Tu Santuario irradia sobre
nuestro tiempo 196
los resplandores y la gloria del
Sol del Tabor.
Donde se manifiesta con claridad
el Sol de Cristo197
y, como en el Tabor,
traza un recorrido victorioso,
allí es bueno estarse,
allí se está como en el paraíso,
pues el espíritu Santo ha establecido su morada.
Vaso entregado al Espíritu de
Santidad 198
envuelta enteramente
por el Sol resplandeciente del
Tabor,
actúas en Schoenstatt
bondadosa Medianera,
guiándonos hacia el Espíritu
Santo.
(P. José Kentenich)
En el segundo domingo de Cuaresma la Liturgia nos presenta siempre
el Evangelio de la Transfiguración del Señor. El evangelista Lucas destaca de
modo especial el hecho de que Jesús se transfigurara mientras oraba: la suya es
una experiencia profunda de relación con el Padre durante una especie de retiro
espiritual que Jesús vive sobre un alto monte en compañía de Pedro, Santiago y
Juan, los tres discípulos siempre presentes en los momentos de la manifestación
divina del Maestro (Lc 5,10; 8,51; 9,28). El Señor, que poco antes
había preanunciado su muerte y resurrección (9,22), ofrece a los discípulos un
anticipo de su gloria. Y también en la Transfiguración, como en el bautismo,
resuena la voz del Padre celeste: «Este es mi hijo, el predilecto,
¡Escuchadle!» (9,35). La presencia luego de Moisés y de Elías, que representan
la Ley y los Profetas de la antigua Alianza, es muy significativa: toda la
historia de la Alianza está orientada a El, el Cristo, que realiza un nuevo
«éxodo» (9,31), no hacia la tierra prometida, como en el tiempo de Moisés, sino
hacia el Cielo. La intervención de Pedro: «Maestro, qué bien estamos aquí»
(9,33) representa el intento imposible de detener tal experiencia mística.
Comenta san Agustín: «[Pedro]… sobre el monte… tenía a Cristo como alimento del
alma. ¿Para qué descender para volver a las fatigas y a los dolores, mientras
allí arriba estaba lleno de sentimientos de santo amor hacia Dios y que le
inspiraban por ello una santa conducta?» (Discurso 78,3).
Meditando este pasaje del Evangelio, podemos extraer una enseñanza muy importante. Sobre todo, el primado de la oración, sin la cual todo el empeño del apostolado y de la caridad se reduce a activismo. En la Cuaresma, aprendemos a dar el justo tiempo a la oración, personal y comunitaria, que da aliento a nuestra vida espiritual. Además, la oración no es un aislarse del mundo y de sus contradicciones, como hubiera querido hacer Pedro sobre el Tabor, sino que la oración reconduce al camino, a la acción. «La existencia cristiana –escribí en el Mensaje para esta Cuaresma– consiste en un contínuo subir al monte del encuentro con Dios, para luego volver a bajar llevando el amor y la fuerza que de ello derivan, para servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios» (n. 3).
(Ángelus Domini papa Benedicto XVI, segundo domingo de cuaresma)
RITO DE ENTRADA
iNTROITUS
COLECTA
LITURGIA DE LA PALABRA
Primera lectura-salmo responsorial-segunda lectura
EVANGELIO
Evangelio
según San Lucas 9,28b-36.
Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar.
Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante.
Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías,
que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". El no sabía lo que decía.
Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor.
Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: "Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo".
Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.
Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar.
Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante.
Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías,
que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". El no sabía lo que decía.
Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor.
Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: "Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo".
Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.
Evangelium secundum Lucam
Factum
est autem post haec verba fere dies octo, et assumpsit Petrum et Ioannem et
Iacobum et ascendit in montem, ut oraret.
Et facta est, dum oraret, species vultus eius altera, et vestitus eius albus, refulgens.
Et ecce duo viri loquebantur cum illo, et erant Moyses et Elias, qui visi in gloria dicebant exodum eius, quam completurus erat in Ierusalem.
Petrus vero et qui cum illo gravati erant somno; et evigilantes viderunt gloriam eius et duos viros, qui stabant cum illo.
Et factum est, cum discederent ab illo, ait Petrus ad Iesum: “ Praeceptor, bonum est nos hic esse; et faciamus tria tabernacula: unum tibi et unum Moysi et unum Eliae ”, nesciens quid diceret.
Haec autem illo loquente, facta est nubes et obumbravit eos; et timuerunt intrantibus illis in nubem.
Et vox facta est de nube dicens: “ Hic est Filius meus electus; ipsum audite ”.
Et dum fieret vox, inventus est Iesus solus. Et ipsi tacuerunt et nemini dixerunt in illis diebus quidquam ex his, quae viderant.
Et facta est, dum oraret, species vultus eius altera, et vestitus eius albus, refulgens.
Et ecce duo viri loquebantur cum illo, et erant Moyses et Elias, qui visi in gloria dicebant exodum eius, quam completurus erat in Ierusalem.
Petrus vero et qui cum illo gravati erant somno; et evigilantes viderunt gloriam eius et duos viros, qui stabant cum illo.
Et factum est, cum discederent ab illo, ait Petrus ad Iesum: “ Praeceptor, bonum est nos hic esse; et faciamus tria tabernacula: unum tibi et unum Moysi et unum Eliae ”, nesciens quid diceret.
Haec autem illo loquente, facta est nubes et obumbravit eos; et timuerunt intrantibus illis in nubem.
Et vox facta est de nube dicens: “ Hic est Filius meus electus; ipsum audite ”.
Et dum fieret vox, inventus est Iesus solus. Et ipsi tacuerunt et nemini dixerunt in illis diebus quidquam ex his, quae viderant.
HOMILIA
LITURGIA EUCARISTICA
PREPARACIÓN DE LAS OFRENDAS
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
PLEGARIA EUCARÍSTICA
EPICLESIS
DOXOLOGÍA
FRACCIÓN DEL PAN
COMUNIÓN
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
ORACIÓN SOLEMNE
ANGELUS DOMINI
AÑO DE LA CORRIENTE MISIONERA
2012-2013
MOVIMIENTO DE SCHONSTATT
RUMBO AL CENTENARIO DE FUNDACIÓN
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