Por El, el Cordero siempre victorioso,
que yace ante ti como inmolado,
en espíritu Santo,
que impulsa la creación a las alturas,
recibe Padre, de un sincero corazón filial:
adoración, expiación,
agradecimiento y petición.
Amén
(Padre José Kentenich)
LECTURA DEL SANTO EVANGELIO
Lectura (Proclamación) del santo
según San Juan
Jn 6, 1-15
Jesús atravesó el mar de Galilea, llamado Tiberíades. Lo seguía una
gran multitud, al ver los signos que hacía sanando a los enfermos. Jesús subió
a la montaña y se sentó allí con sus discípulos.
Se acercaba la
Pascua, la fiesta de los judíos. Al levantar los ojos, Jesús vio
que una gran multitud acudía a Él y dijo a Felipe: «¿Dónde compraremos pan para
darles de comer?» Él decía esto para ponerlo a prueba, porque sabía bien lo que
iba a hacer. Felipe le respondió:
«Doscientos denarios no bastarían para que cada uno pudiera comer un
pedazo de pan». Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le
dijo: «Aquí hay un niño que tiene cinco panes de cebada y dos pescados, pero
¿qué es esto para tanta gente?» Jesús le respondió: «Háganlos sentar». Había
mucho pasto en ese lugar. Todos se sentaron y eran unos cinco mil hombres.
Jesús tomó los panes, dio gracias y los distribuyó a los que estaban sentados.
Lo mismo hizo con los pescados, dándoles todo lo que quisieron. Cuando todos
quedaron satisfechos, Jesús dijo a sus discípulos: «Recojan los pedazos que
sobran, para que no se pierda nada». Los recogieron y llenaron doce canastas
con los pedazos que sobraron de los cinco panes de cebada. Al ver el signo que
Jesús acababa de hacer, la gente decía: «Éste es, verdaderamente, el Profeta
que debe venir al mundo». Jesús, sabiendo que querían apoderarse de Él para
hacerlo rey, se retiró otra vez solo a la montaña.
S: Palabra del Señor .Te alabamos Señor
Verbum Domini. Laus tibi, Christe
Parola del Signore. Lode a te, o Cristo.
HOMILIA
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
PLEGARIA EUCARISTICA
AGNUS DEI
COMUNION
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
Que nos alimentemos de la Eucaristía, que es Cristo,
Cristo viviendo entre nosotros; que asistamos cada día, a ser posible, a su
Sacrificio redentor, recibamos a Jesús en el pecho, y que en el día perseveremos
fieles a la unión divina, lo que se traducirá en obrar como Cristo, en mirar las
alegrías y los fracasos con los ojos de Cristo, sólo pensando qué haría Cristo
en nuestro lugar... ¿Qué haría? ¡Cómo caen por tierra los vicios, lo que nunca
Cristo haría! (Padre San Alberto Hurtado Cruchaga)
AÑO DE LA CORRIENTE DEL SANTUARIO 2011-2012
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