Extractos de homilías del Papa Benedicto XVI
En la solemnidad de la
Epifanía la Iglesia sigue contemplando y celebrando el misterio del nacimiento
de Jesús salvador. En particular, la fiesta de hoy subraya el destino y el
significado universales de este nacimiento. Al hacerse hombre en el seno de
María, el Hijo de Dios vino no sólo para el pueblo de Israel, representado por
los pastores de Belén, sino también para toda la humanidad, representada por
los Magos.
Jueves 6 de enero de
2011
Así pues, no sólo los Magos se pusieron en camino, sino que desde aquel acto comenzó algo nuevo, se trazó una nueva senda, bajó al mundo una nueva luz, que no se ha apagado. La visión del profeta se ha realizado: esa luz ya no puede ser ignorada en el mundo: los hombres se moverán hacia aquel Niño y serán iluminados por la alegría que sólo él sabe dar. La luz de Belén sigue resplandeciendo en todo el mundo. San Agustín recuerda a cuantos la acogen: "También nosotros, reconociendo en Cristo a nuestro rey y sacerdote muerto por nosotros, lo honramos como si le hubiéramos ofrecido oro, incienso y mirra; sólo nos falta dar testimonio de él tomando un camino distinto del que hemos seguido para venir" (Sermo 202. In Epiphania Domini, 3, 4).
Martes 6 de enero de 2010
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