En efecto, es precisamente esto lo que vivimos en la liturgia: al celebrar los tiempos litúrgicos, actualizamos de tal modo el misterio —en este caso la venida del Señor— que, por decirlo así, podemos "caminar en ella" hacia su plena realización, hasta el fin de los tiempos, pero aprovechando ya su virtud santificadora, dado que los últimos tiempos ya han comenzado con la muerte y la resurrección de Cristo.
La palabra que resume este estado particular, en el que se espera algo que debe manifestarse, pero que al mismo tiempo se vislumbra y se gusta por anticipado, es "esperanza". El Adviento es, por excelencia, el tiempo espiritual de la esperanza, y en él la Iglesia entera está llamada a convertirse en esperanza para ella y para el mundo. Todo el organismo espiritual del Cuerpo místico asume, por decirlo así, el "color" de la esperanza. Todo el pueblo de Dios se pone de nuevo en camino atraído por este misterio: nuestro Dios es "el Dios que viene" y nos invita a salir a su encuentro.
(Homilia del Santo Padre Benedicto XVI, primeras vísperas del primer Domingo de Adviento. Sabado 29 de noviembre 2008)
TIEMPO LITURGICO
↓
CÓSMICO
BÍBLICO
LITÚRGICO
El tiempo litúrgico, es un sector específico del
estudio de la liturgia en sus diferentes componentes (historia, teología, celebración,
pastoral , espiritualidad).
Desde el punto de vista de la liturgia como
celebración, es a la vez una dimensión del misterio de Cristo celebrado y está
unido con todas las otras celebraciones litúrgicas, especialmente con la
Eucaristía y la liturgia de las horas. En efectos, no hay celebración
eucarística o de alabanza divina que no
esté de algún modo relacionado con el año litúrgico que no se exprese a través
de la celebración eucarística, de los sacramentos y de la oración litúrgica.
En Cristo el tiempo adquiere su dimensión definitiva,
la irrupción de lo eterno en lo temporal, la presencia del Dios con nosotros en
el devenir de los días y de los años
(Jesus Castellano autor)
NORMAS UNIVERSALES SOBRE EL AÑO
LITÚRGICO Y SOBRE EL CALENDARIO
LITÚRGICO Y SOBRE EL CALENDARIO
Título II: El curso del año
17. Durante el curso del año, la Iglesia conmemora todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación hasta el día de Pentecostés y la expectación de la venida del Señor 6.
17. Durante el curso del año, la Iglesia conmemora todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación hasta el día de Pentecostés y la expectación de la venida del Señor 6.
I. El Triduo pascual
18. Ya que Jesucristo ha cumplido la obra de la redención de los hombres y de la glorificación perfecta de Dios principalmente por su misterio pascual, por el cual muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando restauró la vida, el Triduo
santo pascual de la Pasión y Resurrección del Señor es el punto culminante de todo el año litúrgico7.
La preeminencia que tiene el domingo en la semana la tiene la solemnidad de Pascua en el año litúrgico
8.
8.
19. El Triduo pascual de la Pasión y de la Resurrección del Señor comienza con la Misa vespertina de la Cena del Señor, tiene su centro en la Vigilia pascual y acaba con las Vísperas del domingo de Resurrección.
20. El Viernes Santo de la Pasión del Señor 9 y, según la oportunidad, también el Sábado Santo hasta la Vigilia pascual 10 , en todas partes se celebra el
sagrado ayuno de la Pascua.
sagrado ayuno de la Pascua.
21. La Vigilia pascual, la noche santa de la Resurrección del Señor, es tenida como «la madre de todas las santas Vigilias» 11, en ella la Iglesia espera
velando la Resurrección de Cristo y la celebra en los sacramentos. Por consiguiente, toda la celebración de esta Vigilia sagrada debe hacerse en la noche, de tal modo que o comience después de iniciada la noche o acabe antes del alba del domingo.
II. El tiempo pascual
22. Los cincuenta días que van desde el domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés han de ser celebrados con alegría y exultación como si
se tratase de un solo y único día festivo, más aún, como «un gran domingo»12 .
Éstos son los días en los que principalmente se canta el Aleluya.
23. Los domingos de este tiempo son tenidos como domingos de Pascua y, después del domingo de Resurrección, son denominados domingo II, III, IV, V,
VI, VII de Pascua; el domingo de Pentecostés clausura este sagrado tiempo de cincuenta días.
24. Los ocho primeros días del tiempo pascual constituyen la octava de Pascua y se celebran como solemnidades del Señor.
25. A los cuarenta días de Pascua se celebra la Ascensión del Señor, a no ser que se haya trasladado al VII domingo de Pascua, donde no sea día de
precepto (cf. n. 7).
26. Las ferias que van desde la Ascensión hasta el sábado antes de Pentecostés inclusive preparan para la venida del Espíritu Santo.
III. El tiempo de Cuaresma
27. El tiempo de Cuaresma está ordenado a la preparación de la celebración de la Pascua: la liturgia cuaresmal prepara para la celebración del misterio pascual tanto a los catecúmenos, haciéndolos pasar por los diversos grados de la iniciación cristiana, como a los fieles que recuerdan el bautismo y hacen penitencia13.
28. El tiempo de Cuaresma va desde el miércoles de Ceniza hasta la Misa de la Cena del Señor exclusive.
Desde el comienzo de Cuaresma hasta la Vigilia pascual no se dice Aleluya.
29. En el miércoles de Ceniza al comienzo de Cuaresma, que en todas partes es tenido como día de ayuno 14 , se imponen las cenizas.
30. Los domingos de este tiempo reciben el nombre de domingo 1, 11, 111, IV, V de Cuaresma. El domingo sexto, en que comienza la Semana Santa, es
llamado domingo de Ramos en la Pasión del Señor.
31. La Semana Santa tiene la finalidad de recordar la Pasión de Cristo desde su entrada mesiánica en Jerusalén.
El Jueves Santo por la mañana, el Obispo, que concelebra la Misa con sus presbíteros, bendice los santos óleos y consagra el crisma.
IV. El tiempo de Navidad
32. Después de la celebración anual del misterio pascual la Iglesia tiene como más venerable el hacer memoria de la Natividad del Señor y de sus primeras
manifestaciones: esto es lo que hace en el tiempo de Navidad.
32. Después de la celebración anual del misterio pascual la Iglesia tiene como más venerable el hacer memoria de la Natividad del Señor y de sus primeras
manifestaciones: esto es lo que hace en el tiempo de Navidad.
33. El tiempo de Navidad va desde las primeras Vísperas de la Natividad del Señor hasta el domingo después de Epifanía, o después del día 6 de enero,
inclusive.
34. La Misa de la Vigilia de Navidad es la que se celebra en la tarde del día 24 de diciembre, ya sea antes o después de las primeras Vísperas.
El día de Navidad se pueden celebrar tres Misas, según la antigua tradición romana, es decir, en la noche, a la aurora y en el día.
35. La Navidad tiene su octava ordenada de este modo
a) El domingo dentro de la octava, o en su defecto el día 30 de diciembre, es la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José.
b) El día 26 de diciembre es la fiesta de san Esteban, protomártir.
c) El día 27 de diciembre es la fiesta de san Juan, apóstol y evangelista.
d) El día 28 de diciembre es la fiesta de los Santos Inocentes.
e) Los días 29, 30 y 31 son días de la octava.
f) El día 1 de enero, octava de Navidad, es la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, en la que se conmemora también la imposición del Santísimo Nombre de Jesús.
36. El domingo que cae entre el 2 y el 5 de enero es el domingo II después de Navidad.
37. La Epifanía del Señor se celebra el día 6 de enero, a no ser que se traslade al domingo entre el 2 y el 8 de enero por no ser día de precepto (cf. n. 7).
38. El domingo después del 6 de enero es la fiesta del Bautismo del Señor.
V. El tiempo de Adviento
39. El tiempo de Adviento tiene una doble índole: es el tiempo de preparación para las solemnidades de Navidad, en las que se conmemora la primera venida del Hijo de Dios a los hombres, y es a la vez el tiempo en el que por este recuerdo se dirigen las mentes hacia la expectación de la segunda venida de Cristo al fin de los tiempos. Por estas dos razones el
Adviento se nos manifiesta como tiempo de una expectación piadosa y alegre.
40. El tiempo de Adviento comienza con las primeras Vísperas del domingo que cae el 30 de noviembre o es el más próximo a este día, y acaba antes de las primeras Vísperas de Navidad.
41. Los domingos de este tiempo se denominan domingo I, II, III, IV de Adviento.
42. Las ferias del 17 al 24 de diciembre inclusive tienen la finalidad de preparar más directamente la Navidad.
VI. El tiempo ordinario
43. Además de los tiempos que tienen un carácter propio, quedan 33 ó 34 semanas en el curso del año, en las cuales no se celebra algún aspecto
peculiar del misterio de Cristo; sino más bien se recuerda el mismo misterio de Cristo en su plenitud, principalmente los domingos. Este período de
tiempo recibe el nombre de tiempo ordinario.
44. El tiempo ordinario comienza el lunes que sigue al domingo posterior al 6 de enero y se extiende hasta el martes antes de Cuaresma inclusive; de
nuevo comienza el lunes después del domingo de Pentecostés y termina antes de las primeras Vísperas del domingo I de Adviento.
43. Además de los tiempos que tienen un carácter propio, quedan 33 ó 34 semanas en el curso del año, en las cuales no se celebra algún aspecto
peculiar del misterio de Cristo; sino más bien se recuerda el mismo misterio de Cristo en su plenitud, principalmente los domingos. Este período de
tiempo recibe el nombre de tiempo ordinario.
44. El tiempo ordinario comienza el lunes que sigue al domingo posterior al 6 de enero y se extiende hasta el martes antes de Cuaresma inclusive; de
nuevo comienza el lunes después del domingo de Pentecostés y termina antes de las primeras Vísperas del domingo I de Adviento.
Por esto se emplean una serie de formularios que para los domingos y ferias de este tiempo se encuentran tanto en el Misal como en la Liturgia de las Horas.
6 Cf. Conc. Vat II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n. 102
7 Cf. Conc. Vat II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n. 5
8 Cf. ibid, n. 106.
9 Cf. Pablo VI, Const. Apost. Paenitemini, del 17 de febr. de 1966, II, párr. 3: A.A.S. 58 (1966), p. 184.
10 Cf. Conc. Vat II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n. 110.
11 San Agustín, Sermo 219: PL 38, 1088.
12 San Atanasio, Epist. fest. 1: PG 26, 1366.
13 Cf. Conc. Vat II, Const. sobre la Sagrada Liturgia, Sacrosanctum Concilium, n. 109.
14 Cf. Pablo VI, Const. Apost. Paenitemini, del 17 de febr. de 1966, II, párr. 3: A.A.S. 58 (1966), p. 184.
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