Desde toda la eternidad y por toda la eternidad en cada momento infinitesimal quisiera, ¡oh Dios mío!, haber amado, honrado y glorificado a mi queridísima Madre María; a quien quiero amar, honrar y glorificar con el amor, honor y gloria con que vos, ¡oh Padre eterno!, la habéis amado, honrado y glorificado. (San Vicente Pallotti OOCC X 331-332)
Con tal exceso
incomprensible de su amor infinito y de su infinita misericordia, Jesucristo no
sólo quiso ser para nosotros sacerdote y víctima, alimento y comida de vida
eterna para nuestras almas, sino que además, quiso permanecer siempre con
nosotros en los santísimos altares, en el trono de gracia y de misericordia,
para darnos todo y siempre con amor infinito en todas las necesidades de la
vida presente. (San Vicente Pallotti OOCC XIII 168)
RITO INICIALES
ENTRADA
COLECTA
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA-SALMO RESPONSORIAL-
SEGUNDA LECTURA
EVANGELIO
Según san Lucas 7, 11-17
En aquel tiempo, se dirigía Jesús
a una población llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de mucha gente. Al
llegar a la entrada de la población, se encontró con que sacaban a enterrar a
un muerto, hijo único de una viuda, a la que acompañaba una gran muchedumbre.
Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: "No llores". Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces dijo Jesús: "Joven, yo te lo mando: Levántate". Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo".
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.
Cuando el Señor la vio, se compadeció de ella y le dijo: "No llores". Acercándose al ataúd, lo tocó y los que lo llevaban se detuvieron. Entonces dijo Jesús: "Joven, yo te lo mando: Levántate". Inmediatamente el que había muerto se levantó y comenzó a hablar. Jesús se lo entregó a su madre.
Al ver esto, todos se llenaron de temor y comenzaron a glorificar a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo".
La noticia de este hecho se divulgó por toda Judea y por las regiones circunvecinas.
HOMILÍA
LITURGIA EUCARÍSTICA
PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
PLEGARIA EUCARÍSTICA
EPÍCLESIS
NARRACIÓN DE LA INSTITUCIÓN Y CONSAGRACIÓN
ANÁMNESIS- OBLACIÓN- INTERCESIONES
DOXOLOGÍA
FRACCIÓN DEL PAN
COMUNIÓN
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
RITO DE CONCLUSIÓN
23 agosto 1964: es consagrada la nueva
Parroquia "San Vicente Pallotti".
En los inicios de la población Barea, por
los años 40 o 50 más o menos, todo estaba rodeado de chacras y frutales;
zarzamoras y una sola calle que era Carmen Lidia. Por los Padres de la
parroquia Nuestra Señora de los Dolores, que eran Pallottinos, nació la inquietud de tener una capilla, ya que
la distancia a Dolores era mucha y no se contaba con locomoción pues solamente
llegaba hasta La Campana, más lejos que Lo Espinoza y, por Carrascal, hasta La
Reminton. Mientras se conseguía el terreno con la familia Huidobro, las
primeras misas fueron hechas en casas, rotándose del mismo modo que las
reuniones de catequesis. Las pocas familias de ese momento, trabajaron fuertemente para conseguir su capilla con distintos
beneficios:
rifas, bailes y bonos de cooperación de cien pesos, etc.
La capilla fue construida ladrillo a
ladrillo. La última casa donde se hizo la misa del día domingo fue en casa de
Ana Pasalacqua en calle Frontera. En 1953, se bendijo la capilla con un
representante de
Monseñor Raúl Silva Henríquez estando en el centro el cuadro de la Mater.
Luego, surgió la necesidad de una casa para el Padre Juan que había sido
enviado por el superior de la parroquia Dolores, el Padre Javier. La bendición
de la casa parroquial fue en el año 1964 y como primer párroco fue nombrado el
padre Juan Gruber por Monseñor Raúl Silva Henríquez.
Para las misas, había un grupo del Sagrado
Corazón integrado por 20 señoras, y así, poco a poco, comenzó a crecer la
comunidad. En el año 1966, hubo un cambio en la parroquia Dolores y los padres
de Schonsttant
quedaron a su cargo. El padre Jaun Gruber no quiso renunciar a su comunidad y
decidió regresar a Alemania. Se llamó a reunión a la casa parroquial en
diciembre de 1966 con la presencia del Monseñor Fernando Aristia, donde se le
pidió un pronunciamiento
con relación a nuestra parroquia y hacerle ver el problema al perder la calidad
de tal o quedar sin párroco. También venía la preparación del Sínodo del año 1967. Monseñor daría las
pautas de trabajo: clausura del mes de María y Procesión del 8 de diciembre.
El padre Juan Gruber dijo irse contento
porque venía un buen Sacerdote joven, se llamaba padre Hernán Alesandri, quien
llegó a la parroquia en 1967. Año 1949: los Padres Pallottinos llegan al sector de Carrascal–Lo Franco, a hacerse cargo de la Parroquia Nuestra
Señora de los Dolores. Comienzan a atender pastoralmente el sector de la Población Francisco Barea,
debiendo celebrar la Sagrada Eucaristía en las casas de los vecinos para las
grandes fiestas religiosas. 24. sep.1952: la Sra. Victoria García-Huidobro dona un terreno al Arzobispado para la construcción de una Capilla para la Parroquia N.Sra. De los
Dolores.
01. jul.1953: inicio de los trabajos de la
Capilla; el Padre Juan Gruber, Vicario Parroquial de N.Sra. De los Dolores,
está a cargo de la obra. 12.oct.1953: se bendice la Capilla con el nombre: "¡Madre tres
veces admirable!".
1953 – 1963: a medida que a su alrededor se van construyendo poblaciones y villas, nace la idea de convertir esta Capilla
en una nueva Parroquia. 27. mar.1963: los Superiores de la Congregación Pallottina designan al Padre Juan Gruber como
primer Párroco de la futura Parroquia. 04. jun.1963: se adquiere un terreno
adicional para agregar a la construcción de la nueva Parroquia. 02. SEP.1963: se
promulga el decreto municipal que autoriza la transferencia del terreno. 06. dic.1963: se realiza la
inscripción
notarial del terreno. 15. ene.1964: se inician las obras de la construcción de la casa parroquial.
9. may.1964: se celebran los "tijerales" de la casa parroquial. 23 agosto 1964: es consagrada la nueva Parroquia
"San Vicente Pallotti". 05. oct.1964: se traslada a su nueva casa
parroquial el Padre Juan Gruber. 06. jul.1965: se da inicio a la construcción de las oficinas parroquiales. 02. ene.1967: deja la Parroquia el P. Juan
Gruber, pues el 31 de diciembre de 1966 (dos días antes) ha expirado su mandato
como Párroco. 1967 – 1977: un grupo de sacerdotes de la congregación pallottina pasa a la nueva congregación schöenstattiana. La nueva Parroquia San Vicente Pallotti
todavía es atendida pastoralmente desde la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores por un
equipo de Padres y Hermanas de Schöenstatt. En este tiempo se crea el Consejo Pastoral y la
Catequesis, con
un fuerte acento misionero.
1977 – 1993: en estos dieciséis años
pasaron por nuestra Parroquia los Padres Hernán Alessandri, Humberto Salgado (como Párroco), Jaime Ochagavía
y Rafael Ramírez.
Año 2003: asume como nuevo Párroco el Padre
Jorge Toro C. 18. marzo.2007: asume como nuevo Párroco el Padre David Mondaca R.
EL CARISMA SAN VICENTE PALLOTI
La unidad de
todos en Cristo La actividad apostólica de San Vicente Pallotti se funda en su
experiencia
personal del amor y de la misericordia de Dios. Él cree profundamente que Dios actúa animado por su amor infinito.
Por ello el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, encuentra el sentido
de su existencia sólo cuando ama a Dios y a los hombres: “No puede vivir, Jesús
mío, quien no ama” (San Vicente Pallotti).
Esta experiencia le permite comprender a Jesucristo como Apóstol
del Eterno Padre. Jesucristo cumple el mandato del Padre sobre todo en la obra
de amor y misericordia. Él
revela a todos los hombres el diseño salvífico del Padre; se ha encarnado y ha
aceptado la muerte en la cruz para redimir el mundo. Por ello, la vida
apostólica de cada cristiano consiste en vivir, imitando a Cristo, el amor
hacia Dios Padre y hacia el prójimo. Las palabras de San Pablo: “el amor de
Cristo nos apremia” (2 Cor 5,14) se convierten en la máxima de la espiritualidad de Vicente Pallotti. La imitación de Jesucristo
y a la participación a
Su misión son inseparables. Así como todos están llamados al apostolado.
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