jueves, 9 de agosto de 2012

Santuario Cenáculo de Bellavista.Domingo 18 del tiempo ordinario 05 de agosto 2012








Tu hijo se ofrece benignamente por nosotros72
como ofrenda en el altar;
alli está como amigo y alimento
en toda circuntancia, silencioso y cercano
Padre José Kentenich del libro hacia el Padre) 

INTROITUS


¿Soy pequeño como gota de agua? Piérdame en el cáliz... deme y seré transubstanciado. Una gota de agua entre tantos problemas... Seré mucho si consiento en perderme en Cristo, ¡¡en abandonarme en Él!!, en ser Él.  “Vivo yo; ya no yo; vive en mí Cristo” (cf. Gal 2,20).¡Ser Cristo! He aquí todo mi problema. La razón de ser de la creación. Todo el mundo ha sido creado para la gloria del Hijo de Dios, y yo me uno al Hijo de Dios por mi bautismo, que me hace a mí también Hijo de Dios, y me vinculo más y más íntimamente cada vez que comulgo. Por la Eucaristía puedo yo decir con toda verdad: ¡Cristo vive en mí, yo en Él! No ser sino uno. Toda la razón de ser de mi vida, todo el sentido de mi existencia, lo descubro y lo recuerdo cada vez que asisto a la Santa Misa, cada vez que comulgo.La Santa Misa es por esto el sacramento del optimismo. Efectivamente, hay en la institución de la Sagrada Eucaristía, cuatro palabras, por demás decidoras, que resumen toda la teología de la Eucaristía, que es también la teología del optimismo. En la última noche que el Señor pasó con sus discípulos, como los hubiese amado, quiso amarlos hasta el fin (cf. Jn 13,1); se sentó a la mesa, en sus santas y venerables manos tomó el pan, lo bendijo, lo partió, y lo dio. 
Lo tomó. En la noche de la institución, sobre la mesa del convite, había una canasta de pan... con multitud de panes, tan pobres como los del pequeño Ignacio, y Cristo tomó uno, el que quiso... no por mérito suyo, sino por su inmensa dignación... De entre los 2.000.000.000 de hombres me escogió a mí, me llamó a mí, a ser su hijo, me invita a hacer algo, algo grande. ¿Lo podré?
Lo bendijo. Lo cargó con su bendición y lo transubstanció. Sobre el altar, un copón de hostias: harina y agua... arrugadas, amarillas, hilachentas... Cargadas de la bendición de Cristo. Al asistir cada día al Ofertorio, veré al sacerdote que ofrece algo tan pobre. ¿No tiene vergüenza? Pero en la consagración, ¡esa pobreza, se transforma en divinidad!
Lo partió. Y ese pan preparado, lo rompe... Vea romper esa hostia... Los sacrificios... no para destruir, sino para dar. El grano de trigo... si no muere (cf. Jn 12,24).
Lo dio. El fin de mi vida: darme. Darme entero a los demás, con optimismo, porque cargado de la bendición divina. Si yo pudiera asistir cada día a Misa, comulgar cada día... ¡Cuánto sentido de optimismo tendría mi vida!
Y luego durante el día, orar... Orar sabiendo que Él vive en mí. Que no [somos] dos sino uno. [Es una enseñanza] de fe: la habitación de Dios en el alma. ¡Nosotros! No yo solo. Él en mí. ¿Valgo algo? ¡Ya lo creo! ¡A Ti solo me he entregado!  
(San Alberto Hurtado Cruchaga La busqueda de Dios, pp. 88-92 s23y04 
LITURGIA DE LA PALABRA

EVANGELIO

Lectura (Proclamación) del santo según San Juan6, 24-35
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Cuando la multitud se dio cuenta de que Jesús y sus discípulos no estaban en el lugar donde el Señor había multiplicado los panes, subieron a las barcas y fueron a Cafarnaúm en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo llegaste?» Jesús les respondió: «Les aseguro que ustedes me buscan, no porque vieron signos, sino porque han comido pan hasta saciarse.
Trabajen, no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna, el que les dará el Hijo del hombre; porque es Él a quien Dios, el Padre, marcó con su sello». Ellos le preguntaron: «¿Qué debemos hacer para realizar las obras de Dios?» Jesús les respondió: «La obra de Dios es que ustedes crean en Aquél que Él ha enviado». Y volvieron a preguntarle: «¿Qué signos haces para que veamos y creamos en ti? ¿Qué obra realizas?
Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como dice la Escritura: "Les dio de comer el pan bajado del cielo"».
Jesús respondió: «Les aseguro que no es Moisés el que les dio el pan del cielo; mi Padre les da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que desciende del cielo y da Vida al mundo».
Ellos le dijeron: «Señor, danos siempre de ese pan». Jesús les respondió: «Yo soy el pan de Vida. El que viene a mí jamás tendrá hambre; el que cree en mí jamás tendrá sed».

S: Palabra del Señor .Te alabamos Señor
Verbum Domini. Laus tibi, Christe
Parola del Signore. Lode a te, o Cristo.

HOMILIA

PREPARACION DE LAS OFRENDAS




ORACION SOBRE LAS OFRENDAS


PLEGARIA EUCARISTICA
EPICLESIS

CONSAGRACION


DOXOLOGÍA

 
Toma la patena, con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Por Cristo, con él y en él,
a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo,
todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

COMUNIÓN



ORACIÓN DESPUES DE LA COMUNIÓN






 AÑO DE LA CORRIENTE DEL SANTUARIO 2011-2012

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