martes, 5 de mayo de 2015

En su centro vemos la Alianza de Amor entre el Dios Eterno y su criatura.



66 AÑOS DEL SANTUARIO CENÁCULO DE BELLAVISTA
20 DE MAYO
1949-2015








Mí querida familia schoenstattiana:
Rara vez habrá estado unida a tantas dificultades como ahora, la bendición de un Santuario de la Madre Tres Veces Admirable. Si es verdad el antiguo refrán: "La medida de las dificultades será la medida de las gracias", entonces podremos contar con un extraordinario caudal de gracias. Si nosotros, chilenos, nos hemos sobrepuesto a las inclemencias de este temporal, ya no hay nada que nos pueda amedrentar.








¿Cuáles son las gracias que esperamos recibir?
El arco iris que ayer tarde pareció tocar repentinamente la cúspide de nuestro Santuario, al bendecir nosotros la imagen de la Madre Tres Veces Admirable, nos señala la dirección: Las murallas de nuestro pequeño Santuario se abren y ensanchan de pronto para hacer aparecer ante nuestra vista la monumental historia de la redención desde sus comienzos. En su centro vemos la Alianza de Amor entre el Dios Eterno y su criatura.

El arco iris que vimos ayer nos recordó esta historia de Alianza. Hoy quieren sellar la Sma. Virgen y el Dios Trino una Alianza semejante con este terruño, con nosotros y con todos aquellos que en el futuro se llamarán hijos de Schoenstatt. Es la misma Alianza que la Trinidad y la Madre y Reina Tres Veces Admirable sellaron en el Schoenstatt originario en 1914. Dios y la Sma. Virgen y también nosotros, por nuestra parte, asumimos hoy las mismas obligaciones como en 1914.

Por eso quiso la Sma. Virgen descender a la tierra para hacer valer desde aquí su influencia contra el demonio. Este es el primer deber de Alianza que Ella aceptó en 1914: descender y desde aquí, inmunizar al mundo contra el demonio y, desde aquí, conducir nuevamente el mundo a Cristo. Esta es la primera condición, la primera promesa que Ella hizo: me estableceré en este lugar para vencer desde aquí al demonio en el mundo; con ese fin formaré un gran movimiento de educación; a ustedes a quienes he llamado hasta aquí, los escogeré como instrumentos para realizar esta tarea.
(De la plática del 20 de mayo 1949. Padre José Kentenich)























































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