La liturgia de la Palabra de este domingo nos exhorta a vivir con coherencia nuestra vocación cristiana. Por una parte, como nos refiere el Evangelio y la primera lectura, son abundantes las gracias y dones de amor que Dios nos concede, comenzando por el don de la Eucaristía. De ahí que, por otra parte, el Apóstol nos ponga en guardia para no caer en el error de sólo acoger esos dones de Dios, sino que además es preciso que aprendamos a vivir "de una manera digna de la vocación" recibida.
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