¿ Cual es el primer amor de nuestra vida sino el del Padre celestial que nos dio la vida misma, que nos concedió la gracia maravillosa de traernos a la existencia para poder algún día gozar de su presencia?. Si, ese amor original del Padre debemos conservarlo tan puro, probado y lozano, que el nos queme el corazón, hasta que incendiado de amor él nos conduzca a gozar de su reino eterno.
Hace ya 31 años que el Padre celestial me dio la vida, a fin de que realizara paso a paso un plan maravilloso que desde toda eternidad me preparó con infinito amor. Pero ¿qué he realizado de ese plan? ¿Acaso no he retrasado su cumplimiento con mis dejaciones, mi falta de amor, mi falta de correspondencia a los deseos de mi Padre?. ¡ Cuantó camino podría haber recorrido que no he ni siquiera entrevisto aún!"(Diario IV,391(31.1058)
"El punto central, sin embargo, por la esencia misma de mi Ideal Personal es la presencia de Cristo en la Eucaristía y en mí por la Santa Comunión. Esto está claro: allí es donde me uno más íntimamente, con toda mi naturaleza, a Dios; allí es donde recibo más intima y profundamente la gracia.
Mi vida, Madrecita, tiene que desarrollarse centrada en torno a la santa Comuníon y al Tabernáculo. Por eso, en ese momento, en el silencio de nuestra capilla, más que tomar notas quiero dejarlo hablar a Él, escondido en el Sagrario.(Diario IV-64,22.9.57)
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