“La última palabra es palabra de Vida”, dijo monseñor Ezzati al bendecir muestra pictórica sobre las exclamaciones de Jesucristo en la cruz
El Arzobispo de Santiago agradeció a los destacados artistas nacionales que pintaron las cruces, instaladas en el Parque de las Esculturas, y deseó que “en esta Semana Santa muchas personas puedan acercarse a Dios también a través del arte”.
Al mediodía de este viernes 30 de marzo, el Arzobispo de Santiago, monseñor Ricardo Ezzati, inauguró la muestra “Las siete palabras de Jesucristo en la cruz”, instalada en el Parque de las Esculturas de Providencia. Lo hizo junto a monseñor Cristián Contreras Villarroel, Obispo Auxiliar, y al Presbítero Rodrigo Tupper, Vicario General de Santiago. Entre los presentes se encontraban parte de los artistas que pintaron las monumentales cruces y el alcalde de Providencia, Cristián Labbé.
La muestra consiste en siete cruces pintadas por siete destacados artistas plásticos nacionales: Maya De Rodt, Claudio Di Girolamo, Concepción Balmes, Roberto Di Girolamo, Ernesto Barreda, Gerardo Zenteno y Manuel Antonio Aguirre.
A nombre de los artistas fue este último quien agradeció la oportunidad de plasmar parte de su fe en una cruz. Frente a sus colegas recordó el decálogo del artista escrito por Gabriela Mistral, quien afirmara: “No hay arte ateo. Aunque no ames al Creador, lo afirmarás creando a su semejanza”.
Palabra de Vida
“Mirando las cruces veo que en ellas está reflejado lo que de verdad es el misterio de la redención de Cristo, que entra en la historia humana para transformar el dolor”, dijo monseñor Ezzati en su intervención. La muerte no tiene la última palabra, sino solamente la penúltima, aseguró el Arzobispo de Santiago, “porque la última palabra es palabra de vida, de resurrección, que impregna toda la existencia humana”.
Fijando su mirada en la obra de Concepción Balmes reflexionó que todo el trayecto pictórico culmina en “la cruz cósmica que recuerda lo que Pablo también nos invita a contemplar: ‘Cuando Cristo sea todo en todos’”.
Monseñor Ezzati agradeció a cada uno de los artistas porque “desde su corazón han sabido plasmar en el arte lo que es el misterio hermoso de la vida”; al alcalde de Providencia, Cristián Labbé, por su colaboración en esta muestra y deseó a los presentes que puedan experimentar en Semana Santa que la última palabra es de Cristo y es de vida y de esperanza.
La cruz es señal de salvación
Por su parte, el Padre Rodrigo Tupper reconoció “la convicción y el entusiasmo de estos siete artistas que creyeron en el proyecto y que se involucraron con su tiempo, su arte y su generosidad para que hoy pudiéramos inaugurar estas 'Siete Palabras' que finalmente van a quedar en el Santuario del Cerro San Cristóbal”. Añadió que “para los cristianos la cruz no es señal de tortura, sino de salvación. Es donde Cristo, el Maestro, el Hijo de Dios, vino para redimirnos y salvarnos”. El Vicario General de la Arquidiócesis hizo una mención especial al trabajo humilde y perseverante del cineasta José Ortiz, gestor de tan bello proyecto.
En forma paralela sesenta niños del jardín infantil “Regacito” de Macul pintaron su propia visión de la cruz de Jesucristo.
Destacados artistas recrean las últimas palabras de Jesús en la cruz
Ernesto Barreda
El destacado arquitecto y pintor Ernesto Barreda siempre ha estado interesado en la figura de Cristo. En algunos momentos de su vida ha hecho imágenes religiosas como santos y Cristos, pero sintió que esta era una oportunidad de retratar al Dios que lo cautiva: el que expulsa a los mercaderes del templo y el que responde a Pilatos con un “Tú lo has dicho”.
“Me encantó el Jesús valiente, el Salvador, el Mesías”, declara con jovialidad a sus 84 años. Es también el Jesús que enseña a mar a los demás como me gustaría que me amaran, el que “empieza a minar el poder del fuerte sobre el vencido”, indica.
El dibujo que hizo directamente sobre la cruz “no es el Jesús adolorido, fregado, sino que es un hombre joven que está sacando a un prójimo de su miseria”. Añade convencido: “No sabemos lo que ha hecho el buen ladrón. Sólo sabemos que hizo una comprensión interna de su pecado y se acerca a Jesús. Allí empieza su camino para perdonarse a sí mismo. A su juicio, lo maravilloso es que Dios escucha y ayuda. “Caramba que era un desafío”, dice al referirse a este episodio de la vida de Jesús. Lo ayuda no porque esté arrodillado”, desentraña, “yo veo que lo toma, lo agarra de los brazos y lo sube, lo dignifica”. Es como si le dijera: “Sube a nacer conmigo hermano”, sostiene. Y cuando Cristo lo ayuda “deja de ser un gallo perverso para ser su hermano”, añade.
“Dibujé al hombre joven, valiente, que se atreve con el mundo y le dice al ladrón: ‘Yo te voy a ayudar y hoy estarás conmigo en la Gloria’. Y se lo dice perentoriamente”, afirma. “Me gustaría que eso se extendiera en nuestra sociedad. Que empezáramos a sentir que no siempre las cosas van a resultar, pero cuando uno tiene dolores importantes Jesús ayuda mucho”, dice y se emociona.
“Me ha emocionado profundamente y me siento muy feliz de hacer a Jesús un dibujo que exprese lo que veo en El, que El ayuda, porque nos quiere a todos”, manifiesta. “Es un homenaje”, concluye.
“Mujer, ahí tienes a tu hijo. Hijo, ahí tienes a tu Madre”
Gerardo Zenteno
Gerardo Zenteno pertenece a la Iglesia Católica ortodoxa. Allí se dedica a lo que llama “arte teológico”, esto porque el centro no está en la imagen, sino en el mensaje de salvación que transmite. “El icono es lo mismo que una foto de un familiar que uno anda con ella y la cuida”, expresa. “Para nosotros el icono se venera, no se adora”. Explica que no la imagen misma, sino su sentido. Por eso en ciertas fiestas litúrgicas el icono se instala en un atril en la entrada del templo y la gente se persigna, lo saluda y lo besa.
Algunas de sus obras están en templos en El Vaticano, en el patriarcado de Antioquía, en Siria, Nueva York y en Argentina. Se interesó en participar de esta muestra “porque implicaba desarrollar una cruz que luego iba a peregrinar por todos lados llevando el mensaje de Jesucristo”. Cree que esto es positivo, porque a su juicio en Chile existe “un desaliento espiritual”. Para contrarrestarlo hay que “aferrarse a María y al mensaje de Cristo que es bello”. Agrega que hay que “abrazar a Cristo que entrega su vida por nosotros”.
Su cruz tiene al centro el crucificado que a la vez tiene rasgos de resurrección, pues está pintado en el tiempo del Kairós, el tiempo de Dios, explica. María se sitúa al costado izquierdo y haciendo un gesto aceptación, y Juan al lado derecho está representado joven y triste. “En el contexto María pasa a ser la madre espiritual de la humanidad”, sostiene Gerardo.
En el arte teológico se trata que las imágenes transmitan su luz de dentro hacia fuera. “No pintamos a Cristo lleno de sangre ni de heridas ni de sufrimientos, porque es el Cristo, el que muere y resucita”, dice. Que el proyecto gire por todo el país y que quede instalado en el santuario del Cerro San Cristóbal es lo más relevante para este artista. “Espero que remueva conciencias y espíritus”, sostiene.
“Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”
Manuel Antonio Aguirre
Manuel Antonio Aguirre
“Es una frase que siempre me ha perseguido porque es la dimensión humana de Jesucristo”, relata este pintor y publicista que creó el via crucis del Santuario Nacional de Maipú entre otras obras religiosas y laicas. Para él cuando una persona llega a la pregunta por el abandono y el abandono de Dios es porque está desvalido, en esa circunstancia “lo único que te queda es la oración”. Por eso la cruz que pintó “representa un rosario completo”, con sus misterios gozosos, luminosos, dolorosos y gloriosos.
“No sabía mucho del rosario y me puse a investigar”, explica. Se contactó con una comunidad religiosa que le contó que los inicios del rosario en la Iglesia Católica datan de la Edad Media y que la repetición de Ave Marías produce un estado espiritual. Al final del documento que le enviaron salía un pelícano que se pica el pecho para dar de comer a sus hijos. Esta imagen conmovió a Manuel Antonio y preguntó de qué se trataba. Las mismas religiosas le explicaron que es la primera representación de Jesucristo, porque entrega su vida en pos de sus hijos. “Por eso es el centro de la cruz, porque es la imagen primitiva de Cristo”, sostiene.
Para hacer un tributo a la época gótica, Manuel Antonio pensó esta cruz como si fuese un vitral. Por eso la pintó negra con figuras de colores. “El concepto de los ventanales es el más bonito del cristiano que es la transparencia, por eso la iglesia gótica es transparente, porque deja entrar a Dios y porque alguien transparente es cuando no hay incongruencia entre lo que dice y hace”, manifiesta.
Me demoré cuatro meses en pintarlo. Lo pinté en mi taller y como trabajo como publicista tenía que pintar en momentos que no estuviera trabajando, en las noches, los fines de semana.
Se demoró cuatro meses en hacer esta cruz que estará expuesta a miles de personas para comunicarlas con Cristo. A diferencia de lo que le pasa con otras de sus obras, siente que no le pertenece, sino que es de la gente que va a rezar con ella. “Me emociona que alguien pueda arrodillarse ante esta cruz”, dice. “Me produciría satisfacción porque significaría que fui un instrumento que sirvió para algo”, concluye humilde.
“Tengo sed”
Maya De Rodt
Maya De Rodt
Es la artista emergente entre el grupo de connotados. Como diseñadora y productora conoció el proyecto y no dudó en participar cuando supo que necesitaban una artista que se hiciera cargo de esta frase. “Era la frase que más me gustaba”, confiesa, y comprometerse con pintar una cruz era un regalo, pero al mismo tiempo un tremendo desafío. Mientras pensaba en cómo plasmar lo que sentía con la frase tuvo un sueño en el que vio la imagen tal como hoy se puede apreciar. Cuando despertó pensó que eso era “una señal”.
Esta frase “simboliza el momento en que Cristo nos representa a todos con esa sed que tenemos de Dios”, dice. “Nos representa en esa búsqueda que nosotros la llenamos yendo al mal a comprar, teniendo el auto último modelo, etc. Pero esa búsqueda nunca se llena porque es una sed de Dios, de nuestra fuente”, relata. “No quise hacer a Jesús crucificado, están sus brazos donde fue crucificado”, explica. “Su sangre se transforma en el mar que es la humanidad. Nosotros somos gotitas de este mar y Jesús es el puente entre Dios Padre y nosotros. Jesús es un canal de vida, de agua que nos riega”, continúa.
“Me gustaría que se pudiera transmitir cómo siento a Jesús en mi vida, la paz que siento al saber que Jesús está conmigo, que no estamos solos”, finaliza.
Fuente:http://www.iglesiadesantiago.cl/
http://www.periodicoencuentro.cl/abril2012/
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