Cristo resucitó, y fueron arrojados los demonios, Cristo resucitó
y los ángeles se regocijaron. Cristo resucitó y reinó la Vida. Cristo resucitó,
y los sepulcros se vaciaron de los muertos. Porque Cristo habiendo resucitado
de entre los muertos, fue el Primogénito de entre los muertos, a El sea la
gloria y el poder por los siglos de los siglos, amén."
(Homilía de San Juan Crisóstomo)
COLOR LITÚRGICO TIEMPO PASCUAL
BLANCO
a) El color blanco se emplea en los Oficios y en
las Misas del Tiempo Pascual y de la Natividad del Señor; además, en las
celebraciones del Señor, que no sean de su Pasión, de la bienaventurada Virgen
María, de los Santos Ángeles, de los Santos que no fueron Mártires, en la
solemnidad de Todos los Santos (1º de noviembre), en la fiesta de San Juan
Bautista (24 de junio), en las fiestas de San Juan Evangelista (27 de
diciembre), de la Cátedra de San Pedro (22 de febrero) y de la Conversión de
San Pablo (25 de enero)
(INSTRUCCIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO)
El blanco: simboliza la pureza y la alegría.
Se refiere a la virtud de la fe.
Es
el color del gozo pascual, de la luz y de
la vida.
El tiempo pascual
22. Los cincuenta días que
van desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés han de ser
celebrados con alegría y exultación como si
se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como «un gran
domingo»12
Éstos son los días en los
que principalmente se canta el Aleluya.
23. Los domingos de este
tiempo son tenidos como domingos de Pascua y,
después del domingo de Resurrección, son denominados domingo II, III,
IV, V, VI, VII de Pascua; el domingo de
Pentecostés clausura este sagrado tiempo de
cincuenta días.
24. Los ocho primeros días
del tiempo pascual constituyen la octava de Pascua y se celebran como
solemnidades del Señor.
25. A los cuarenta días de
Pascua se celebra la Ascensión del Señor, a no ser que se haya trasladado al VII domingo de
Pascua, donde no sea día de precepto (cf. n. 7).
26. Las ferias que van desde
la Ascensión hasta el sábado antes de Pentecostés
inclusive preparan para la venida del Espíritu Santo.
FUENTE: NORMAS UNIVERSALES SOBRE EL
AÑO LITÚRGICO Y SOBRE EL CALENDARIO
NOTAS
12
San Atanasio, Epist. fest. 1: PG 26, 1366
Octava de Pascua
-Misa propia para cada día.
-Es una evocación continua de la resurrección a través de las
lecturas de las apariciones, narradas por los cuatro evangelistas.
LOS DOMINGOS Y FERIAS DE PASCUA
El evangelio de san Juan continua durante el tiempo Pascual el relato iniciado el lunes de la cuarta semana de Cuaresma
La segunda lectura se emplea la primera carta de san Pedro(Sabor Bautisma)ciclo A, la primera carta de san Juan,que insiste en la fe y el amor (ciclo B), y el Apocalipsis, con himnos al cordero degollado-sacrificado y las bodas de Cristo con su Iglesia (ciclo C)
Tema dominante del primer Domingo es el de las apariciones.
Segundo domingo el evangelio-idéntico en los tres ciclos, considera la fe y los signos de la Resurrección.
Tercer domingo trata de la teología del Resucitado,, desde la perspectiva del cumplimiento de las Escrituras(primera lectura de los tres ciclos y el el Evangelio de los ciclos A y B.
Los
demás se agrupan en torno a los efectos de la fe y de y de la Resurrección Cristo buen Pastor de la Iglesia (cuarto Domingo), la caridad fraterna como expresión de la Iglesia mientras espera el retorno definitivo de su Esposo (quinto Domingo) venida y acción del Espíritu Santo (sexto domingo) y presencia-ausencia de Cristo(séptimo domingo)
4. Triduo sacro y tiempo pascual
a. SACRO TRIDUO PASCUAL
99. El Jueves santo, en la misa vespertina, el recuerdo del banquete
que precedió al éxodo ilumina, de un modo especial, el ejemplo de Cristo lavando
los pies de los discípulos y las palabras de Pablo sobre la institución de la
Pascua cristiana en la eucaristía.
La acción litúrgica del Viernes santo llega a su
momento culminante en el relato según san Juan de la pasión de aquel que, como
el Siervo del Señor anunciado en el libro de Isaías, se ha convertido realmente
en el único sacerdote al ofrecerse a sí mismo al Padre.
En la Vigilia pascual de la noche santa, se proponen
siete lecturas del Antiguo Testamento, que recuerdan las maravillas de Dios en
la historia de la salvación, y dos del Nuevo, a saber, el anuncio de la
resurrección según los tres Evangelios sinópticos, y la lectura apostólica
sobre el bautismo cristiano como sacramento de la resurrección de Cristo.
Para la misa del día de Pascua, se propone la lectura
del Evangelio de san Juan sobre el hallazgo del sepulcro vacío. También pueden
leerse, si se prefiere, los textos de los Evangelios propuestos para la noche
santa, o, cuando hay misa vespertina, la narración de Lucas sobre la aparición
a los discípulos que iban de camino hacia Emaús. La primera lectura se toma de los
Hechos de los apóstoles, que se leen durante el tiempo pascual en vez de la
lectura del Antiguo Testamento. La lectura del Apóstol se refiere al misterio
de Pascua vivido en la Iglesia.
b. DOMINGOS
100. Hasta el domingo tercero de Pascua, las lecturas del Evangelio
relatan las apariciones de Cristo resucitado. Las lecturas del buen Pastor
están asignadas al cuarto domingo de Pascua. Los domingos quinto, sexto y séptimo
de Pascua se leen pasajes escogidos del discurso y de la oración del Señor
después de la última cena.
La primera lectura se toma de los Hechos de los
apóstoles, en el ciclo de los tres años, de modo paralelo y progresivo; de este
modo, cada año se ofrecen algunas manifestaciones de la vida, testimonio y
progreso de la Iglesia primitiva.
Para la lectura apostólica, el año A se lee la primera
carta de san
Pedro, el año B la primera carta de san Juan, el año C
el Apocalipsis; estos textos están muy de acuerdo con el espíritu de una fe
alegre y una firme esperanza, propio de este tiempo.
c. FERIAS
101. La primera lectura se toma de los Hechos de los apóstoles, como
losdomingos, de modo semicontinuo. En el Evangelio, dentro de la Octava de Pascua,
se leen los relatos de las apariciones del Señor. Después, se hace
una lectura semicontinua del Evangelio de san Juan,
del cual se toman ahora los textos de índole más bien pascual, para completar
así la lectura ya empezada en el tiempo de Cuaresma. En esta lectura pascual, o
ocupan unagran
parte el discurso y la oración del Señor después de la cena.
FUENTE: ORDENACIÓN DE
LAS LECTURAS DE LA MISA PRINCIPIOS GENERALES PARA LA CELEBRACIÓN LITÚRGICA DE LA PALABRA DE DIOS
EL SEÑOR HA RESUCITADO
VERDADERAMENTE
Meditación para el día de pascua
¡Qué
conmoción sacudiría al mundo si leyéramos un día en la prensa: «se ha
descubierto una hierba medicinal contra la muerte»! Desde que la humanidad
existe, se ha estado buscando tal hierba. Ella espera una medicina contra la
muerte, pero, al mismo tiempo, teme a esa hierba. Sólo el hecho de que en una
parte del mundo la esperanza de vida se haya elevado de 30 a 70 años ha creado
ya problemas casi insolubles.
La
iglesia nos anuncia hoy con triunfal alegría: esa hierba medicinal contra la
muerte se ha encontrado ya. Existe una medicina contra la muerte y ha producido
hoy su efecto: Jesús ha resucitado y no volverá ya a morir. Lo que es posible
una vez, es fundamentalmente posible y así esta medicina vale para todos
nosotros. Todos nosotros podemos hacernos cristianos con Cristo e inmortales.
¿Pero cómo? Esto debería ser nuestra pregunta más viva. Para encontrar la
respuesta, debemos sobre todo preguntar: ¿cómo es que resucitó? Pero, sobre
eso, se nos da una simple información que se nos confía a todos: él resucitó
porque era no sólo un hombre, sino también hijo de Dios. Pero era también un
hombre real y lo fue por nosotros. Y así sigue, por su propio peso, la próxima
pregunta: ¿cómo aparece este «ser-hombre» que une con Dios y que debe ser el
camino para todos nosotros? Y parece claro que Jesús vive toda su vida en
contacto con Dios. La Biblia nos informa de sus noches pasadas en oración.
Siempre queda claro esto: él se dirige al Padre. Las palabras del Crucificado
no se nos refieren en los cuatro evangelios de un modo unitario, pero todos
coinciden en afirmar que él murió orando. Todo su destino se halla establecido
en Dios y se traduce así en la vida humana. Y siendo así las cosas, él respira
la atmósfera de Dios: el amor. Y por ello es inmortal y se halla por encima de
la muerte. Y ya tenemos las primeras aplicaciones a nosotros: nuestro pensar,
sentir, hablar, el unir nuestra acción con la idea de Dios, el buscar la
realidad de su amor, éste es el camino para entrar en el espacio de la
inmortalidad.
Pero
queda todavía otra pregunta. Jesús no era inmortal en el sentido en el que los
hombres deseaban serlo desde tiempos inmemoriales, cuando buscaban la hierba
contra la muerte. Él murió. Su inmortalidad tiene la forma de la resurrección
de la muerte, que tuvo lugar primero. ¿Qué es lo que debe significar esto? El
amor es siempre un hecho de muerte: en el matrimonio, en la familia, en la vida
común de cada día. A partir de ahí, se explica el poder del egoísmo: él es una
huida comprensible del misterio de la muerte, que se halla en el amor. Pero, al
mismo tiempo, advertimos que sólo esa muerte que está en el amor hace
fructificar; el egoísmo, que trata de evitar esa muerte, ese es el que
precisamente empobrece y vacía a los hombres. Solamente el grano de trigo que muere
fructifica.
El
egoísmo destruye el mundo; él es la verdadera puerta de entrada de la muerte,
su poderoso estímulo. En cambio, el Crucificado es la puerta de la vida. Él es
el más fuerte que ata al fuerte. La muerte, el poder más fuerte del mundo, es,
sin embargo, el penúltimo poder, porque en el Hijo de Dios el amor se ha
mostrado como más fuerte. La victoria radica en el Hijo y cuanto más vivamos
como él, tanto más penetrará en este mundo la imagen de aquel poder que cura y
salva y que, a través de la muerte, desemboca en la victoria final: el amor
crucificado de Jesucristo.
JOSEPH RATZINGER
EL ROSTRO DE DIOS
SÍGUEME. SALAMANCA-1983.Págs. 84 s.
EL ROSTRO DE DIOS
SÍGUEME. SALAMANCA-1983.Págs. 84 s.
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