Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

sábado, 20 de octubre de 2012

7 nuevos santos para la Iglesia 21 de octubre 29 del tiempo ordinario.





Siete nuevos santos para el Año de la fe
Siete nuevos santos serán canonizados, en Roma, por Benedicto XVI, el 21 de octubre, durante el Sínodo para la nueva evangelización, un signo elocuente de que -como insiste el Papa- la verdadera renovación que necesita la Iglesia es la santidad. Los primeros santos del Año de la fe -entre ellos la española Carmen Sallés-, dieron su vida cerca de los enfermos, en la enseñanza, o en el anuncio del Evangelio en medio de los pueblos
Especiales web (19-XI-2012)



Fundadora de las Religiosas Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, su deseo fue enriquecer a la familia cristiana con mujeres que respondieran a la dignidad con que las dotó el Creador, inspirándose en la figura de su criatura más perfecta: María Inmaculada




Aceptó el encargo que nadie quiso: ir a las Islas Hawaii a continuar la obra de san Damián de Veuster, Damián de Molokai. Gracias a su incansable labor en favor de los leprosos, logró cambiar la legislación de la isla para promover la dignidad de los enfermos




Este jesuita francés llegó hasta Madagascar para dedicarse en cuerpo y alma a la evangelización del pueblo malgache. Fue asesinado por una tribu rebelde durante la segunda guerra de los malgaches contra los franceses




Hija de padre iroqués y madre cristiana algonquina, la primera santa piel roja escapó de un intento de matrimonio sin amor y llegó a la misión de san Francisco Javier en Canadá, donde se dedicó a enseñar a los niños a rezar, y a trabajar con ancianos y enfermos




Pedro era uno de los jóvenes filipinos catequistas que acompañaba a los misioneros jesuitas para evangelizar a los indígenas de las Islas Marianas. Fue asesinado a flechazos por el padre de una niña que, oponiéndose a su esposa, no quería que el bebé fuera bautizado



La joven alemana siempre deseó ser misionera, pero mientras trabajaba para reunir la dote necesaria para ingresar en la Congregación, sufrió un terrible accidente que la dejó postrada en una cama. Su lecho de dolor se convirtió en un lugar de descanso para el alma de los que iban a visitarla




«Dos o tres horas de oración cada mañana» era su secreto. El sacerdote italiano dedicó su vida a la formación integral de niños y jóvenes pobres. Fundó el Hogar de los artesanitos, para niños pobres y abandonados, y la Escuela Agrícola, en Remedello. Para la continuación de sus obras, fundó la Congregación Sagrada Familia de Nazaret, y junto a la Madre Elisa Baldo, la Congregación femenina Humildes Siervas del Señor.








Cuando finalmente dirigimos nuestra mirada a la beata Ana Schäffer, leemos su vida precisamente como un comentario viviente de lo que san Pablo escribió a los romanos: «La esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado» (Rm 5, 5).

Cuanto más se transformaba su vida en un calvario, tanto más fuerte era en ella la convicción de que la enfermedad y la debilidad podían ser las líneas en las que Dios escribía su evangelio. Llamaba a su habitación de enferma «taller del dolor», para conformarse cada vez más con la cruz de Cristo. Hablaba de tres llaves, que Dios le había concedido: «La más grande es de hierro y muy pesada, son mis sufrimientos. La segunda es la aguja, y la tercera, la pluma. Con todas estas llaves quiero trabajar día tras día, para poder abrir la puerta del cielo».

Entre atroces dolores, Ana Schäffer tomaba conciencia de la responsabilidad que cada cristiano tiene de la santidad de su prójimo. Por eso utilizó su pluma. Su lecho de enferma se convierte en la cuna de un apostolado epistolar muy amplio. Las pocas fuerzas que le quedan las emplea en el bordado, para de esta forma dar a los demás un poco de alegría. Pero, tanto en sus cartas como en sus labores manuales, su razón de vida es el Corazón de Jesús, símbolo del amor divino. Así, representa las llamas del Corazón de Jesús no como lenguas de fuego, sino como espigas de trigo. La Eucaristía, que Ana Schäffer recibía diariamente de su párroco, es sin duda, su punto de referencia. Por ello, esa representación del Corazón de Jesús será característica de la nueva beata.
 (Juan Pablo II en su beatificación)

 LETANIA DE LOS SANTOS










CAPILLA PAPAL
PARA LA CANONIZACIÓN DE LOS BEATOS
Santiago Berthieu (1838 – 1896)
Pedro Calungsod (1654 – 1672)
Juan Bautista Piamarta (1841 – 1913)
María Carmen Sallés y Barangueras (1848 – 1911)
Mariana Cope (1838 – 1918)
Catalina Tekakwitha (1656 – 1680)
Anna Schäffer (1882 – 1925)

El 21 de octubre de 2012, XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, a las 9.30 horas, en el Sagrato de la Basílica Vaticana, el Santo Padre Benedicto XVI celebrará la Santa Misa precedida del rito de Canonización de los Beatos:
  • Santiago Berthieu, sacerdote de la Compañía de Jesús, mártir;
  • Pedro Calungsod, catequista laico, mártir;
  • Juan Bautista Piamarta, sacerdote, fundador de la Congregación Sagrada Familia de Nazaret y de los Humildes Siervos del Señor;
  • Mariana Cope, religiosa de la Congregacón de las Hermanas de de la Tercera Orden de San Francisco de Syracusa;
  • Catalina Tekakwitha, laica;
  • Ana Schäffer, laica.
* * *
Todos aquellos que, en conformidad al Motu Proprio “Pontificalis Domus”, componen la Capilla Pontificia y deben participar en la Santa Misa, deberán estar a las 9.00 horas en el Sagrato de la Basílica Vaticana para ocupar su lugar designado.

En cuanto al hábito deberán atenerse a las siguientes indicaciones:
  • Los Señores Cardenales, Patriarcas, los Arzobispos y los Obispos sobre la sotana propia se colocarán el roquete de puntilla, la muceta y la birreta.
  • Los Abades y los Religiosos: el propio hábito coral;
  • Los Prelados: el roquete y la manteleta o sobrepelliz, sobre la sotana morada con fajín morado, según propio grado;
  • Los Capellanes de Su Santidad: el roquete o sobrepelliz sobre la sotana “filettata” con fajín morado.
Ciudad del Vaticano, 15 de octubre.
Por mandato del Santo Padre
Mons. Guido Marini
Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias
 
ENLACE:
sinodo2012.wordpress.com 



Sette nuovi santi,profeti di speranza 
Proprio all'inizio dell'Anno della Fede "la cerimonia di canonizzazione di domenica 21 ottobre irrompe sulla scena come un fascio potente di luce e di gioia". Lo afferma in una nota il portavoce della Santa Sede, padre Federico Lombardi. "Ben sette beati - ricorda - vengono proclamati modelli di santità per tutta la Chiesa. Sacerdoti, religiosi, religiose, laici, laiche. Uomini e donne. Vissuti in Europa, Asia, Africa, America, Oceania. Dal gesuita missionario in terre lontane che muore martire in Madagascar, al sacerdote educatore e formatore dei giovani in difficoltà, alla malata che svolge per decenni nel suo letto la missione spirituale preziosissima della sofferenza".

Dal giovane catechista laico filippino, martire anch'egli - continua - alla religiosa dedicata alla cura dei lebbrosi e a quella che si spende per l'educazione di bambine, giovani, operaie. E, vero fiore di questo gruppo meraviglioso, la giovane Kateri Tekakwita, frutto straordinario del primo annuncio della fede fra le tribù degli indiani d'America".


"I santi, da sempre - sottolinea il portavoce del Papa - sono i testimoni più credibili della fede cristiana, della presenza viva e operante dello Spirito di Gesù risorto, della trasformazione dell'umanità grazie alla potenza misteriosa del Vangelo". "Senza di essi - rileva padre Lombardi -
la Chiesa non vive, tantomeno diffonde efficacemente il Vangelo in mezzo a un mondo che forse ha difficoltà ad accettarlo, ma ne ha un bisogno immenso per ritrovare gratuità di amore, gioia e speranza, che non sa dove attingere". "Anche la Nuova
Evangelizzazione ripartirà dai santi del nostro tempo", conclude padre Lombardi.

Sette nuovi santi, profeti di speranza
di Matteo Liut
Sette nuovi santi, ovvero sette storie di vita che mostrano volti diversi della più grande e impegnativa sfida per la Chiesa nei secoli: l’evangelizzazione. Domani mattina alle 9.30 in piazza San Pietro Benedetto XVI presiederà la celebrazione per la canonizzazione di due sacerdoti, due religiose e tre laici, che, nel contesto della Giornata missionaria mondiale e del Sinodo sulla nuova evangelizzazione, saranno indicati quali esempi concreti di come la fede ha la sua espressione privilegiata proprio nell’annuncio. Anche se questo può prendere la forma della «missio ad gentes», come pure dell’impegno educativo, della testimonianza nella sofferenza, della costruzioni di ponti tra le culture.

Ed è proprio quest’ultimo lo specifico di
Kateri – o Caterina – Tekakwitha (1656-1680), la prima santa pellerossa. Nella lista dei nuovi santi, inoltre, appare il sacerdote bresciano Giovanni Battista Piamarta (1841-1913), impegnato nell’educazione e fondatore della Congregazione Sacra Famiglia di Nazareth e delle Umili Serve del Signore.

Anche la spagnola
Carmen Sallés Barangueras fece dell’educazione delle ragazze una missione al servizio del Vangelo. Nata a Vich (Barcellona) il 9 agosto 1848, dal 1871 al 1892 visse tra le Terziarie domenicane. Il 15 ottobre 1892, fondò la Congregazione delle Religiose Concezioniste di San Domenico, poi divenute Concezioniste missionarie dell’insegnamento. Morì a Madrid il 25 luglio 1911 ed è beata dal 15 marzo 1998.

È beato dal 17 ottobre 1965, invece,
Giacomo Berthieu, gesuita e missionario. Nato il 27 novembre 1838 in Francia, divenne sacerdote nel 1864. Nel 1873 entrò nel noviziato della Compagnia di Gesù e venne poi destinato alle missioni del Madagascar. Qui, tra le popolazioni indigene, l’impegno principale fu la promozione umana soprattutto attraverso l’annuncio del Vangelo e del messaggio di Cristo. Il sacerdote, visto dai ribelli come un emissario dei dominatori francesi, trovò la morte durante la seconda guerra dei malgasci contro la Francia, scoppiata nel 1894, quando fu catturato dagli insorti. Rifiutandosi di rinnegare la propria fede venne ucciso ad Ambiatibé l’8 giugno 1896.

Molto simile anche la storia di
Pedro Calungsod, giovane catechista ucciso nel villaggio di Tomhom nelle isole Marianne, nell’Oceano Pacifico. Nato nel 1654 nella regione di Visayas nelle Filippine, aveva frequentato la locale missione dei Gesuiti, seguendoli fino nelle isole Marianne. Qui l’opera di evangelizzazione suscitò il disprezzo di qualcuno, che diffuse false credenze sull’opera dei missionari. Quando il 2 aprile 1672 il sacerdote accompagnato da Pedro, Diego Luis de San Vitores, si recò in un villaggio per battezzare una bimba, figlia di cristiani, trovò un padre ostile a tal punto da vedersi attaccato con delle frecce. Il primo a morire fu il catechista diciassettenne, ma la stessa sorte toccò al gesuita. Calungsod è beato dal 5 marzo 2000.

Anche suor
Marianna – al secolo Barbara – Cope di Molokai morì in un’isola del Pacifico. Nata il 23 gennaio 1838 a Heppenheim in Germania, emigrò con la famiglia negli Stati Uniti. A 24 anni entrò nell’Istituto delle Suore del Terz’Ordine Francescano di Syracuse (nello Stato di New York). Divenuta madre provinciale nel 1877, ricevette la richiesta del vescovo di Honolulu, che, a nome del re delle Hawaii, nel 1883 invocava un aiuto per l’assistenza dei lebbrosi. A occuparsi dei malati, sull’isola «ghetto» di Molokai, c’era padre Damiano de Veuster (1840-1889) – oggi santo –, ed è a lui che suor Marianna, assieme ad altre 25 suore, si affiancò in quell’impegno gravoso. Il suo servizio durò fino alla morte, avvenuta il 9 agosto 1918. È beata dal 14 maggio 2005.

Portare il Vangelo in terre lontane era il sogno anche della bavarese
Anna Schäffer, ma il destino la costrinse a essere missionaria dal suo letto. Nata a Mindelstetten, in Germania, il 18 febbraio 1882, coltivò da sempre l’ideale della vita religiosa. Il 14 febbraio 1901 ebbe un grave incidente nella lavanderia della casa dove lavorava per aiutare la famiglia. Restò invalida per sempre e per lei non fu facile accettare la propria condizione, ma piano piano cominciò a rivolgere lo sguardo verso l’alto, verso il Risorto. Così il suo letto diventò un luogo di riconciliazione e di speranza per i tanti che le facevano visita. Morì il 5 ottobre 1925 ed è beata dal 1999.

 





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