18 de diciembre recordando el día de su Pascua
Nacido el 22 de febrero de 1935, Hernán Alessandri Morandé,
hijo del médico Hernán Alessandri Rodríguez y Loreto Morandé.
El 1º de abril de 1957, ingresó al noviciado de los Padres Pallotinos,
congregación que había sido la del fundador de Schoenstatt, el Padre José
Kentenich. Los sacerdotes schoenstattianos debían ordenarse primero como
pallotinos, ya que el Instituto Secular de los Padres de Schoenstatt no fue
fundado sino hasta 1966.
Recién ordenado, el Padre Hernán se fue a trabajar al servicio de los
pobladores de Carrascal. “Descubrí toda la riqueza religiosa de la gente
sencilla, su capacidad de sacrificio, su lucha por ayudar a los hijos a salir
adelante”, decía con alegría luego de estar 14 años con ellos. Para el Padre
Hernán, las condiciones materiales y físicas eran fundamentales para el pleno
desarrollo de las personas como hijos de Dios, por lo que organizó comedores
para niños y talleres de artesanía para mujeres, los que fueron exportados a
Alemania.
PARROQUIA SAN VICENTE PALLOTTI, CARRASCAL
Era 1983 y la crisis económica obligó a muchos niños y niñas a salir a
las calles, por lo que el Padre apeló a la generosidad de sus contactos y
consiguió una casa donde llegaron las primeras nueve niñas. De esta forma,
cumplía su sueño: rescatar a aquellas niñas de la miseria espiritual,
devolviéndoles la dignidad que el mundo no les reconocía. María Ayuda fue
creciendo y actualmente cuenta con 20 programas sociales a lo largo del país,
donde se acoge a más de mil niños, niñas y adolescentes que han sufrido
vulneración en sus derechos.
El Padre Hernán fue un sacerdote ejemplar en todo sentido. Dictó
innumerables conferencias y escribió cientos de artículos, especialmente
relacionados con la Pastoral Familiar, hasta que su salud se lo permitió. Su
último libro, escrito con un impresionante esfuerzo por sus condiciones físicas
ya deterioradas, lo tituló: “La Propuesta evangelizadora de Schoenstatt”, una
obra síntesis, en la que describe las convergencias del pensamiento del Papa
Juan Pablo II y el carisma del Padre José Kentenich.
Pocos saben que el Padre Hernán ha sido el único chileno que ha
participado como teólogo en el Vaticano, pues no lo mencionaba salvo
que fuera estrictamente necesario. Era consultado también por los obispos
chilenos, a través de la Conferencia Episcopal. Participó
activamente en la Conferencia Episcopal Latinoamericana (Puebla, México,
1979) como asesor, profesor y miembro del equipo de reflexión. Fue uno de los
redactores del documento final de la Conferencia y se le atribuye
específicamente el capítulo dedicado a la familia.
A los 60 años su enfermedad comenzó a agravarse y debió ir alejándose
del trabajo en su querida María Ayuda. Durante ese lapso, surgió la
posibilidad de una operación quirúrgica en Estados Unidos. La intervención
tenía el riesgo que el Padre perdiera la memoria mediata, pero con
bastantes posibilidades de éxito. El Padre Hernán se negó: “Prefiero
seguir enfermo, pero olvidarme de Schoenstatt, jamás”.
Después de vivir su larga y penosa enfermedad, tiempo en el que se
mantuvo unido a su obra a través de la oración, nuestro fundador fue
al encuentro del Señor el 18 de Diciembre del año 2007, Día de Alianza. Sus
restos - que descansan en el cementerio de los Padres de Schoenstatt
- fueron velados en la Iglesia del Espíritu Santo, templo donde se
ofrecieron dos misas en su memoria.
Mi querido Padre Hernan estare agradecida por siempre, todo lo que soy hay en dia es gracias a ud.
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