Pero Jesús les dijo: «No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en
mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con
nosotros. Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un
vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien
llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible
para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si
tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus
dos manos al infierno, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión
de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con
tus dos pies al infierno. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo,
porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado
con tus dos ojos al infierno, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga».
S: Palabra del Señor .Te alabamos Señor Verbum Domini. Laus tibi, Christe
Parola del Signore. Lode a te, o Cristo.
Homilía
OMELIA
Acabada la homilía, si la liturgia
del día lo prescribe, se hace la profesión de fe:
Creo en Dios, Padre
todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo,
su único Hijo, nuestro Señor,
En las palabras que
siguen, hasta María Virgen, todos se inclinan.
que fue concebido por
obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María
Virgen,
padeció bajo el poder
de Poncio Pilato,
fue crucificado,
muerto y sepultado,
descendió a los
infiernos,
al tercer día
resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la
derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de
venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu
Santo,
la santa Iglesia
católica,
la comunión de los
santos,
el perdón de los
pecados,
la resurrección de la
carne
y la vida eterna.
Amén.
Professio
fidei
Credo in unum Deum, Patrem
omnipotentem, factorem caeli et terrae, visibilium omnium et invisibilium. Et
in unum Dominum Iesum Christum, Filium Dei unigenitum, et ex Patre natum ante
omnia saecula. Deum de Deo, lumen de lumine, Deum verum de Deo vero, genitum,
non factum, consubstantialem Patri: per quem omnia facta sunt. Qui propter nos
homines et propter nostram salutem descendit de caelis. Et incarnatus est de
Spiritu Sancto ex Maria Virgine, et homo factus est. Crucifixus etiam pro nobis
sub Pontio Pilato; passus et sepultus est, et resurrexit tertia die, secundum
Scripturas, et ascendit in caelum, sedet ad dexteram Patris. Et iterum venturus
est cum gloria, iudicare vivos et mortuos, cuius regni non erit finis. Et in
Spiritum Sanctum, Dominum et vivificantem: qui ex Patre Filioque procedit. Qui
cum Patre et Filio simul adoratur et conglorificatur: qui locutus est per
prophetas. Et unam, sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam.
Confiteor unum baptisma in remissionem peccatorum. Et expecto resurrectionem
mortuorum et vitam venturi saeculi.
Credo in un solo Dio,
Padre onnipotente, creatore del cielo e
della terra,
di tutte le cose visibili e invisibili.
Credo in un solo Signore, Gesù Cristo,
unigenito Figlio di Dio, nato dal Padre
prima di tutti i secoli.
Dio da Dio, Luce da Luce, Dio vero da
Dio vero;
generato, non creato; della stessa
sostanza del Padre;
per mezzo di lui tutte le cose sono
state create.
Per noi uomini e per la nostra salvezza
discese dal cielo;
e per opera dello Spirito Santo
si é incarnato nel seno della Vergine Maria e si é fatto uomo.
Fu crocifisso per noi sotto Ponzio
Pilato, morì e fu sepolto.
Il terzo giorno é risuscitato, secondo le Scritture;
é salito al cielo, siede alla destra del
Padre.
E di nuovo verrà, nella gloria, per giudicare i vivi e
i morti,
e il suo regno non avrà fine.
Credo nello Spirito Santo, che é Signore e da la vita,
e procede dal Padre e dal Figlio
e con il Padre e il Figlio é adorato e glorificato
e ha parlato per mezzo dei profeti.
Credo la Chiesa, una, santa,
cattolica e apostolica.
Professo un solo battesimo per il
perdono dei peccati.
Aspetto la risurrezione dei morti e la
vita del mondo che verrà.
Amen.
Después se hace la
plegaria universal u oración de los fieles, que se desarrolla de la siguiente
forma:
lnvitatorio
El sacerdote invita
a los fieles a orar, por medio de una breve monición.
Intenciones
Las intenciones son
propuestas por un diácono o, en su defecto, por un lector o por otra persona
idónea.
El pueblo manifiesta
su participación con una invocación u orando en silencio.
La sucesión de
intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:
a) por las
necesidades de la Iglesia;
b) por los
gobernantes y por la salvación del mundo entero;
e) por aquellos que
se encuentran en necesidades particulares;
d) por la comunidad
local.
Conclusión
El sacerdote termina
la plegaria común con una oración conclusiva
Deinde fit oratio
universalis, seu oratio fidelium.
Oratio Fidelium
ORACIONES DE LOS FIELES
PREGHIERA DEI FEDELI
LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCHARISTICA
LITURGIA EUCARISTICA
Acabada la Liturgia de la Palabra, los ministros
colocan en el altar el corporal, el purificador, el cáliz y el misal; mientras
tanto puede ejecutarse un canto adecuado.
Conviene que los
fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el
vino para la celebración de la eucaristía, bien aportando otros dones para las
necesidades de la Iglesia
o de los pobres.
El sacerdote se acerca al altar,
toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice
en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por
este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu
generosidad y ahora tepresentamos; él
será para nosotros pan de vida.
Después deja la
patena con el pan sobre el corporal.
Si no se canta
durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote puede decir en voz alta
estas palabras; al final el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre, Señor
El diácono, o el sacerdote, echa
vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
El agua unida al vino sea signo de nuestra
participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición
humana.
Después el sacerdote toma el cáliz
y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por
este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu
generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
Después deja el
cáliz sobre el corporal.
Si no se canta durante la presentación de las
ofrendas, el sacerdote puede decir en voz alta estas palabras; al final el
pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre,
Señor.
A continuación,
el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor,
nuestro corazón contrito y nuestro espíritu
humilde; que éste
sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia,
Señor,
Dios nuestro.
Y, si se juzga
oportuno, inciensa las ofrendas y el altar. A continuación el diácono o un ministro
inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego el
sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor,
limpia mi pecado.
Lava
me, Domine, ab iniquitate mea, et a peccato meo munda me.
Después, de pie
en el centro del altar y de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos,
dice una de las siguientes fórmulas:
Orad,
hermanos,
para que este sacrificio, mío y
vuestro,
sea agradable a Dios, Padre
todopoderoso.
Orate,
fratres, ut meum ac vestrum sacrificium acceptabile fiat apud Deum Patrem
omnipotentem!
O bien:
En el
momento de ofrecer
el
sacrificio de toda la Iglesia,
oremos a
Dios, Padre todopoderoso.
O bien:
Orad,
hermanos
para que,
llevando al altar
los gozos y
las fatigas de cada día,
nos
dispongamos a ofrecer el sacrificio
agradable a
Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo
responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para
alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien
y el de toda su santa
Iglesia.
Luego el sacerdote, con las manos
extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Oratio
SUPER OBLATA (nos ponemos de pie)
l’ORAZIONE SULLE OFFERTE.
Dios misericordioso, concédenos que nuestra ofrenda te sea
aceptable, y que, mediante ella, se nos abra la fuente de toda bendición. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Concéde nobis, miséricors Deus, ut hæc nostra oblátio tibi sit accépta,
et per eam nobis fons omnis benedictiónis aperiátur. Per Christum..
Accogli, Padre
misericordioso, i nostri doni, e da quest'offerta della tua Chiesa fa'
scaturire per noi la sorgente di ogni benedizione. Per Cristo nostro Signore.
Súper Oblata
La
oración sobre las ofrendas termina siempre con la conclusión breve.
Si
la oración se dirige al Padre:
Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Si
la oración se dirige al Padre, pero al final de la misma se menciona al Hijo:
Él, que vive y reina
por los siglos de los
siglos.
Si
la oración se dirige al Hijo:
Tú que vives y reinas
por los siglos de los
siglos.
El
pueblo aclama:
Amén.
Prex Eucharistica
PLEGARIA EUCARISTICA
PREGHIERA EUCARISTICA
En las plegarias eucarísticas se pueden nombrar
junto al Obispo diocesano a los Obispos coadjutores o auxiliares y al Obispo
que eventualmente preside una concelebración. Si el celebrante es Obispo,
siempre se nombra a si mismo; el Obispo diocesano se nombra después del Papa;
los otros Obispos se nombran a sí mismos después del Obispo diocesano.
En la plegaria
eucarística primera o Canon romano pueden omitirse aquellas partes que están
incluidas dentro decorchetes.
PREFACIOPræfatio
El sacerdote comienza la plegaria eucarística
con el prefacio. Con las manos extendidas dice:
El Señor esté con vosotros.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue:
Levantemos el corazón.
El pueblo responde:
Lo tenemos levantado hacia
el Señor.
El sacerdote, con las manos extendidas, añade:
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
El pueblo responde:
Es justo y necesario.
El sacerdote prosigue el prefacio con las manos extendidas.
Al final del prefacio junta las manos y, en
unión del pueblo,
PREFACIO
Dominus vobiscum.
Et cum spiritu tuo.
Sursum corda.
Habemus ad Dominum.
Gratias agamus Domino Deo
nostro.
Dignum
et iustum est.
concluye el prefacio, cantando o diciendo
en voz alta:
Sanctus, sanctus, sanctus
Dominus Deus Sabaoth. Pleni sunt caeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine
Domini. Hosanna in excelsis.
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna
en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna
en el cielo.
Ahora se
elige alguna de las Plegarias Eucarísticas
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
31. El sacerdote, con las manos
extendidas, dice:
Santo eres en verdad,
Padre,
y con razón te alaban
todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu
Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del
Espíritu Santo,
das vida y santificas
todo,
y congregas a tu pueblo
sin cesar,
para que ofrezca en tu
honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol
hasta el ocaso.
32. Junta las manos y,
manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
Por eso, Padre, te
suplicamos
que santifiques por el
mismo Espíritu
estos dones que hemos
separado para ti,
Junta las manos y traza el
signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que sean
Cuerpo y Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor
nuestro,
Junta las manos.
que nos mandó celebrar
estos misterios.
33. En las fórmulas que siguen,
las palabras del Señor han de pronunciarse con claridad,
como lo requiere la
naturaleza de éstas.
Porque él mismo, la noche
en que iba a ser entregado,
Toma el pan y,
sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias
te bendijo, lo partió
y lo dio a sus
discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
Tomad y comed todos de él,
porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros.
Muestra el pan consagrado
al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión.
34. Después prosigue:
Del mismo modo, acabada
la cena,
Toma el cáliz y,
sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó el cáliz,
dando gracias te bendijo,
y lo pasó a sus
discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
Tomad y bebed todos de él,
porque éste es el cáliz
de mi Sangre,
Sangre de la alianza
nueva y eterna,
que será derramada por
vosotros
y por todos los hombres
para el perdón de los
pecados.
Haced esto en
conmemoración mía.
Muestra el cáliz al pueblo,
lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
35. Luego dice una de las
siguientes fórmulas:
1 Éste es el Sacramento de
nuestra fe.
O bien:
Éste es el Misterio de la
fe.
Y el pueblo prosigue,
aclamando:
Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
2 Aclamad el Misterio de la
redención:
Y el pueblo prosigue,
aclamando:
Cada vez que comemos de
este pan
y bebemos de este cáliz,
anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
3 Cristo se entregó por
nosotros.
Y el pueblo prosigue,
aclamando:
Por tu cruz y
resurrección
nos has salvado, Señor.
36. Después el sacerdote, con
las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre,
al celebrar ahora el
memorial
de la pasión salvadora de
tu Hijo,
de su admirable
resurrección y ascensión al cielo,
mientras esperamos su
venida gloriosa,
te ofrecemos, en esta
acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la
ofrenda de tu Iglesia,
y reconoce en ella a la víctima
por cuya inmolación
quisiste devolvernos tu amistad,
para que, fortalecidos
con el Cuerpo y la Sangre
de tu Hijo
y llenos de su Espíritu
Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
Que él nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu
heredad
junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios,
los apóstoles y los
mártires,
[san N.: santo del día o
patrono]
y todos los santos, por
cuya intercesión
confiamos obtener siempre
tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que
esta Víctima de reconciliación
traiga la paz y la
salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la
caridad
a tu Iglesia, peregrina
en la tierra:
a tu servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N.,
Puede hacerse también
mención de los Obispos coadjutores o auxiliares y, en las concelebraciones, del
Obispo que preside la celebración.
El Obispo, cuando celebra
en su diócesis, dice:
a mí, indigno siervo
tuyo,
Cuando celebra un Obispo
que no es el Ordinario, dice:
a mi hermano N., Obispo de esta Iglesia de
N.,
a mí, indigno siervo
tuyo,
al orden episcopal, a los
presbíteros y diáconos,
y a todo el pueblo
redimido por ti.
Atiende los deseos y
súplicas de esta familia
que has congregado en tu
presencia.
Reúne en torno a ti,
Padre misericordioso,
a todos tus hijos
dispersos por el mundo.
† A nuestros hermanos
difuntos
y a cuantos murieron en
tu amistad
recíbelos en tu reino,
donde esperamos gozar
todos juntos
de la plenitud eterna de
tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor
nuestro,
por quien concedes al
mundo todos los bienes. †
37. Toma la patena, con el pan
consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Por Cristo, con él y en
él,
a ti, Dios Padre
omnipotente,
en la unidad del Espíritu
Santo,
todo honor y toda gloria
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.
Después sigue el rito de la comunión.
RITO
DE COMUNION
RITUS COMMUNIONIS
RITI DI COMUNIONE
Una vez que ha dejado el
cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación
del Salvador
y siguiendo su divina
enseñanza,
nos atrevemos a decir:
O bien:
Llenos de alegría por ser
hijos de Dios,
digamos confiadamente
la oración que Cristo nos
enseñó:
O bien:
El amor de Dios ha sido
derramado
en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que
se nos ha dado;
digamos con fe y
esperanza:
O bien:
Antes de participar en el
banquete de la
Eucaristía,
signo de reconciliación
y vinculo de unión
fraterna,
oremos juntos como el
Señor nos ha enseñado:
Extiende las manos y, junto
con el pueblo, continúa:
Padrenuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu
Nombre;
venga a nosotros tu
reino;
hágase tu voluntad en la
tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de
cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la
tentación,
y líbranos del mal.
Pater noster, qui es in caelis:
sanctificétur nomen tuum;
advéniat regnum tuum;
fiat volúntas tua, sicut in caelo,
et in terra.
Panem nostrum cotidiánum da nobis hódie;
et dimítte nobis débita nostra,
sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris;
et ne nos indúcas in tentatiónem;
sed líbera nos a malo.
Padre nostro, che sei nei cieli,
sia santificato il tuo nome,
venga il tuo regno, sia fatta la tua volontà,
come in cielo così in terra.
Dacci oggi il nostro pane quotidiano,
e rimetti a noi i nostri debiti
come noi li rimettiamo ai nostri debitori,
e non ci indurre in tentazione, ma liberaci dal male.
.
El sacerdote, con las manos
extendidas, prosigue él solo:
Líbranos de todos los
males, Señor,
y concédenos la paz en
nuestros días,
para que, ayudados por tu
misericordia,
vivamos siempre libre de
pecado
y protegidos de toda
perturbación,
mientras esperamos la
gloriosa venida
de nuestro Salvador
Jesucristo.
Liberaci, o Signore, da tutti i mali,
concedi la pace ai nostri giorni;
e con l'aiuto della tua misericordia,
vivremo sempre liberi dal peccato e sicuri da ogni turbamento,
nell'attesa che si compia la beata speranza,
e venga il nostro Salvatore Gesù Cristo.
Tuo é il regno, tua la potenza
e la gloria nei secoli
Junta las manos.
El pueblo concluye la
oración, aclamando:
Tuyo es el reino, tuyo el
poder y la gloria, por siempre, Señor.
Después el sacerdote, con
las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo,
que dijiste a tus
apóstoles:
"La paz os dejo, mi
paz os doy",
no tengas en cuenta
nuestros pecados,
sino la fe de tu Iglesia
y, conforme a tu palabra,
concédele la paz y la
unidad.
Junta las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los
siglos.
El pueblo responde:
Amén.
El sacerdote, extendiendo y
juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté
siempre con vosotros.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Luego, si se juzga
oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
Daos fraternalmente la
paz.
O bien:
Como hijos de Dios,
intercambiad ahora
un signo de comunión
fraterna.
O bien:
En Cristo, que nos ha
hecho hermanos con su
cruz,
daos la paz como signo de
reconciliación.
O bien:
En el Espíritu de Cristo
resucitado,
daos fraternalmente la
paz.
Y todos, según la costumbre
del lugar, se dan la paz. El sacerdote da la paz al diácono o al ministro.
Después toma el pan
consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo en el
cáliz, diciendo en secreto:
El
Cuerpo y la Sangre
de nuestro Señor Jesucristo,
unidos
en este cáliz,
sean
para nosotros
alimento
de vida eterna.
Mientras tanto se canta o
se dice:
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que
quitas el pecado del mundo,
danos la paz.
Agnus Dei, qui tollis peccata
mundi: miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata
mundi: miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata
mundi: dona nobis pacem
Agnello di Dio, che togli i peccati del mondo, abbi pietà di noi.
Agnello di Dio, che togli i peccati del mondo, abbi pietà di noi.
Agnello di Dio, che togli i peccati del mondo, dona a noi la pace.
Si la fracción del pan se
prolonga, el canto precedente puede repetirse varias veces. La última vez se
dice: danos la paz.
A continuación el
sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto:
Señor
Jesucristo, Hijo de Dios vivo,
que
por voluntad del Padre,
cooperando
el Espíritu Santo,
diste
con tu muerte la vida al mundo,
líbrame,
por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre,
de
todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme
cumplir siempre tus mandamientos
y
jamás permitas que me separe de ti.
O bien:
Señor
Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre
no
sea para mí un motivo de juicio y condenación,
sino
que, por tu piedad,
me
aproveche para defensa de alma y cuerpo
y
como remedio saludable.
El sacerdote hace
genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la
patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de
Dios,
que quita el pecado del
mundo.
Dichosos los invitados a
la cena del Señor.
Y, juntamente con el
pueblo, añade:
Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.
El sacerdote dice en
secreto:
El
Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y comulga reverentemente el
Cuerpo de Cristo.
Después toma el cáliz y
dice en secreto:
La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo.
Después toma la patena o la
píxide, se acerca a los que quieren comulgar y lespresenta el pan consagrado, que sostiene un
poco elevado, diciendo a cada uno de ellos:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar
responde:
Amén.
Y comulga.
El diácono y los ministros
que distribuyen la
Eucaristía observan los mismos ritos.
Si se comulga bajo las dos
especies, se observa el rito descrito en su lugar. (Instr. Gen. n. 240-252).
Cuando el sacerdote comulga
el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
Acabada la comunión, el
diácono, el acólito, o el mismo sacerdote, purifica la patena sobre el cáliz y
también el mismo cáliz, a no ser que se prefiera purificarlo en la credencia
después de la misa.
Si el sacerdote hace la
purificación, dice en secreto:
Haz,
Señor,
que
recibamos con un corazón limpio
el
alimento que acabamos de tomar,
y que
el don que nos haces en esta vida nos aproveche para la eterna.
Después el sacerdote puede
ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio
o cantar un salmo o cántico de alabanza.
Luego, de pie en la sede o
en el altar, el sacerdote dice:
Oremos.
Y todos, junto con el
sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio
ya se haya hecho antes.
Después el sacerdote, con
las manos extendidas, dice la oración después de la comunióñ.
POSTCOMMUNIO
ORACION DESPUES DE LA
COMUNION
DOPO LA COMUNIONE
Oremus
Por esta eucaristía que hemos celebrado, renueva, Señor, nuestro
cuerpo y nuestro espíritu, para que participemos de la herencia gloriosa de tu
Hijo, cuya muerte anunciamos y compartimos. Él que vive y reina por los siglos
de los siglos.
Sit nobis, Dómine,
reparátio mentis et córporis cæléste mystérium, ut simus eius in glória
coherédes, cui, mortem ipsíus annuntiándo, compátimur. Qui vivit et regnat in
sæcula sæculórum..
Questo sacramento di vita eterna ci rinnovi, o Padre,
nell'anima e nel corpo, perché, comunicando a questo memoriale della passione
del tuo Figlio, diventiamo eredi con lui nella gloria. Per Cristo nostro
Signore.
La oración después de la
comunión termina con la conclusión breve.
Si la oración se dirige al
Padre:
Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Si la oración se dirige al
Padre, pero al final de la misma se menciona al Hijo:
Él, que vive y reina por
los siglos de los siglos.
Si la oración se dirige al
Hijo:
Tú que vives y reinas por
los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.
Oratio
Super Populum
BENDICIONES SOLEMNES
Inclinaos
para recibir la bendición.
Luego, el
sacerdote, extendidas las manos sobre el pueblo, dice la bendición.
Todos responden: Amen.
RITUS CONCLUSIONIS
RITO DE
CONCLUSION
En este momento
se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias
al pueblo.
Después tiene
lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros.
El pueblo
responde:
Y con tu espíritu.
El sacerdote
bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo +y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
El pueblo
responde:
Amén.
Aclaración de
CONALI respecto del Día de la
Oración por Chile año 2008
Tal como se
informara el 6 de junio pasado 2008, por
disposición de la Santa Sede, en el
último domingo de septiembre se
usará el formulario y las lecturas del domingo
correspondiente del Tiempo Ordinario, al
haber sido restituida la
Solemnidad de la Virgen del Carmen a su
fecha originaria: 16 de julio.
Esto no suprime
el Día de oración por Chile ni impide las
procesiones de la Virgen
del Carmen.