Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo
Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

viernes, 11 de mayo de 2012

Santuario Cenáculo de Bellavista. Quinto Domingo de Pascua 06 de mayo 2012



Meditamos sobre la parábola de la vid y los sarmientos. El Señor escogió una hora solemne para  exponerla a sus discípulos. Estos acababan de recibir la primera santa comunión y escuchaban conmovidos el discurso de despedida del Maestro, en el umbral de su pasión y muerte. ¿Acaso antes no fuero de comprender este gran mensaje? ¿Estaban ahora suficientemente preparados y receptivos? Jesús les dice:”Yo soy la vid verdadera y mi Padre el viñador… Permanezcan en mí, como yo en ustedes. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por si mismo, si no permanece en la vid; así tampoco ustedes si no permanecen en mi… El que permanece en mi y yo en él, ese da muchos frutos; porque separados de mí no podéis hacer nada. Si alguno no permanece en mi, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca… La gloria de mi Padre está en que den muchos frutos, y sean mis discípulos…” ( Jn 15.1-8)
El Señor  se está despidiendo de los suyos, porque regresa al Padre, de quien ha venido. 
 El núcleo del mensaje que quiere transmitirles a sus afligidos discípulos es la misteriosa y orgánica comunidad de vida entre él y ellos, semejante a la que existe entre la vid y sus sarmientos. Comunidad de vida que continuará aun cuando él ya haya partido. Protagonista de la Parábola  somos Jesús y nosotros. El es el verdadero Dios, Hijo eterno de la misma esencia que el Padre que, por nosotros se encarnó en el tiempo. Y nosotros, los bautizados, sus redimidos, formamos con él una comunidad de vida.
Padre José Kentenich pag 77 del libro Cristo es mi vida




En el futuro, guárdanos como pertenencia tuya 27
y que sólo a ti consagremos la fuerza del amor,
para que Cristo pueda actuar por nosotros
y conducir a los hombres hacia el cielo.
Padre Jose Kentenich (libro Hacia el Padre) 

Liturgia de la palabra
 La Palabra de Dios, pues, se expresa con palabras
humanas gracias a la obra del Espíritu Santo.
La misión del Hijo y la del Espíritu Santo son
inseparables y constituyen una única economía de
la salvación. El mismo Espíritu que actúa en la
encarnación del Verbo, en el seno de la Virgen
María, es el mismo que guía a Jesús a lo largo de
toda su misión y que será prometido a los discípulos. El mismo Espíritu, que habló por los profetas,
sostiene e inspira a la Iglesia en la tarea de
anunciar la Palabra de Dios y en la predicación de
los Apóstoles; es el mismo Espíritu, finalmente,
quien inspira a los autores de las Sagradas Escrituras.
16. Conscientes de este horizonte pneumatológico,
los Padres sinodales han querido señalar la
importancia de la acción del Espíritu Santo en la
vida de la Iglesia y en el corazón de los creyentes
en su relación con la Sagrada Escritura. Sin la acción
efi caz del « Espíritu de la Verdad » ( Jn 14,16)
no se pueden comprender las palabras del Señor.
Como recuerda san Ireneo: « Los que no participan
del Espíritu no obtienen del pecho de su madre
(la Iglesia) el nutrimento de la vida, no reciben
nada de la fuente más pura que brota del cuerpo
de Cristo ».Puesto que la Palabra de Dios llega
a nosotros en el cuerpo de Cristo, en el cuerpo
eucarístico y en el cuerpo de las Escrituras, mediante
la acción del Espíritu Santo, sólo puede ser
acogida y comprendida verdaderamente gracias al
mismo Espíritu.
 EXHORTACIÓN APOSTÓLICA
POSTSINODAL
VERBUM DOMINI
DEL SANTO PADRE
BENEDICTO XVI

Evangelio según San Juan 15,1-8.
Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía.
Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.

1 Ego sum vitis vera, et Pater meus agricola est.
2 Omnem palmitem in me non ferentem fructum tollit eum; et omnem, qui fert fructum, purgat eum, ut fructum plus afferat.
3 Iam vos mundi estis propter sermonem, quem locutus sum vobis.
4 Manete in me, et ego in vobis. Sicut palmes non potest ferre fructum a semetipso, nisi manserit in vite, sic nec vos, nisi in me manseritis.
5 Ego sum vitis, vos palmites. Qui manet in me, et ego in eo, hic fert fructum multum, quia sine me nihil potestis facere.
6 Si quis in me non manserit, missus est foras sicut palmes et aruit; et colligunt eos et in ignem mittunt, et ardent.
7 Si manseritis in me, et verba mea in vobis manserint, quodcumque volueritis, petite, et fiet vobis. 


 
LA VID
  La vid fue identificada por los pueblos antiguos de Oriente con la "planta de la vida". El ideograma sumerio que expresaba la noción de vida había sido una hoja de parra. Esta intuición es común a muchos pueblos, que consideran la vid como signo de inmortalidad. Asimismo pasó a Israel y por éste al cristianismo.
La imagen de la vid es muy frecuente como motivo decorativo, tanto en el arte como en la arquitectura sagrada. Aparece entre las pinturas de las catacumbas, en los mosaicos bizantinos, en las fachadas de las catedrales medievales...
La planta y su fruto se consideran generalmente símbolo de Cristo y de su sacrificio. La imagen de la uva y del vino, en particular, son una referencia a la Pasión de Cristo y al episodio de la Última Cena. En el episodio del libro de los Números en el que Josué y Caleb vuelven con un gigantesco racimo suspendido en una pértiga el racimo simboliza el cuerpo de Jesús suspendido en la cruz, porque Jesús es el racimo pisado cuya sangre llena el cáliz de la Iglesia. Los portadores del racimo también tienen un sentido figurativo, significando los dos Testamentos. El que va delante, que vuelve la espalda al racimo místico y no ve lo que lleva, simboliza al pueblo judío que cierra los ojos a la verdad. El situado detrás, que tiene la mirada fija en el racimo, es la imagen de los gentiles que se unen a Cristo. 




 
Estando ya unidos a la Vid, sólo necesitan, pues, tener toda esa vitalidad, “permanecer” en ella, en Él. Es permanencia mutua: Él en ellos y ellos en Él.
El verbo que se usa, “permanecer” (μένω), es el término propio y técnico de Jn. Lo usa 40 veces en su evangelio y 23 en su primera epístola. Y formula aquí con él la íntima, permantente y vital unión de los fieles con Cristo. Es la palabra que usa para expresar el efecto eucarístico de unión (Jn 6:56.57) 6. La dicción puede tener sentido preceptivo o condicional:  “permanece” o “permanecer para.” Fundamentalmente el sentido no cambia. Lo esencial es estar unidos a Cristo.
Este pensamiento va a ser desarrollado en los apartados siguientes:
1) “Sin mí no podéis hacer nada” (v.52). Esta es la sentencia fundamental de todo el pasaje.
Es uno de los textos que enseña la absoluta necesidad de la dependencia sobrenatural de Cristo. El concilio II Milevitano, de 416, y Cartaginense XVI, de 418, después de definir la necesidad de la gracia para toda obra sobrenatural, invocan en el mismo canon definitorio estas palabras de Cristo, con las cuales “no dice: Sin mí más difícilmente lo podéis hacer, sino que dice: Sin mí no podéis hacer nada” 7. Invocan este texto para lo mismo el concilio Arausicano II, de 529, confirmado luego por Bonifacio II; el concilio de Trento y el Vaticano II 8.

2) “El que permanece en mí..., ése da mucho fruto” (v.5ab). El pensamiento progresa. No solamente sin la unión a Cristo no se puede nada — aspecto semita negativo — , sino que, “permaneciendo” en El — aspecto positivo — , se “da mucho fruto.” La acción de la savia-gracia tiende a expansionarse. Cuando el cristiano responde a las mociones de la misma, “da fruto” y el Padre le “poda” para que se expansione más la gracia, “dé mucho fruto.”
Aunque no se dice, está latiendo en todo este pasaje el aspecto del mérito en esta obra  hecha en unión con Cristo. El concilio de Trento invoca este pasaje para hacer ver el mérito de la
obra hecha en gracia 9.

3) “Si permanecéis en mí..., pedid lo que quisiereis y se os dará” (v.7). Este versículo es como un paréntesis entre el 6 y 8. Si el v.7 está en su propio contexto histórico, se explica esta promesa o porque Cristo les da la clave normal para “permanecer” unidos a El, o porque, asombrados ellos ante la posible perspectiva de la separación, lo que es imposible después de decirles que les iba a preparar las “mansiones,” les da la solución para esta unión: el recurso a la oración.
La formulación con que se hace es universal: se les dará cualquier cosa que pidan. La forma rotunda “sapiencial” podría tener excepciones o ser interpretada conforme a Jn (1 Jn 5:14), en la hipótesis que, “si le pedimos algo conforme a su voluntad, El nos oye.” Pues es oración que se hace “permaneciendo” unidos a Cristo, y, movidos por su savia, nada se pediría que no convenga (cf. Jn 14:13).
Pero, si el versículo está fuera de su propio contexto, acaso sea paralelo a Jn 14:13.14, en que se refiere sólo a lo que se pide para la obra de apostolado. Así dirá que el fruto que les desea
los acreditará como “discípulos míos” (v.8), y más adelante habla de la elección que hizo de ellos para el apostolado (v.16), añadiéndoles, en esa perspectiva apostólica, que el Padre les dará cuanto pidan (v.16c).

4) “En esto será glorificado mi Padre: en que deis mucho fruto” (v.8). La misión de Cristo es “glorificar” al Padre. Pero ¿cual es el deseo del Padre en orden a la fructificación de estos “sarmientos” unidos a Cristo-Vid? No tienen tasa ni módulo. La enseñanza ya está dada antes (v.2), al decirse que al que dé fruto se lo “podará” para que dé “más fruto.” La “glorificación,” pues, del Padre está en que “deis mucho fruto.” Es la valoración a la santidad, sea general, sea, en concreto, a la del apostolado.
Con ello “seréis discípulos míos.” Este futuro sugiere que esta fórmula expresa algo sobre el porvenir, y se entendería mejor de un discurso pronunciado después de la elección de los apóstoles 10.
Hay aquí seguramente dos temas combinados, al menos en la perspectiva didáctica de Jn:
la necesidad de launion a Cristo para toda obra sobrenatural y un tema de apostolado, unido por analogía con la necesidad de la vitalización por Cristo, acaso con carácter polémico contra las herejías nacientes.

5) “Al que no permanece en mí..., lo arrojan al fuego para que arda” (v.6). Es el aspectosemita negativo de la no “permanencia” en Cristo-Vid. La imagen está tomada de los sarmientos secos. Con ella sólo se anuncia el hecho del castigo de estos “sarmientos” unidos a Cristo sin fructificación. Pero, si se tiene en cuenta su afinidad conceptual con la descripción de Mt del juicio final (Mt 13:40.42), acaso esta descripción de Jn sea una alusión a la separación oficial de Cristo en el juicio último, del que habla el cuarto evangelio (Jn 5:29; 11:23.24) 11.
Los versículos 9-11 pueden ser considerados como un complemento conceptual de la alegoría expuesta, y que tienen cabida aquí por una cierta analogía.
Cristo les indica a sus apóstoles el ansia de su amor hacia ellos para que fructifiquen unidos a El, pues los ama al modo sobrenatural, como el Padre le ama a El. Unidos a El y amados
por El no necesitan, para dar “mucho fruto,” más que “permanecer en El.”
Y la prueba de esta permanencia son las obras: “mis preceptos.” No todo el que diga Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad del Padre (Mt 7:21). Ha de ser copiado su ejemplo: “guardo los preceptos de mi Padre y permanezco en su amor.”
Y les dice esto para que “yo me goce en vosotros.” Porque cumplen el mensaje del Padre, que El trajo como el Enviado.
Y “vuestro gozo sea cumplido.” Pues al saber ellos que están unidos a Cristo-Vid, que “permanecen” unidos a El y que guardan sus “mandatos,” saben entonces la meta suprema de sus aspiraciones: son amados por el Padre.
Fuente:Comentario Nacar Colunga
                                                            
  HOMILIA




 LITURGIA EUCARÍSTICA

 PREPARACIÓN DE LOS DONES

 ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDA


PLEGARIA EUCARÍSTICA

DOXOLOGÍA




Toma la patena, con el pan consagrado, y el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente,en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.

RITO DE COMUNION RITUS COMMUNIONIS
 








Después toma la patena o la píxide, se acerca a los que quieren comulgar y les  presenta el pan consagrado, que sostiene un poco elevado, diciendo a cada uno de ellos:
El Cuerpo de Cristo.
El que va a comulgar responde:
Amén.
Y comulga.






ORACIÓN DESPUÉS DE COMUNÍON
Señor, ahora puedo descansar en tu pecho segun el profundo deseo de mi corazón; puedo cuidar por tu reino de paz, igual que tu discípulo amado.
 Padre José Kentenich del libro Hacia el Padre

BENDICIONES SOLEMNES
Inclinaos para recibir la bendición.
Luego, el sacerdote, extendidas las manos sobre el pueblo, dice la bendición.
Todos responden: Amen.





Desde el altar 162
nos dirigimos, Señor
a dar forma
a la vida cotidiana

Por todos los medio165
queremos arrebatar
el mundo y los corazones
hacia el cielo,hacia el Padre

Padre José Kentenich (Hacia el Padre)






Regina Coeli














Tu Santuario irradia sobre nuestro tiempo196
los resplandores y la gloria del Sol del Tabor.

Donde se manifiesta con claridad el sol de Cristo197
y, como el tabor,
traza un recorrido victorioso,
alli es bueno estarse,
allí se está como en el Paraíso,
pues el Espíritu Santo ha establecido su morada.

Vaso entregado al Espíritu de Santidad,198
envuelta enteramente
por el Sol resplandeciente del Tabor,
actúas en Schoenstatt,
bondadosa Medianera,
guiándonos hacia el Espíritu Santo.

Año de corriente del Santuario (18.10.2011-18.10.2012)
El objetivo del Año de la Corriente del Santuario es afianzar esta red de Santuarios centrados en el Santuario Original, del que fluyen y al que regresan todas las gracias. Todo se ha originado en Schoenstatt y nuestro peregrinar finalmente nos lleva de vuelta ahí. El nuevo entusiasmo que nos embarga por la importancia del Santuario Original en nuestros tiempos, como un lugar de gracias y la presencia de lo santo entre nosotros, como un lugar donde Dios y las naciones se encuentran, y como un lugar de fervor misionero, le da al Año de la Corriente del Santuario un significado más profundo.
P. José María García.

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