domingo, 15 de julio de 2012

Morir es entregarse confiadamente y por entero en los brazos de él.15 de julio Pascua del siervo de Dios Mario Hiriart Pulido





Nunca había pensado mucho en mi propia muerte. Ahora último, mirando a tu hijo, he aprendido a hacerlo y a reconocer que es muy saludable. Pero lo miro no sólo desde el punto de la humildad, sino también de la confianza en el Padre celestial. Morir es entregarse confiadamente y por entero en los brazos de él. Hasta el momento de la muerte siempre confiamos en nosotros mismos sin contar con que es él quien verdaderamente gobierna el mundo. Al morir nos entregamos por entero a él
(Diario IV,256-57(16.4.58)







¡Todo! Madrecita, es por eso que estoy aqui ahora. Señor, es por eso que estoy aquí, ante ti expuesto a nuestra adoración en la humilde forma de Pan. El cubrecopón dice: "Adsum"(" Aquí estoy"). Yo vengo a repetirte que estoy presente ante ti, que quiero estar siempre ante Ti y unido a Tí. No sólo por mi mismo, no sólo por gozarme en la contemplación de Ti, Señor, sino también por otros...Para poder darlo todo, darme todo por otros... Para poder darme a ti, entregarte a los demás... Pero para eso tengo que llevarte en mi Señor; y para poder llevarte en mi tengo que posesionarme de Ti y dejarme poseer por Ti, Señor. 
(Diario XVII-170,12.9.63)





El magnificat es, para mi,el himno de la creaturidad: la conciencia penetrante de ser creatura ante Dios, enteramente entregada en las manos de Él, y el anhelo intenso de darse a Dios en ese caráracter de creatura suya(...) La esencia de mi ideal personal es la vivencia de la creaturidad, de creatura frente al creador, de naturaleza frente a la gracia. En tu Magníficat veo expresada, Madrecita, toda la vivencia concreta de mi ideal personal"
( Diario 10.101957)






En mayo de 1964, durante lo que debía ser una corta permanencia en Milwaukee,  Estados Unidos, el ya delicado estado de salud de Mario se deterioró rapidamente. Internado en el hospital, los medicos diagnosticaron un cáncer en estado terminal, origen de los fuertes dolores que lo aquejaban desde largo tiempo. Quienes lo acompañaron junto a su lecho de enfermo y de muerte en los dos meses que transcurrieron hasta su partida, acaecida el 15 de julio, recuerdan que Mario pedía insistentemente rezar y cantar juntos el magnificat, y escucharlo cuando ya no podía entonarlo debido a su debilidad... El Cáliz era perfecto;el rostro, resplandeciente.
(Enrique Jácome)











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