jueves, 27 de marzo de 2014

A todas las conducirás victoriosamente a casa para que, cumpliendo el santo encargo del Padre se asemejen ellas a ti





La obra que te ha encomendado el Padre
y para la cual la Madre y Esposa
dio su Sí,
no te deja descansar
hasta que la hayas consumado
borrando la deuda contraída por Adán.

No puedes perder
ninguna de tus pequeñas ovejas;
a todas las conducirás victoriosamente a casa
para que, cumpliendo el santo encargo del Padre
se asemejen ellas a ti….
(Del libro Hacia el Padre nro 257.260, tercera estación. Siervo de Dios P. José Kentenich)










Por eso, Madrecita, tomaré como propósito  particular desde hoy el  de pedir a tu Hijo, al iniciar y al terminar el Vía Crucis, esa misma confianza y total abandono filial en los brazos del Padre Celestial que le llevo a  Él hasta el total sacrificio de su vida, aún  cuando  mi destino fuera el mismo suyo: la crucifixión  y todo sufrimiento.(Diario IV-242, 3.4.58 Siervo de Dios Mario Hiriart Pulido)

















Fotos: Representación del Vía Crucis, santuario Cenáculo de Bellavista año 2013

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