miércoles, 17 de abril de 2013

Santuario Cenáculo de Bellavista, tercer domingo de Pascua. 14 de abril 2013















Corto tiempo te cubrirá la piedra sepulcral;323 
pronto resucitarás 
victorioso de la muerte.
Surges y te alzas de la tumba como triunfador
y nos abres con júbilo
la puerta del cielo (Hacia el Padre.P José Kentenich)




Yo me pregunto: ¿dónde encontraban los primeros discípulos la fuerza para este testimonio suyo? No solo: de dónde les venían la alegría y el coraje del anuncio, a pesar de los obstáculos y los malos tratos? No olvidemos que los apóstoles eran personas sencillas, no eran escribas, doctores de la ley, ni pertenecientes a la clase sacerdotal. ¿Cómo pudieron, con sus límites y perseguidos por las autoridades, llenar Jerusalén con su enseñanza (cfr Hechos 5,28)? Está claro que solo la presencia con ellos del Señor Resucitado y la acción del Espíritu Santo pueden explicar este hecho. El Señor que estaba con ellos y el Espíritu que les impulsaba a la predicación explican este hecho extraordinario. Su fe se basaba en una experiencia tan fuerte y personal de Cristo muerto y resucitado, que no tenían miedo de nada ni de nadie, e incluso veían las persecuciones como un motivo de honor, que les permitía seguir las huellas de Jesús y asemejarse a El, testimoniando con la vida.
(Regina Coeli tercer domingo de Pascua, papa Francisco)


RITO DE ENTRADA
INTROITUS






ORACIÓN COLECTA




LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA-SALMO RESPONSORIAL-SEGUNDA LECTURA











EVANGELIO








Jn 20, 19-31
En aquel tiempo, Jesús se apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Y se apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás apodado el Mellizo, Natanael el de Caná de Galilea, los Zebedeos y otros dos discípulos suyos. Simón Pedro les dice:—«Me voy a pescar.» Ellos contestan:—«Vamos también nosotros contigo.» Salieron y se embarcaron; y aquella noche no cogieron nada. Estaba ya amaneciendo, cuando Jesús se presentó en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús. Jesús les dice:—«Muchachos, ¿tienen pescado?» Ellos contestaron:—«No.» Él les dice: —«Echad la red a la derecha de la barca y encontraran.» La echaron, y no tenían fuerzas para sacarla, por la multitud de peces. Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: —«Es el Señor.» Al oír que era el Señor, Simón Pedro, que estaba desnudo, se ató la túnica y se echó al agua. Los demás discípulos se acercaron en la barca, porque no distaban de tierra más que unos cien metros, remolcando la red con los peces. Al saltar a tierra, ven unas brasas con un pescado puesto encima y pan. Jesús les dice: —«Traed de los peces que acabáis de coger.» Simón Pedro subió a la barca y arrastró hasta la orilla la red repleta de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y aunque eran tantos, no se rompió la red. Jesús les dice: —«Vamos, almorzad.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era, porque sabían bien que era el Señor. Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado. Ésta fue la tercera vez que Jesús se apareció a los discípulos, después de resucitar de entre los muertos. Después de comer, dice Jesús a Simón Pedro: —«Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que éstos?» Él le contestó: —«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice: —«Apacienta mis corderos.»
Por segunda vez le pregunta: —«Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Él le contesta: —«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» Él le dice: —«Pastorea mis ovejas.»
Por tercera vez le pregunta:—«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: —«Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero.» Jesús le dice:—«Apacienta mis ovejas. Te lo aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; pero, cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras.» Esto dijo aludiendo a la muerte con que iba a dar gloria a Dios. Dicho esto, añadió:—«Sígueme.»


HOMILÍA






LITURGIA EUCARÍSTICA
PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS





1350 La presentación de las ofrendas (el ofertorio): entonces se lleva al altar, a veces en procesión, el pan y el vino que serán ofrecidos por el sacerdote en nombre de Cristo en el sacrificio eucarístico en el que se convertirán en su Cuerpo y en su Sangre. Es la acción misma de Cristo en la última Cena, "tomando pan y una copa". "Sólo la Iglesia presenta esta oblación, pura, al Creador, ofreciéndole con acción de gracias lo que proviene de su creación" (San Ireneo de Lyon, Adversus haereses 4, 18, 4; cf. Ml 1,11). La presentación de las ofrendas en el altar hace suyo el gesto de Melquisedec y pone los dones del Creador en las manos de Cristo. Él es quien, en su sacrificio, lleva a la perfección todos los intentos humanos de ofrecer sacrificios.

1351 Desde el principio, junto con el pan y el vino para la Eucaristía, los cristianos presentan también sus dones para compartirlos con los que tienen necesidad. Esta costumbre de la colecta (cf 1 Co 16,1), siempre actual, se inspira en el ejemplo de Cristo que se hizo pobre para enriquecernos (cf 2 Co 8,9):
«Los que son ricos y lo desean, cada uno según lo que se ha impuesto; lo que es recogido es entregado al que preside, y él atiende a los huérfanos y viudas, a los que la enfermedad u otra causa priva de recursos, los presos, los inmigrantes y, en una palabra, socorre a todos los que están en necesidad» (San Justino, Apologia, 1, 67,6). (CIC)




ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS




PLEGARIA EUCARÍSTICA
EPICLESIS




El término “epíclesis” proviene del griego: Epi = sobre, Kaleo = llamar. La reflexión teológica de la Tradición de la Iglesia ha acuñado este concepto a su terminología teológica con la finalidad de designar la invocación del Espíritu Santo sobre los dones del pan y del vino para que los transforme en el cuerpo y sangre de Cristo.

NARRACIÓN DE LA INSTITUCIÓN   Y CONSAGRACIÓN















ANÁMNESIS- 0BLACION-INTERCESIONES








DOXOLOGÍA




RITO DE COMUNIÓN

COMUNIÓN























ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN




RITO DE CONCLUSIÓN
ORACIÓN SOLEMNE





















   AÑO DE LA CORRIENTE MISIONERA, 

  RUMBO AL

  CENTENARIO DEL MOVIMIENTO DE SCHOENSTATT

                              1914-2013






No hay comentarios:

Publicar un comentario