sábado, 22 de diciembre de 2012

Eucologías,Rubricas y liturgia de la palabra. Domingo 23 de diciembre cuarto del tiempo de Adviento


ORDO MISSA 23 DE DICIEMBRE CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO


RITOS INICIALES  RITUS INITIALES
RITI DI INTRODUZIONE
INTROITUS
ANTÍFONA DE ENTRADA
ANTIFONA D’INGRESSO 
Is 45, 8
Envíen los cielos el rocío de lo alto, y las nubes derramen la justicia. Ábrase la tierra y brote el Salvador.

Roráte, cæli, désuper, et nubes pluant iustum; aperiátur terra et gérminet Salvatórem.

Stillate dall'alto, o cieli, la vostra rugiada
e dalle nubi scenda a noi il Giusto;
si apra la terra e germogli il Salvatore.

 



Reunido el pueblo, el sacerdote con los ministros va al altar, mientras se entona el can­to de entrada.
Cuando llega al altar, el sacerdote con los ministros hace la debida reverencia, besa el altar y, si se juzga oportuno, lo inciensa. Después se dirige con los ministros a la sede. Terminado el canto de entrada, el sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan, mientras el sacerdote dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti.
Amen.

Nel nome del Padre del Figlio e dello Spirito Santo.
Amen.
El sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:

SALUDO
SALUTATIO
SALUTO DEL CELEBRANTE

El Señor esté con vosotros
Dominus vobiscum.
Il Signore sia con voi.
Respuesta
Y con tu espíritu.
Et cum spiritu tuo.
E con il tuo spirito.

ACTO PENITENCIAL
Actus Pænitentialis
ATTO PENITENZIALE

Kyrie, eleison.
Kyrie, eleison.

Christe, eleison.
Christe, eleison.

Kyrie, eleison.
Kyrie, eleison.

Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.
Cristo, ten piedad.


Señor, ten piedad.
Señor, ten piedad
Signore, pietà.
Signore, pietà.

Cristo, pietà.
Cristo, pietà.

Signore, pietà.
Signore, pietà.
No se canta el Gloria
Acabado el himno, el sacerdote, con las manos juntas dice:
Oremos.
Preghiamo
Y todos junto con el sacerdote rezan en silencio durante unos instantes. Luego el sacerdote con las manos extendidas pronuncia la oración colecta. Cuando ésta finaliza el pueblo aclama: Amen

ORACIÓN COLECTA
ORATIO COLLECTA
COLLETTA

S: Oremus
Señor, derrama tu gracia en nues­tros corazones, y ya que hemos conocido por el anuncio del Ángel la encarnación de tu Hijo Jesucristo, condúcenos por su Pasión y su Cruz, a la gloria de la resurrección. Él que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.

Grátiam tuam, quæsumus, Dómine, méntibus nostris infúnde, ut qui, Angelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus, per passiónem eius et crucem ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per Dóminum.
 
Infondi nel nostro spirito la tua grazia, o Padre, tu, che nell'annunzio dell'angelo ci hai rivelato l'incarnazione del tuo Figlio, per la sua passione e la sua croce guidaci alla gloria della risurrezione. Per il nostro Signore Gesù Cristo...


LITURGIA DE LA PALABRA
LITURGIA VERBI
LITURGIA DELLA PAROLA

El lector va al ambón y lee la primera lectura, que todos escuchan sentados.
Para indicar el fin de la lectura, el lector dice:
Palabra de Dios.
Todos aclaman:
Te alabamos, Señor.
El salmista o el cantor entona la antífona del salmo, y el pueblo la repite y la intercala entre las estrofas.
Si hay segunda lectura, se lee en el ambón, como la primera.
Para indicar el fin de la lectura, el lector dice:
Palabra de Dios.
Todos aclaman:
Te alabamos, Señor.
Sigue el canto del Aleluya o, en tiempo de Cuaresma, el canto antes del evangelio.
Mientras tanto, si se usa incienso, el sacerdote lo pone en el incensario.
Después el diácono (o el concelebrante que ha de proclamar el evangelio, en la misa presidida por el Obispo), inclinado ante el sacerdote, pide la bendición, diciendo en voz baja:
Padre, dame tu bendición.
El sacerdote en voz baja dice:
El Señor esté en tu corazón y en tus labios, para que anuncies dignamente su Evangelio; en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
El diácono o el concelebrante se signa y responde: Amén.
Si el mismo sacerdote debe proclamar el evangelio, inclinado ante el altar, dice en secreto:
Purifica mi corazón y mis labios, Dios  todopoderoso, para  que anuncie dignamente tu Evangelio.
Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, acompañado eventualmente por los ministros que llevan el incienso y los cirios; ya en el ambón dice:
El Señor esté con ustedes.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El diácono (o el sacerdote):
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san N.
Mientras tanto hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
Gloria a ti, Señor.
El diácono (o el sacerdote), si se usa incienso, inciensa el libro.
Luego proclama el evangelio.
Acabado el evangelio el diácono (o el sacerdote) dice:
Palabra del Señor.
Todos aclaman:
Gloria a ti, Señor Jesús.
Si la aclamación es cantada pueden usarse otras respuestas de alabanza a Jesucristo, por ejemplo:
Tu palabra, Señor, es la verdad, y tu ley nuestra libertad.
O bien:
Tu palabra, Señor, es lámpara que alumbra nuestros pasos.
O bien:
Tu palabra, Señor, permanece por los siglos.
Después el diácono lleva el libro a quien preside, y éste lo besa, diciendo en secreto:
Las palabras del Evangelio borren nuestros pecados.
O bien el mismo diácono besa el libro, diciendo en secreto las mismas palabras.
Luego tiene lugar la homilía; ésta es obligatoria todos los domingos y fiestas de precepto y se recomienda en los restantes días.
Acabada la homilía, si la Liturgia del día lo prescribe, se hace la profesión de fe:

PRIMERA LECTURA
LECTIO PRIMA
PRIMA LECTURA
Miq 5, 1-4
Lectura de la profecía de Miqueas.



Así habla el Señor: Y tú, Belén Efratá, tan pequeña entre los clanes de Judá, de ti, me nacerá el que debe gobernar a Israel: sus orígenes se remontan al pasado, a un tiempo inmemorial. Por eso, el Señor los abandonará hasta el momento en que dé a luz la que debe ser madre; entonces el resto de sus hermanos volverá junto a los israelitas. Él se mantendrá de pie y los apacentará con la fuerza del Señor, con la majestad del nombre del Señor, su Dios.
Verbum Dòmini. Deo gratias.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor
Parola di Dio. Rendiamo grazie a Dio.

SALMO RESPONSORIAL.
PSALMUS RESPONSORIUS
SALMO RESPONSORIALE
Sal 79, 2. 3. 15-16. 18-19
R. Restáuranos, Señor del universo.
Escucha, Pastor de Israel, Tú que tienes el trono sobre los querubines, resplandece, reafirma tu poder y ven a salvarnos.
R.
Vuélvete, Señor de los ejércitos, observa desde el cielo y mira: ven a visitar tu vid, la cepa que plantó tu mano, el retoño que Tú hiciste vigoroso.
R.
Que tu mano sostenga al que está a tu derecha, al hombre que Tú fortaleciste, y nunca nos apartaremos de ti: devuélvenos la vida e invocaremos tu Nombre. R.

SEGUNDA LECTURA
LECTIO SECUNDA
SECONDA LETTURA
Heb 10, 5-10
Lectura de la carta a los Hebreos.


Hermanos: Cristo, al entrar en el mun­do, dijo: «Tú no has querido sacrificio ni oblación; en cambio, me has dado un cuerpo. No has mirado con agrado los holocaustos ni los sacrificios expiatorios. Entonces dije: Dios, aquí estoy, yo ven­go −como está escrito de mí en el libro de la Ley− para hacer tu voluntad». Él comienza diciendo: «Tú no has querido ni has mirado con agrado los sacrificios, los holocaustos, ni los sacrificios expiato­rios, a pesar de que están prescritos por la Ley». Y luego añade: «Aquí estoy, yo vengo para hacer tu voluntad». Así declara abolido el primer régimen para establecer el segundo. Y en virtud de esta voluntad quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha de una vez para siempre.
ACLAMACIÓN
Lc 1, 38
Aleluya. Yo soy la servidora del Señor; que se haga en mí según tu Palabra. Aleluya.

EVANGELIO
Evangelium
VANGELO

Después el diácono (o el sacerdote) va al ambón, compañado eventualmente por los ministros que llevan el incienso y los cirios; ya en el ambón dice:
El Señor esté con vosotros.
Il Signore sia con voi
El pueblo responde:
R: / Y con tu espíritu.
E con il tuo spirito.
Dóminus vobíscum
Et cum spíritu tuo
El diácono (o el sacerdote):
Lectura del santo Evangelio según san N.
Léctio sancti Evangélii secúndum
Y mientras tanto hace la señal de la cruz sobre el libro y sobre su frente, labios y pecho.
El pueblo aclama:
R: / Gloria a ti, Señor. Glória tibi, Dómine.
El diácono (o el sacerdote), si se usa incienso, inciensa el libro.
Luego proclama el evangelio.
Acabado el evangelio el diácono (o el sacerdote) dice:
Palabra del Señor.
Todos aclaman:
R: / Gloria a ti, Señor Jesús

EVANGELIO DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN
LÉCTIO SANCTI EVANGÉLII SECÚNDUM
DAL VANGELO SECONDO
Lc 1, 39-45
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.


Durante su embarazo, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas ésta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su vientre, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: «¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi vientre. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor»
S: Palabra del Señor .
Te alabamos Señor
Verbum Domini. 
Laus tibi, Christe
Parola del Signore.
Lode a te, o Cristo.

Homilía


PROFESSIO FIDEI
PROFESSIONE DI FEDE
PROFESION DE FE

Acabada la homilía, si la liturgia del día lo prescribe, se hace la profesión de fe:
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor,
En las palabras que siguen, hasta María Virgen, todos se inclinan.
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de la carne
y la vida eterna.
Amén.

Credo in unum Deum, Patrem omnipotentem, factorem caeli et terrae, visibilium omnium et invisibilium. Et in unum Dominum Iesum Christum, Filium Dei unigenitum, et ex Patre natum ante omnia saecula. Deum de Deo, lumen de lumine, Deum verum de Deo vero, genitum, non factum, consubstantialem Patri: per quem omnia facta sunt. Qui propter nos homines et propter nostram salutem descendit de caelis. Et incarnatus est de Spiritu Sancto ex Maria Virgine, et homo factus est. Crucifixus etiam pro nobis sub Pontio Pilato; passus et sepultus est, et resurrexit tertia die, secundum Scripturas, et ascendit in caelum, sedet ad dexteram Patris. Et iterum venturus est cum gloria, iudicare vivos et mortuos, cuius regni non erit finis. Et in Spiritum Sanctum, Dominum et vivificantem: qui ex Patre Filioque procedit. Qui cum Patre et Filio simul adoratur et conglorificatur: qui locutus est per prophetas. Et unam, sanctam, catholicam et apostolicam Ecclesiam. Confiteor unum baptisma in remissionem peccatorum. Et expecto resurrectionem mortuorum et vitam venturi saeculi.

Credo in un solo Dio,
Padre onnipotente, creatore del cielo e della terra,
di tutte le cose visibili e invisibili.
Credo in un solo Signore, Gesù Cristo,
unigenito Figlio di Dio, nato dal Padre prima di tutti i secoli.
Dio da Dio, Luce da Luce, Dio vero da Dio vero;
generato, non creato; della stessa sostanza del Padre;
per mezzo di lui tutte le cose sono state create.
Per noi uomini e per la nostra salvezza discese dal cielo;
e per opera dello Spirito Santo
si é incarnato nel seno della Vergine Maria e si é fatto uomo.
Fu crocifisso per noi sotto Ponzio Pilato, morì e fu sepolto.
Il terzo giorno é risuscitato, secondo le Scritture;
é salito al cielo, siede alla destra del Padre.
E di nuovo verrà, nella gloria, per giudicare i vivi e i morti,
e il suo regno non avrà fine.
Credo nello Spirito Santo, che é Signore e da la vita,
e procede dal Padre e dal Figlio
e con il Padre e il Figlio é adorato e glorificato
e ha parlato per mezzo dei profeti.
Credo la Chiesa, una, santa, cattolica e apostolica.
Professo un solo battesimo per il perdono dei peccati.
Aspetto la risurrezione dei morti e la vita del mondo che verrà.
Amen.

ORATIO FIDELIUM
ORACIONES DE LOS FIELES
PREGHIERA DEI FEDELI

Después se hace la plegaria universal u oración de los fieles, que se desarrolla de la siguiente forma:
lnvitatorio
El sacerdote invita a los fieles a orar, por medio de una breve monición.
Intenciones
Las intenciones son propuestas por un diácono o, en su defecto, por un lector o por otra persona idónea.
El pueblo manifiesta su participación con una invocación u orando en silencio.
La sucesión de intenciones ordinariamente debe ser la siguiente:
a) por las necesidades de la Iglesia;
b) por los gobernantes y por la salvación del mundo entero;
e) por aquellos que se encuentran en necesidades particulares;
d) por la comunidad local.
Conclusión
Conclusión
El sacerdote termina la plegaria común con una oración conclusiva
Deinde fit oratio universalis, seu oratio fidelium.

LITURGIA EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCHARISTICA
LITURGIA EUCARISTICA
Acabada la Liturgia de la Palabra, los ministros colocan en el altar el corporal, el puri­ficador, el cáliz y el misal; mientras tanto puede ejecutarse un canto adecuado.
Conviene que los fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el vino para la celebración de la eucaristía, bien aportando otros dones para las necesidades de la Iglesia o de los pobres.
El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice en secreto: 
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te  presentamos; él será para nosotros pan de vida.
Benedíctus es, Dómine, Deus univérsi, quia de tua largitáte accépimus panem, quem tibi offérimus, fructum terræ et óperis mánuum hóminum: ex quo nobis fi et panis vitæ.

Benedetto sei tu, Signore, Dio dell’universo: dalla tua bontà abbiamo ricevuto questo pane, frutto della terra e del lavoro dell’uomo; lo presentiamo a te, perché diventi per noi cibo di vita eterna.




Después deja la patena con el pan sobre el corporal.
Si no se canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote puede decir en voz alta estas palabras; al final el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre, Señor
Benedíctus Deus in sæ´cula.
Benedetto nei secoli il Signore.
El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto:
El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana.
Después el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo un poco elevado sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
Benedíctus es, Dómine, Deus univérsi, quia de tua largitáte accépimus vinum, quod tibi offérimus, fructum vitis et ópe  ris mánuum hóminum, ex quo nobis fi et potus spiritális.
Benedetto sei tu, Signore, Dio dell’universo: dalla tua bontà abbiamo ricevuto questo vino frutto della vite e del lavoro dell’uomo; lo presentiamo a te,perché diventi per noi bevandadi salvezz

Después deja el cáliz sobre el corporal.
Si no se canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote puede decir en voz alta estas palabras; al final el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre, Señor.
A continuación, el sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Y, si se juzga oportuno, inciensa las ofrendas y el altar. A continuación el diácono o un ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego el sacerdote, de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto: 
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.Lava me, Domine, ab iniquitate mea, et a peccato meo munda me. 
Después, de pie en el centro del altar y de cara al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice una de las siguientes fórmulas: Orad, hermanos ,para que este sacrificio, mío y vuestro, sea agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Orate, fratres, ut meum ac vestrum sacrificium acceptabile fiat apud Deum Patrem omnipotentem!
Oráte, fratres: ut meum ac vestrum sacrifícium acceptábile fi at apud Deum Patrem omnipoténtem.
Pregate, fratelli, perché il mio e vostro sacrifi cio sia gradito a Dio, Padre onnipotent

O bien:
 En el momento de ofrecer el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso

O bien: 
Orad, hermanos, para que, llevando al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso.

El pueblo responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio, para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien  y el de toda su santa Iglesia.

Suscípiat Dóminus sacrifícium de mánibus tuis ad laudem et glóriam nóminis sui, ad utilitátem
quoque nostram totiúsque Ecclésiæ suæ sanctæ.

Il Signore riceva dalle tue mani questo sacrifi cio a lode e gloria del suo nome, per il bene nostro e di tutta la sua santa Chiesa.

Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración sobre las ofrendas.
ORACION SOBRE LAS OFRENDAS
Oratio SUPER OBLATA (nos ponemos de pie)
l’ORAZIONE SULLE OFFERTE. 
   


Te pedimos, Padre, que el mismo Es­píritu que fecundó con su poder el seno de María, la Virgen Madre, santifique estos dones que hemos depositado sobre tu altar. Por Jesucristo, nuestro Señor

Altári tuo, Dómine, superpósita múnera Spíritus ille sanctíficet, qui beátæ Maríæ víscera sua virtúte replévit. Per Christum.

Accogli, o Dio, i doni che presentiamo all'altare, e consacrali con la potenza del tuo Spirito, che santificò il grembo della Vergine Maria. Per Cristo nostro Signore.

Súper Oblata
La oración sobre las ofrendas termina siempre con la conclusión breve.
Si la oración se dirige al Padre:
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Si la oración se dirige al Padre, pero al final de la misma se menciona al Hijo:
Él, que vive y reinapor los siglos de los siglos.
Si la oración se dirige al Hijo:
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

Prex Eucharistica
PLEGARIA EUCARISTICA
PREGHIERA EUCARISTICA
En las plegarias eucarísticas se pueden nombrar junto al Obispo diocesano a los Obis­pos coadjutores o auxiliares y al Obispo que eventualmente preside una concelebración. Si el celebrante es Obispo, siempre se nombra a si mismo; el Obispo diocesano se nom­bra después del Papa; los otros Obispos se nombran a sí mismos después del Obispo diocesano.
En la plegaria eucarística primera o Canon romano pueden omitirse aquellas partes que están incluidas dentro de  corchetes.
PREFACIO
Præfatio
Prefazio
El sacerdote comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Con las manos extendidas dice:
El Señor esté con vosotros.
Dóminus vobíscum.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Et cum spíritu tuo.
El sacerdote, elevando las manos, prosigue:
Levantemos el corazón.
Sursum corda.
El pueblo responde:
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Habémus ad Dóminum.
El sacerdote, con las manos extendidas, añade:
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
 Grátias agámus Dómino Deo nostro.
El pueblo responde:
Es justo y necesario.
Dignum et iustum est.
El sacerdote prosigue el prefacio con las manos extendidas.
Al final del prefacio junta las manos y, en unión del pueblo,
Dominus vobiscum.
Et cum spiritu tuo.
Sursum corda.
Habemus ad Dominum.

Gratias agamus Domino Deo nostro.
Dignum et iustum est.

Concluye el prefacio, can­tando o diciendo en voz alta:
Sanctus, sanctus, sanctus Dominus Deus Sabaoth. Pleni sunt caeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine
Domini. Hosanna in excelsis.

Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el cielo.

Santo, Santo, Santo il Signore
Dio dell’universo. I cieli e
la terra sono pieni della tua
gloria. Osanna nell’alto dei
cieli. Benedetto colui che viene
nel nome del Signore. Osanna
nell’alto dei cieli

 Ahora se elige alguna de las Plegarias Eucarísticas
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
31. El sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Santo eres en verdad, Padre,
y con razón te alaban todas tus criaturas,
ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor nuestro,
con la fuerza del Espíritu Santo,
das vida y santificas todo,
y congregas a tu pueblo sin cesar,
para que ofrezca en tu honor
un sacrificio sin mancha
desde donde sale el sol hasta el ocaso.
32. Junta las manos y, manteniéndolas extendidas sobre las ofrendas, dice:
Por eso, Padre, te suplicamos
que santifiques por el mismo Espíritu
estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que sean
Cuerpo y X Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
Junta las manos.
que nos mandó celebrar estos misterios.
33. En las fórmulas que siguen, las palabras del Señor han de pronunciarse con claridad, como lo requiere la naturaleza de éstas.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
tomó pan, y dando gracias te bendijo, lo partió
y lo dio a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión


34. Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado sobre el altar, prosigue:
Tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos, diciendo:
Se inclina un poco.
Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el perdón de los pecados.
Haced esto en conmemoración mía.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre el corporal y lo adora haciendo genuflexión.


35. Luego dice una de las siguientes fórmulas:
1 Éste es el Sacramento de nuestra fe.
O bien:
Éste es el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
2 Aclamad el Misterio de la redención:
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu muerte, Señor, hasta que vuelvas.
3 Cristo se entregó por nosotros.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.
36. Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice:
Así, pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.

Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ella la victima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que, fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.

Que él nos transforme en ofrenda permanente,                   
para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires,
[San N.: santo del día o patrono]
y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el Papa N., a nuestro Obispo N.,
Puede hacerse también mención de los Obispos coadjutores o auxiliares y, en las concelebraciones, del Obispo que preside la celebración.
El Obispo, cuando celebra en su diócesis, dice:
A mí, indigno siervo tuyo,
Cuando celebra un Obispo que no es el Ordinario, dice:
a mi hermano N., Obispo de esta Iglesia de N.,
a mí, indigno siervo tuyo, al orden episcopal, a los presbíteros y diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.

Atiende los deseos y súplicas de esta familia  que has congregado en tu presencia.

Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos por el mundo.

A nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,

Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
37. Toma la patena, con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

 RITO DE COMUNION
RITUS COMMUNIONIS
RITI DI COMUNIONE

Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la recomendación del Salvador
y siguiendo su divina enseñanza, nos atrevemos a decir:

Præcéptis salutáribus móniti, et
divína institutióne formáti, audémus
dícere:

Obbedienti alla parola del Salvatore
e formati al suo divino
insegnamento, osiamo dire:
O bien:
Llenos de alegría por ser hijos de Dios,
digamos confiadamente
la oración que Cristo nos enseñó:

O bien:
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:
O bien:
Antes de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:
Extiende las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

Pater noster, qui es in caelis: sanctificétur nomen tuum;
advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in caelo, et in terra.
Panem nostrum coti
cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in tentatiónem;
sed líbera nos a malo.


Padre nostro, che sei nei cieli, sia santificato il tuo nome,
venga il tuo regno, sia fatta la tua volontà, come in cielo così in terra.
Dacci oggi il nostro pane quotidiano, e rimetti a noi i nostri debiti come noi li rimettiamo ai nostri debitori,
e non ci indurre in tentazione, ma liberaci dal male.

El sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:
Líbranos de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que, ayudados por tu misericordia,
vivamos siempre libre de pecad o y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos la gloriosa venida
de nuestro Salvador Jesucristo.

Líbera nos, quæ´sumus, Dómine, ab ómnibus malis, da propítius pacem in diébus nostris, ut, ope  misericórdiæ tuæ adiúti, et a peccáto simus semper líberi et ab
omni perturbatióne secúri: exspectántes beátam spem et advéntum

Salvatóris nostri Iesu Christi Liberaci, o Signore, da tutti i mali,  concedi la pace ai nostri giorni; e con l'aiuto della tua misericordia, vivremo sempre liberi dal peccato e sicuri da ogni turbamento,nell'attesa che si compia la beata   speranza, e venga il nostro Salvatore Gesù Cristo.
Tuo é il regno, tua la potenza e la gloria nei secoli

Junta las manos.
El pueblo concluye la oración, aclamando:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor.
Quia tuum est regnum, et potéstas, et glória in sæ´cula.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
"La paz os dejo, mi paz os doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Dómine Iesu Christe, qui dixísti Apóstolis tuis: Pacem relínquo vobis, pacem meam do
vobis: ne respícias peccáta nostra, sed fi dem Ecclésiæ tuæ; eámque secúndum voluntátem
tuam pacifi cáre et coadunáre dignéris. Qui vivis et regnas in sæ´cula sæculórum.
Signore Gesù Cristo, che hai detto ai tuoi apostoli: “Vi lascio la pace, vi do la mia pace”,
non guardare ai nostri peccati, ma alla fede della tua Chiesa, e donale unità e pace secondo la tua volontà.

Junta las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.

Qui vivis et regnas in
sæ´cula sæculórum

Tu che vivi e regni
nei secoli dei secoli.
El pueblo responde:
Amén.
El sacerdote, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté siempre con vosotros.
Pax Dómini sit semper vobíscum.
La pace del Signore sia sempre con voi.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Et cum spíritu tuo.
E con il tuo spirito.
Luego, si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
Daos fraternalmente la paz.
O bien:
Como hijos de Dios, intercambiad ahora un signo de comunión fraterna.
O bien:
En Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz,
daos la paz como signo de reconciliación.
O bien:
En el Espíritu de Cristo resucitado, daos fraternalmente la paz.
Y todos, según la costumbre del lugar, se dan la paz. El sacerdote da la paz al diácono o al ministro.
Después toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del mismo en el cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros salimento de vida eterna.
Mientras tanto se canta o se dice:
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: dona nobis pacem


Agnello di Dio, che togli i peccati del mondo, abbi pietà di noi.
Agnello di Dio, che togli i peccati del mondo, abbi pietà di noi.
Agnello di Dio, che togli i peccati del mondo, dona a noi la pace.
Si la fracción del pan se prolonga, el canto precedente puede repetirse varias veces. La última vez se dice: danos la paz.
A continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto:
Señor Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.
O bien:
Señor Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre
no sea para mí un motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me aproveche para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable.
El sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste es el Cordero de Dios,
que quita el pecado del mundo.
Dichosos los invitados a la cena del Señor.

Ecce Agnus Dei, ecce qui tollit
peccáta mundi. Beáti qui ad cenam
Agni vocáti sunt.

Beati gli invitati alla Cena del
Signore. Ecco l’Agnello di Dio,
che toglie i peccati del mondo.
Y, juntamente con el pueblo, añade:
Señor, no soy digno
de que entres en mi casa,
pero una palabra tuya
bastará para sanarme.

Dómine, non sum dignus ut
intres sub tectum meum: sed
tantum dic verbo, et sanábitur
ánima mea.


O Signore, non sono degno
di partecipare alla tua mensa:
ma di’ soltanto una parola e io
sarò salvato
El sacerdote dice en secreto:
El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
Después toma el cáliz y dice en secreto:
La Sangre de Cristo me guarde para la vida eterna.
Y bebe reverentemente la Sangre de Cristo.
Después toma la patena o la píxide, se acerca a los que quieren comulgar y les  presenta el pan consagrado, que sostiene un poco elevado, diciendo a cada uno de ellos:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
Amén.


Y comulga.
El diácono y los ministros que distribuyen la Eucaristía observan los mismos ritos.
Si se comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en su lugar. (Instr. Gen. n. 240-252).
Cuando el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
Acabada la comunión, el diácono, el acólito, o el mismo sacerdote, purifica la patena sobre el cáliz y también el mismo cáliz, a no ser que se prefiera purificarlo en la credencia después de la misa.
Si el sacerdote hace la purificación, dice en secreto:
Haz, Señor,
que recibamos con un corazón limpio
el alimento que acabamos de tomar,
y que el don que nos haces en esta vida nos aproveche para la eterna.
Después el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
Luego, de pie en la sede o en el altar, el sacerdote dice:
Oremos.
Y todos, junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que este silencio ya se haya hecho antes.
Después el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunióñ.


POSTCOMMUNIO
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
ORAZIONE DOPO LA COMUNIONE
ORATIO POST COMMUNIONEM
Después de recibir el anticipo de nuestra redención eterna, te rogamos, Dios todopoderoso, que cuanto más se acerca el alegre día de la salvación, tanto más se acreciente nuestro fervor para celebrar dignamente el misterio del nacimiento de tu Hijo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.

Sumpto pígnore redemptiónis ætérnæ, quæsumus, omnípotens Deus, ut quanto magis dies salutíferæ festivitátis accédit, tanto devótius proficiámus ad Fílii tui digne nativitátis mystérium celebrándum. Qui vivit et regnat in sæcula sæculórum.

 O Dio, che ci hai dato il pegno della vita eterna, ascolta la nostra preghiera: quanto più si avvicina il gran giorno della nostra salvezza, tanto più cresca il nostro fervore, per celebrare degnamente il Natale del tuo Figlio. Egli vive e regna nei secoli dei secoli.


Oremus
La oración después de la comunión termina con la conclusión breve.
Si la oración se dirige al Padre:
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Si la oración se dirige al Padre, pero al final de la misma se menciona al Hijo:
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
Si la oración se dirige al Hijo:
Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

RITUS CONCLUSIONIS
RITO DE CONCLUSION
En este momento se hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al pueblo.

Oratio Super Populum
BENDICIONES SOLEMNES


Inclinaos para recibir la bendición.
Luego, el sacerdote, extendidas las manos sobre el pueblo, dice la bendición.
Todos responden: Amen
Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:

El Señor esté con vosotros.
Dóminus vobíscum.
Il Signore sia con voi.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
 Et cum spíritu tuo.
E con il tuo spirito.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios todopoderoso,
Padre, Hijo +  y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.

Benedícat vos omnípotens Deus,Pater, et Fílius, et Spíritus Sanc tus.
Vi benedica Dio onnipotente, Padre e Figlio e Spirito Santo.
El pueblo responde:
Amén.





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