MISSALE
ROMANUM, DOMINGO 10 DE FEBRERO
5º DEL TIEMPO ORDINARIO.
LITURGIA
EUCARÍSTICA
LITURGIA EUCHARISTICA
LITURGIA
EUCARISTICA
Acabada la Liturgia
de la Palabra, los ministros colocan en el altar el corporal, el purificador,
el cáliz y el misal; mientras tanto puede ejecutarse un canto adecuado.
Conviene que los
fieles expresen su participación en la ofrenda, bien sea llevando el pan y el
vino para la celebración de la eucaristía, bien aportando otros dones para las
necesidades de la Iglesia o de los pobres.
El sacerdote se acerca al altar, toma la patena con
el pan y, manteniéndola un poco elevada sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este
pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre, que recibimos de tu
generosidad y ahora te presentamos; él será para nosotros pan de vida.
Benedíctus
es, Dómine, Deus univérsi, quia de tua largitáte accépimus panem, quem tibi offérimus, fructum terræ et óperis mánuum hóminum: ex quo nobis fi et
panis vitæ.
Benedetto
sei tu, Signore, Dio dell’universo: dalla tua bontà abbiamo ricevuto questo
pane, frutto della terra e del lavoro dell’uomo; lo presentiamo a te, perché
diventi per noi cibo di vita eterna.
Después deja la
patena con el pan sobre el corporal.
Si no se canta durante
la presentación de las ofrendas, el sacerdote puede decir en voz alta estas
palabras; al final el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre, Señor
Benedíctus Deus in sæ´cula.
Benedetto nei secoli il Signore.
El diácono, o el sacerdote, echa vino y un poco de
agua en el cáliz, diciendo en secreto:
El agua unida al vino sea signo de nuestra participación en la vida
divina de quien ha querido compartir nuestra condición humana.
Después el sacerdote toma el cáliz y, manteniéndolo
un poco elevado sobre el altar, dice en secreto:
Bendito seas, Señor, Dios del universo, por este
vino, fruto de la vid y del trabajo del hombre, que recibimos de tu generosidad
y ahora te presentamos; él será para nosotros bebida de salvación.
Benedíctus
es, Dómine, Deus univérsi, quia de tua largitáte accépimus vinum, quod tibi
offérimus, fructum vitis et ópe ris mánuum hóminum, ex quo nobis fi et
potus spiritális.
Benedetto
sei tu, Signore, Dio dell’universo: dalla tua bontà abbiamo ricevuto questo vino
frutto della vite e del lavoro dell’uomo; lo presentiamo a te,perché diventi
per noi bevandadi salvezz
Después deja el
cáliz sobre el corporal.
Si no se canta durante la presentación de las ofrendas, el sacerdote
puede decir en voz alta estas palabras; al final el pueblo puede aclamar:
Bendito seas por siempre,
Señor.
A continuación, el
sacerdote, inclinado, dice en secreto:
Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que
éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro.
Y, si se juzga
oportuno, inciensa las ofrendas y el altar. A continuación el diácono o un
ministro inciensa al sacerdote y al pueblo.
Luego el sacerdote,
de pie a un lado del altar, se lava las manos, diciendo en secreto:
Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado.Lava me, Domine, ab
iniquitate mea, et a peccato meo munda me.
Después, de pie en el centro del altar y de cara
al pueblo, extendiendo y juntando las manos, dice una de las siguientes
fórmulas: Orad, hermanos ,para que este sacrificio, mío y vuestro, sea
agradable a Dios, Padre todopoderoso.
Orate, fratres, ut meum ac vestrum sacrificium acceptabile fiat apud
Deum Patrem omnipotentem!
Oráte, fratres: ut meum ac vestrum sacrifícium acceptábile fi at apud
Deum Patrem omnipoténtem.
Pregate, fratelli, perché il mio
e vostro sacrifi cio sia gradito a Dio, Padre onnipotent
O bien:
En el momento de ofrecer
el sacrificio de toda la Iglesia, oremos a Dios, Padre todopoderoso
O bien:
Orad, hermanos, para que, llevando
al altar los gozos y las fatigas de cada día, nos dispongamos a ofrecer el
sacrificio agradable a Dios, Padre todopoderoso.
El pueblo responde:
El Señor reciba de tus manos este sacrificio,
para alabanza y gloria de su nombre, para nuestro bien y el de toda su
santa Iglesia.
Suscípiat
Dóminus sacrifícium de mánibus tuis ad laudem et glóriam nóminis sui, ad
utilitátem
quoque
nostram totiúsque Ecclésiæ suæ sanctæ.
Il Signore riceva dalle tue mani questo sacrifi cio a lode e gloria del
suo nome, per il bene nostro e di tutta la sua santa Chiesa.
Luego el sacerdote, con las manos extendidas, dice
la oración sobre las ofrendas.
ORACION
SOBRE LAS OFRENDAS
Oratio SUPER OBLATA (nos ponemos de pie)
l’ORAZIONE SULLE OFFERTE.
Señor y Dios nuestro, que has creado los frutos
de la tierra para sostener nuestra fragilidad, haz que estos dones se
conviertan en sacramento de vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Dómine Deus
noster, qui has pótius creatúras ad fragilitátis nostræ subsídium condidísti,
tríbue, quæsumus, ut étiam æternitátis nobis fiant sacraméntum. Per Christum.
Il pane e il vino che hai creato,
Signore, a sostegno della nostra debolezza, diventino per noi sacramento di
vita eterna. Per Cristo nostro Signore.
Súper
Oblata
La oración sobre las
ofrendas termina siempre con la conclusión breve.
Si la oración se
dirige al Padre:
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Si la oración se
dirige al Padre, pero al final de la misma se menciona al Hijo:
Él, que vive y reinapor los
siglos de los siglos.
Si la oración se
dirige al Hijo:
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.
Prex Eucharistica
PLEGARIA EUCARISTICA
PREGHIERA EUCARISTICA
En las plegarias
eucarísticas se pueden nombrar junto al Obispo diocesano a los Obispos
coadjutores o auxiliares y al Obispo que eventualmente preside una
concelebración. Si el celebrante es Obispo, siempre se nombra a si mismo; el
Obispo diocesano se nombra después del Papa; los otros Obispos se nombran a sí
mismos después del Obispo diocesano.
En la plegaria eucarística
primera o Canon romano pueden omitirse aquellas partes que están incluidas
dentro de corchetes.
PREFACIO
Præfatio
Prefazio
El sacerdote
comienza la plegaria eucarística con el prefacio. Con las manos extendidas
dice:
El Señor esté con vosotros.
Dóminus vobíscum.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Et cum spíritu tuo.
El sacerdote,
elevando las manos, prosigue:
Levantemos el corazón.
Sursum corda.
El pueblo responde:
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Habémus ad Dóminum.
El sacerdote, con
las manos extendidas, añade:
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Grátias agámus Dómino Deo nostro.
El pueblo responde:
Es justo y necesario.
Dignum et iustum est.
El sacerdote
prosigue el prefacio con las manos extendidas.
Al final del
prefacio junta las manos y, en unión del pueblo,
Dominus vobiscum.
Et cum spiritu tuo.
Sursum corda.
Habemus ad Dominum.
Gratias agamus Domino Deo nostro.
Dignum et
iustum est.
Concluye el
prefacio, cantando o diciendo en voz alta:
Sanctus, sanctus, sanctus Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt caeli et terra gloria tua. Hosanna in excelsis. Benedictus qui venit in nomine Domini. Hosanna in
excelsis.
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del Universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor.
Hosanna en el
cielo.
Santo, Santo, Santo il
Signore Dio dell’universo. I cieli
e
la terra sono
pieni della tua gloria. Osanna nell’alto
dei
cieli.
Benedetto colui che viene nel nome del Signore.
Osanna nell’alto dei cieli
Ahora se
elige alguna de las Plegarias Eucarísticas
PLEGARIA EUCARÍSTICA III
31. El sacerdote, con las manos extendidas,
dice:
Santo eres en verdad, Padre, y con razón
te alaban todas tus criaturas, ya que por Jesucristo, tu Hijo, Señor
nuestro, con la fuerza del Espíritu Santo, das vida y santificas todo, y
congregas a tu pueblo sin cesar, para que ofrezca en tu honor un sacrificio sin
mancha desde donde sale el sol hasta el ocaso.
32. Junta las manos y, manteniéndolas
extendidas sobre las ofrendas, dice:
Por eso, Padre, te suplicamos que santifiques por el mismo Espíritu estos dones que hemos separado para ti,
Junta las manos y traza el signo de la cruz sobre
el pan y el cáliz conjuntamente, diciendo:
de manera que sean Cuerpo
y X Sangre de Jesucristo,
Hijo tuyo y Señor nuestro,
Junta las manos.
que nos mandó celebrar estos misterios.
33. En las fórmulas que siguen, las palabras
del Señor han de pronunciarse con claridad, como lo requiere la naturaleza de éstas.
Porque él mismo, la noche en que iba a ser
entregado,
Toma el pan y, sosteniéndolo un poco elevado sobre
el altar, prosigue:
tomó pan, y
dando gracias te bendijo, lo partió y lo dio a sus discípulos,
diciendo:
Se inclina un poco.
Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo,
que será entregado por vosotros.
Muestra el pan consagrado al pueblo, lo
deposita luego sobre la patena y lo adora haciendo genuflexión
34. Después prosigue:
Del mismo modo, acabada la cena,
Toma el cáliz y, sosteniéndolo un poco elevado
sobre el altar, prosigue:
Tomó el cáliz, dando gracias te bendijo, y lo pasó a sus discípulos,
diciendo:
Se inclina un poco.
Tomad
y bebed todos de él, porque éste es el cáliz de mi Sangre, Sangre de la alianza
nueva y eterna, que será derramada por vosotros y por todos los hombres para el
perdón de los pecados.
Haced esto en conmemoración mía.
Muestra el cáliz al pueblo, lo deposita luego sobre
el corporal y lo adora haciendo genuflexión.
35. Luego dice una de las siguientes fórmulas:
1 Éste es el Sacramento de nuestra fe.
O bien:
Éste es el Misterio de la fe.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Anunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección.
¡Ven, Señor Jesús!
2 Aclamad el Misterio de la redención:
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Cada vez que comemos de este pan y bebemos de este cáliz, anunciamos tu
muerte, Señor, hasta que vuelvas.
3 Cristo se
entregó por nosotros.
Y el pueblo prosigue, aclamando:
Por tu cruz y resurrección nos has salvado, Señor.
36. Después el sacerdote, con las manos
extendidas, dice:
Así,
pues, Padre, al celebrar ahora el memorial de la pasión salvadora de tu Hijo, de
su admirable resurrección y ascensión al cielo, mientras esperamos su venida
gloriosa, te ofrecemos, en esta acción de gracias, el sacrificio vivo y santo.
Dirige tu mirada sobre la ofrenda de tu Iglesia, y reconoce en ellaa la
victima por cuya inmolación quisiste devolvernos tu amistad, para que,
fortalecidos con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo y llenos de su Espíritu
Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espíritu.
Que él nos transforme en ofrenda permanente,
para que gocemos de tu heredad junto con tus elegidos:
con María, la Virgen Madre de Dios, los apóstoles y los mártires,
[San
N.: santo del día o patrono]
y todos los santos, por cuya intercesión confiamos obtener siempre tu
ayuda.
Te pedimos, Padre, que esta Víctima de reconciliación traiga la paz y la
salvación al mundo entero.
Confirma en la fe y en la caridad
a tu Iglesia, peregrina en la tierra:
a tu servidor, el Papa N., a nuestro
Obispo N.,
Puede hacerse también mención de los Obispos
coadjutores o auxiliares y, en las concelebraciones, del Obispo que preside la
celebración.
El Obispo, cuando celebra en su diócesis, dice:
A mí, indigno siervo tuyo,
Cuando celebra un Obispo que no es el Ordinario,
dice:
a mi hermano N., Obispo de esta Iglesia
de N.,
a mí, indigno siervo tuyo, al orden episcopal, a los presbíteros y
diáconos, y a todo el pueblo redimido por ti.
Atiende los deseos y súplicas de esta familia que has congregado en tu presencia.
Reúne en torno a ti, Padre misericordioso, a todos tus hijos dispersos
por el mundo.
† A
nuestros hermanos difuntos y a cuantos murieron en tu amistad recíbelos en tu
reino, donde esperamos gozar todos juntos de la plenitud eterna de tu gloria,
Junta las manos.
por Cristo, Señor nuestro, por quien concedes al mundo todos los bienes.
†
37. Toma la patena, con el pan consagrado, y
el cáliz y, sosteniéndolos elevados, dice:
Por Cristo, con él y en él, a ti, Dios Padre omnipotente,
en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos
de los siglos.
El pueblo aclama:
Amén.
RITO DE COMUNION
RITUS COMMUNIONIS
RITI DI COMUNIONE
Una vez que ha dejado el cáliz y la patena, el
sacerdote, con las manos juntas, dice:
Fieles a la
recomendación del Salvador y siguiendo su divina
enseñanza, nos atrevemos a decir:
Præcéptis salutáribus móniti, et divína institutióne formáti,
audémus
dícere:
Obbedienti alla parola del Salvatore e formati al suo divino
insegnamento, osiamo dire:
O bien:
Llenos de alegría por ser
hijos de Dios,digamos confiadamente la oración que Cristo nos
enseñó:
O bien:
El amor de Dios ha sido
derramado en nuestros corazones
con el Espíritu Santo que
se nos ha dado; digamos con fe y esperanza:
O bien:
Antes
de participar en el banquete de la Eucaristía, signo de reconciliación y
vínculo de unión fraterna, oremos juntos como el Señor nos ha enseñado:
Extiende
las manos y, junto con el pueblo, continúa:
Padre nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la
tierra como en el cielo.
Danos
hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos
a
los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación,
y
líbranos del mal.
Pater
noster, qui es in caelis: sanctificétur nomen tuum;
advéniat regnum tuum; fiat volúntas tua, sicut in
caelo, et in terra.
Panem
nostrum cotidiánum da nobis hódie; et dimítte nobis débita nostra, sicut et nos
dimíttimus debitóribus nostris; et ne nos indúcas in tentatiónem;
sed
líbera nos a malo.
Padre
nostro, che sei nei cieli, sia santificato il tuo nome,
venga
il tuo regno, sia fatta la tua volontà, come in cielo così in terra.
Dacci
oggi il nostro pane quotidiano, e rimetti a noi i nostri debiti come noi li
rimettiamo ai nostri debitori,
e
non ci indurre in tentazione, ma liberaci dal male.
El
sacerdote, con las manos extendidas, prosigue él solo:
Líbranos
de todos los males, Señor, y concédenos la paz en nuestros días, para que,
ayudados por tu misericordia,
vivamos
siempre libre de pecad o y protegidos de toda perturbación, mientras esperamos
la gloriosa venida
de
nuestro Salvador Jesucristo.
Líbera
nos, quæ´sumus, Dómine, ab ómnibus malis, da propítius pacem in diébus nostris,
ut, ope misericórdiæ tuæ adiúti, et a
peccáto simus semper líberi et ab omni
perturbatióne secúri: exspectántes beátam spem et advéntum
Salvatóris
nostri Iesu Christi Liberaci,
o Signore, da tutti i mali, concedi la
pace ai nostri giorni; e con l'aiuto della tua misericordia, vivremo sempre
liberi dal peccato e sicuri da ogni turbamento,nell'attesa che si compia la
beata speranza, e venga il nostro
Salvatore Gesù Cristo.
Tuo é il regno, tua la potenza e la gloria nei
secoli
Junta
las manos.
El
pueblo concluye la oración, aclamando:
Tuyo es el reino, tuyo el poder y la gloria, por
siempre, Señor. Quia tuum est regnum, et potéstas, et glória in seacula.
Después
el sacerdote, con las manos extendidas, dice en voz alta:
Señor
Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles:
"La
paz os dejo, mi paz os doy", no tengas en cuenta nuestros pecados, sino la
fe de tu Iglesia y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.
Dómine Iesu
Christe, qui dixísti Apóstolis tuis: Pacem relínquo vobis, pacem meam do
vobis: ne
respícias peccáta nostra, sed fi dem Ecclésiæ tuæ; eámque secúndum voluntátem
tuam pacifi
cáre et coadunáre dignéris. Qui vivis et regnas in sæ´cula sæculórum.
Signore Gesù
Cristo, che hai detto ai tuoi apostoli: “Vi lascio la pace, vi do la mia pace”,
non guardare
ai nostri peccati, ma alla fede della tua Chiesa, e donale unità e pace secondo
la tua volontà.
Junta
las manos.
Tú que vives y reinas
por los siglos de los siglos.
Qui vivis et regnas in
sæ´cula sæculórum
Tu che vivi e regni
nei secoli dei secoli.
El
pueblo responde:
Amén.
El
sacerdote, extendiendo y juntando las manos, añade:
La paz del Señor esté
siempre con vosotros.
Pax Dómini sit semper vobíscum.
La pace del Signore sia sempre
con voi.
El
pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Et cum spíritu tuo.
E con il tuo spirito.
Luego,
si se juzga oportuno, el diácono, o el sacerdote, añade:
Daos
fraternalmente la paz.
O bien:
Como
hijos de Dios, intercambiad ahora un signo de comunión fraterna.
O bien:
En
Cristo, que nos ha hecho hermanos con su cruz,
daos
la paz como signo de reconciliación.
O bien:
En
el Espíritu de Cristo resucitado, daos fraternalmente la paz.
Y todos,
según la costumbre del lugar, se dan la paz. El sacerdote da la paz al diácono
o al ministro.
Después
toma el pan consagrado, lo parte sobre la patena, y deja caer una parte del
mismo en el cáliz, diciendo en secreto:
El Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor
Jesucristo, unidos en este cáliz, sean para nosotros salimento de vida eterna.
Mientras
tanto se canta o se dice:
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten
piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten
piedad de nosotros.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos
la paz.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere
nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: miserere
nobis.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi: dona nobis
pacem
Agnello di Dio, che
togli i peccati del mondo, abbi pietà di noi.
Agnello di Dio, che
togli i peccati del mondo, abbi pietà di noi.
Agnello di Dio, che
togli i peccati del mondo, dona a noi la pace.
Si la
fracción del pan se prolonga, el canto precedente puede repetirse varias veces.
La última vez se dice: danos la paz.
A
continuación el sacerdote, con las manos juntas, dice en secreto:
Señor
Jesucristo, Hijo de Dios vivo, que por voluntad del Padre, cooperando el
Espíritu Santo, diste con tu muerte la vida al mundo, líbrame, por la recepción
de tu Cuerpo y de tu Sangre, de todas mis culpas y de todo mal.
Concédeme
cumplir siempre tus mandamientos y jamás permitas que me separe de ti.
O bien:
Señor
Jesucristo, la comunión de tu Cuerpo y de tu Sangre
no
sea para mí un motivo de juicio y condenación, sino que, por tu piedad, me
aproveche para defensa de alma y cuerpo y como remedio saludable.
El
sacerdote hace genuflexión, toma el pan consagrado y, sosteniéndolo un poco
elevado sobre la patena, lo muestra al pueblo, diciendo:
Éste
es el Cordero de Dios,
que
quita el pecado del mundo.
Dichosos
los invitados a la cena del Señor.
Ecce Agnus Dei, ecce qui tollit
peccáta mundi. Beáti qui ad cenam
Agni vocáti sunt.
Beati gli invitati alla Cena del
Signore. Ecco l’Agnello di Dio,
che toglie i peccati del mondo.
Y,
juntamente con el pueblo, añade:
Señor,
no soy digno de
que entres en mi casa, pero
una palabra tuya bastará
para sanarme.
Dómine, non sum dignus
utintres sub tectum meum: sed
tantum dic verbo, et sanábitur ánima
mea.
O Signore, non sono degno di
partecipare alla tua mensa:
ma di’ soltanto una parola e io sarò
salvato
El sacerdote
dice en secreto:
El Cuerpo de Cristo me guarde para la
vida eterna.
Y
comulga reverentemente el Cuerpo de Cristo.
Después
toma el cáliz y dice en secreto:
Y bebe
reverentemente la Sangre
de Cristo.
Después
toma la patena o la píxide, se acerca a los que quieren comulgar y les
presenta el pan consagrado, que sostiene un poco elevado, diciendo a cada uno
de ellos:
El
Cuerpo de Cristo.
El que
va a comulgar responde:
Amén.
Y
comulga.
El diácono
y los ministros que distribuyen la Eucaristía observan los mismos ritos.
Si se
comulga bajo las dos especies, se observa el rito descrito en su lugar. (Instr.
Gen. n. 240-252).
Cuando
el sacerdote comulga el Cuerpo de Cristo, comienza el canto de comunión.
Acabada
la comunión, el diácono, el acólito, o el mismo sacerdote, purifica la patena
sobre el cáliz y también el mismo cáliz, a no ser que se prefiera purificarlo
en la credencia después de la misa.
Si el
sacerdote hace la purificación, dice en secreto:
Haz, Señor,
que recibamos con un corazón limpio
el alimento que acabamos de tomar,
y que el don que nos haces en esta vida
nos aproveche para la eterna.
Después
el sacerdote puede ir a la sede. Si se juzga oportuno, se pueden guardar unos
momentos de silencio o cantar un salmo o cántico de alabanza.
Luego,
de pie en la sede o en el altar, el sacerdote dice:
Oremos.
Y todos,
junto con el sacerdote, oran en silencio durante unos momentos, a no ser que
este silencio ya se haya hecho antes.
Después
el sacerdote, con las manos extendidas, dice la oración después de la comunióñ.
POSTCOMMUNIO
ORACION DESPUES DE LA COMUNION
ORAZIONE DOPO LA COMUNIONE
ORATIO POST COMMUNIONEM
Oremus
Señor, que
nos hiciste compartir el mismo pan y el mismo cáliz, concédenos vivir de tal
manera que, unidos en Cristo, demos fruto con alegría para la salvación del
mundo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Deus, qui nos de uno pane et de uno cálice partícipes esse voluísti, da
nobis, quæsumus, ita vívere, ut, unum in Christo effécti, fructum afferámus pro
mundi salúte gaudéntes. Per Christum.
O Dio, che
ci hai resi partecipi di un solo pane e di un solo calice, fa' che uniti al
Cristo in un solo corpo portiamo con gioia frutti di vita eterna per la
salvezza del mondo. Per Cristo nostro Signore.
La
oración después de la comunión termina con la conclusión breve.
Si la
oración se dirige al Padre:
Por
Jesucristo, nuestro Señor.
Si la
oración se dirige al Padre, pero al final de la misma se menciona al Hijo:
Él,
que vive y reina por los siglos de los siglos.
Si la
oración se dirige al Hijo:
Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos.
El
pueblo aclama:
Amén.
RITUS CONCLUSIONIS
RITO DE
CONCLUSION
En este momento se
hacen, si es necesario y con brevedad, los oportunos anuncios o advertencias al
pueblo.
Oratio Super
Populum
BENDICIONES SOLEMNES
Inclinaos para recibir
la bendición.
Luego, el sacerdote,
extendidas las manos sobre el pueblo, dice la bendición.
Todos responden: Amen
Después tiene lugar
la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros.
Dóminus vobíscum.
Il Signore sia con voi.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
Et cum spíritu tuo.
E con il tuo spirito.
El sacerdote bendice
al pueblo, diciendo:
La bendición de Dios
todopoderoso,
Padre, Hijo + y Espíritu Santo,
descienda sobre vosotros.
Benedícat vos omnípotens
Deus,Pater, et Fílius, ✠ et Spíritus Sanc tus.
Vi benedica Dio onnipotente,
Padre e Figlio ✠ e Spirito Santo.
El pueblo responde:
Amén.
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