Cuando el sacerdote llega al altar, se inclina con
reverencia.
Luego lo besa. El altar representa a Cristo.
Ese beso expresa la reverencia y el amor al Señor que se
entregó por nosotros, amándonos hasta el extremo.
Es un beso que quiere reparar
también el beso de Judas en el Huerto de los Olivos. Es un beso de auténtica
amistad, de intimidad y de reverencia.
Fuente: Los símbolos en la Eucaristía. P Rafael Fernández
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