DOMINGO 31 DE MAYO
IGLESIA DEL ESPÍRITU SANTO
SANTUARIO CENÁCULO DE BELLAVISTA
CELEBRACIÓN DEL TERCER HITO DE SCHOENSTATT
17 HORAS
De la plática del Padre José Kentenich el 31 de mayo
Acabo
de llamarles la atención sobre la magnitud de la tarea que tenemos aquí en
Chile como pequeña Familia. Sin embargo, el motivo que hoy nos reúne, en esta
tarde, nos señala que Dios nos ha confiado una gran tarea para todo el mundo,
especialmente para Europa, para Occidente. ¿De qué tarea se trata? Se trata de
desenmascarar y sanar la raíz, el último germen, de la enfermedad que aqueja al
alma occidental: el pensar mecanicista. Tengo suficientes razones para suponer
que Dios ha depositado, en este sentido, una pesada carga sobre mis hombros y
sobre los hombros de nuestra Familia. La ley de la “puerta abierta” me convence
de ello ……… La misión tan manifiesta de Schoenstatt para Occidente, especialmente
para nuestra patria, frente al colectivismo que avanza poderosamente y que
destruye todo, se encuentra ante un muro que sólo puede ser derrumbado,
significativa y eficazmente, si se vence y aleja el mencionado bacilo.
……………Vemos cómo Occidente camina a la ruina y creemos que estamos llamados
desde aquí a realizar un trabajo de rescate, de salvamento, de construcción y
consolidación. Creemos que es deber nuestro ofrecernos como instrumentos para
impulsar una contracorriente, que vuelva a los países desde los cuales un día
estos pueblos recibieron su cultura, desde los cuales también nosotros hemos
sido abundantemente beneficiados.
(Textos tomados de la alocución del Padre Kentenich a las Hermanas de María en Santiago de Chile, el 31 de mayo de 1949
(Textos tomados de la alocución del Padre Kentenich a las Hermanas de María en Santiago de Chile, el 31 de mayo de 1949
Comentario de francisco Nuño
La plática que el Padre Kentenich pronuncia el día 31 de mayo de 1949 ante
un grupo de Hermanas de María en el recientemente bendecido Santuario de
Schoenstatt en Santiago de Chile es un importante documento histórico y
supondrá el inicio de un hito para toda la Familia de Schoenstatt. Con
esta plática el Fundador ponía sobre el altar la primera parte de una respuesta
escrita al informe final de la visitación canónica a Schoenstatt, dando un paso
de carácter profético, sumamente arriesgado para él y también para toda su
familia religiosa. Su objetivo era desenmascarar y vencer el gran mal que
aqueja al alma occidental: el pensar mecanicista. Es una mentalidad que según
él, “se había anidado incluso en la misma vida de la Iglesia restándole
vitalidad y fuerza plasmadora”. En esta misma plática justificará su acción
diciendo que “quien tiene una misión ha de ser fiel a ella”. Jóvenes
generaciones de chilenos y de otros países de América del Sur asumirán después
el desafío que les planteara el Fundador de Schoenstatt antes de marchar al
destierro en Milwaukee. La magnitud de la tarea sigue siendo hoy un reto para
todos los hijos del profeta, porque el pensar mecanicista avanza sin descanso a
nuestro alrededor. Como núcleo de la necesaria contracorriente estaría “la
necesidad de sanar el organismo de vinculaciones naturales, a fin de
posibilitar al hombre actual una vivencia del organismo de vinculaciones
sobrenatural”, en definitiva, educar la capacidad de amar. Schoenstatt quiere
ser un instrumento en este camino.
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