La
preparación y celebración de las fiestas pascuales
Carta
circular dada en la sede de la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos
16 de enero de 1988.
III.
Del Triduo Pascual en general
38.
La Iglesia celebra cada año los grandes misterios de la redención de los
hombres desde la Misa vespertina del jueves en la Cena del Señor "hasta
las Vísperas del domingo de Resurrección". Este período de tiempo se
denomina justamente el "Triduo del crucificado, sepultado y
resucitado" 42 ; se llama también "Triduo pascual" porque en su
celebración se hace presente y se realiza el misterio de la Pascua, es decir el
tránsito del Señor de este mundo al Padre. En esta celebración del misterio,
por medio de los signos litúrgicos y sacramentales la Iglesia se une en íntima
comunión con Cristo, su Esposo.
39.
Es sagrado el ayuno pascual de los dos primeros días del Triduo, en los cuales,
según una antigua tradición, la Iglesia ayuna "porque el Esposo ha sido
arrebatado" 43. El Viernes Santo de la Pasión del Señor hay que observar
en todas partes la abstinencia, y se recomienda que se observe también durante
el Sábado santo, a fin de que la Iglesia pueda llegar con el espíritu ligero y
abierto a la alegría del domingo de Resurrección 44 .
40.
Se encarece vivamente la celebración en común del Oficio de Lectura y Laudes de
la mañana del Viernes de la Pasión del Señor y también del sábado santo.
Conviene que el obispo participe en esta celebración, en la catedral y, en
cuanto sea posible, junto con el clero y el pueblo 45 .
Este
Oficio, llamado antiguamente "de tinieblas", conviene que mantenga el
lugar que le corresponde en la devoción de los fieles, como meditación y
contemplación de la pasión, muerte y sepultura del Señor, en espera del anuncio
de su resurrección.
41.
Para la celebración adecuada del Triduo pascual se requiere un número
conveniente de ministros y colaboradores, que han de ser instruidos
cuidadosamente acerca de lo que ellos han de hacer. Los pastores no dejen de
explicar a los fieles del mejor modo posible el significado y la estructura de
las celebraciones, preparándoles a una participación activa y fructuosa.
42.
Tiene una importancia especial en las celebraciones de la Semana Santa y,
especialmente durante el Triduo pascual, el canto del pueblo, de los ministros
y del sacerdote celebrante, porque es concorde a la solemnidad de dichos días y
también porque los textos adquieren toda su fuerza precisamente cuando son
cantados.
Se
invita a las Conferencias de Obispos, en el caso en que no lo hubiesen ya
hecho, que tomen las medidas necesarias para dotar de melodías adecuadas a los
textos y aclamaciones que, por su misma naturaleza, reclaman ser cantados.
Dichos textos son:
a)
la oración universal del Viernes Santo de la Pasión del Señor; la invitación
del diácono, si la hace, o la aclamación del pueblo;
b)
los cantos durante la ostensión y adoración a la Cruz;
c)
las aclamaciones durante la procesión con el cirio pascual y las del pregón
pascual, el "Aleluya"responsorial, las letanías de los santos y la
aclamación que sigue a la bendición del agua.
No
se omitan con facilidad los textos litúrgicos de los cantos para la
participación del pueblo; procúrese que las traducciones de los mismos sean
provistas de melodías adecuadas. Si dichos textos no están todavía disponibles
para ser cantados, provisionalmente escójanse textos semejantes.
Prepárese
un repertorio propio para estas celebraciones, a ser utilizado únicamente en
las mismas.
Propónganse
especialmente:
a)
los cantos para la bendición y procesión de ramos, y para la entrada en la
iglesia;
b)
los cantos para la procesión con los santos óleos;
c)
los cantos para la procesión de preparación de las ofrendas en la Misa "en
la Cena del Señor", y el himno para la procesión del traslado del
Santísimo Sacramento a la capilla de la reserva;
d)
las respuestas de los salmos responsoriales de la Vigilia pascual y los cantos
que acompañan la aspersión del agua.
Prepárense
también melodías adecuadas que faciliten el canto de los textos de la Pasión,
del pregón pascual y de la bendición del agua bautismal.
En
las iglesias importantes utilícese también el abundante tesoro de música
sagrada antigua y moderna; téngase en cuenta, sin embargo, la necesidad de una
adecuada participación de los fieles.
43.
Es muy conveniente que las comunidades religiosas, clericales o no, así como
las comunidades laicales, participen en las celebraciones del Triduo pascual en
las iglesias más importantes 46.
Igualmente
no se celebren los oficios del Triduo pascual en aquellos lugares donde falte
el número suficiente de participantes, ministros y cantores; y procúrese que
los fieles se reúnan para participar en las mismas en una iglesia más
importante.
También
cuando un único presbiterio es responsable de diversas parroquias, conviene que
los fieles de las mismas, en cuanto sea posible, se reúnan en la iglesia principal
para participar en estas celebraciones.
Si
un párroco tiene encomendadas dos o más parroquias en las cuales hay una
notable participación de fieles y las celebraciones pueden realizarse con la
debida reverencia y solemnidad, para bien de los mismos fieles el párroco puede
repetir, teniendo en cuenta lo previsto por la legislación, las celebraciones
del Triduo pascual 47 .
A
fin de que los alumnos de los Seminarios "vivan el misterio pascual de
Cristo de manera que sepan después comunicarlo a la comunidad que se les
confiará" 48 , deberán adquirir una formación litúrgica competente y
completa. Es muy conveniente que, durante los años de su preparación en el seminario
adquieran experiencia de más ricas y completas formas de celebración de las
fiestas pascuales, especialmente de aquellas presididas por el obispo 49.
IV.
La misa vespertina del Jueves Santo en la
Cena
del Señor
44.
"Con la Misa que tiene lugar en las horas vespertinas del jueves de la
Semana Santa, la Iglesia comienza el Triduo pascual y evoca aquella última
cena, en la cual el Señor Jesús en la noche en que iba a ser entregado,
habiendo amado hasta el extremo a los suyos que estaban en el mundo, ofreció a Dios
Padre su Cuerpo y su Sangre bajo las especies del pan y del vino y los entregó
a los apóstoles para que los sumiesen, mandándoles que ellos y sus sucesores en
el sacerdocio también los ofreciesen" 50 .
45.
Toda la atención del espíritu debe centrarse en los misterios que se recuerdan
en la Misa: es decir, la institución de la Eucaristía, la institución del Orden
sacerdotal, y el mandamiento del Señor sobre la caridad fraterna: son éstos los
puntos que conviene recordar en la homilía.
46.
La Misa "en la Cena del Señor" celébrese por la tarde, en la hora más
oportuna para que participe plenamente toda la comunidad local. En ella pueden concelebrar
todos los presbíteros, aunque hayan ya concelebrado en la Misa crismal, o deban
celebrar una misa para bien de los fieles 51.
47.
Donde verdaderamente lo exija el bien pastoral, el Ordinario del lugar puede
permitir la celebración de otra Misa por la tarde en las iglesias u oratorios,
y en caso de verdadera necesidad, incluso por la mañana, pero solamente para
los fieles que de ningún modo pueden participar en la Misa vespertina. Cuídese
que estas Misas no se celebren para favorecer a personas privadas o a grupos
particulares y que no perjudiquen en nada la Misa principal.
Según
una antiquísima tradición de la Iglesia en este día están prohibidas todas las
Misas sin pueblo 52.
48.
El sagrario ha de estar completamente vacío al iniciar la celebración 53. Se
han de consagrar en esta Misa las hostias necesarias para la comunión de los
fieles 54, y para que el clero y el pueblo puedan comulgar el día siguiente.
49.
Para la reserva del Santísimo Sacramento prepárese una capilla, conveniente
adornada, que invite a la oración y a la meditación; se recomienda no perder de
vista la sobriedad y la austeridad que corresponden a la liturgia de estos
días, evitando o erradicando cualquier forma de abuso 55.
Cuando
el sagrario está habitualmente colocado en una capilla separada de la nave
central, conviene que se disponga allí el lugar de la reserva y de la
adoración.
50.
Mientras se canta el himno "Gloria a Dios", de acuerdo con las costumbres
locales, se hacen sonar las campanas, que ya no se vuelven a tocar hasta el
"Gloria a Dios" de la Vigilia pascual, a no ser que la Conferencia de
los Obispos o el Ordinario del lugar, juzguen oportuno establecer otra cosa 56.
Durante
el mismo período de tiempo, el órgano y cualquier otra música instrumental
pueden usarse sólo para mantener el canto 57.
51.
El lavatorio de los pies, que, según la tradición, se hace en este día a
algunos hombres previamente designados, significa el servicio y el amor de
Cristo, que ha venido "no para ser servido, sino para servir" 58 .
Conviene que esta tradición se mantenga y que se explique según su propio
significado.
52.
Los donativos para los pobres, especialmente aquellos que se han podido reunir
durante la Cuaresma como fruto de la penitencia, pueden ser presentados durante
la procesión de las ofrendas, mientras el pueblo canta "Ubi caritas est
vera" 59.
53.
Será muy conveniente que los diáconos, acólitos o ministros extraordinarios
lleven la Eucaristía a la casa de los enfermos que lo deseen, tomándola del
altar en el momento de la comunión, indicando de este modo su unión más intensa
con la Iglesia que celebra.
54.
Terminada la oración después de la comunión, comienza la procesión, precedida
por la cruz en medio de cirios e incienso, en la que se lleva el Santísimo
Sacramento por la iglesia hasta el lugar de la reserva. Mientras tanto, se
canta el himno "Pange lingua" u otro canto eucarístico 60 . El
traslado y la reserva del Santísimo Sacramento no han de hacerse si en esa
iglesia no tendrá lugar la celebración de la Pasión del Señor, el Viernes Santo
61 .
55.
El Sacramento ha de ser reservado en un sagrario o en una urna. No ha de
hacerse nunca una exposición con la custodia u ostensorio.
El
sagrario o la urna no han de tener la forma de un sepulcro. Evítese la misma
expresión "sepulcro": la capilla de la reserva no se prepara para
representar "la sepultura del Señor", sino para conservar el pan
eucarístico destinado a la comunión del Viernes de la Pasión del Señor.
56.
Invítese a los fieles a una adoración prolongada en la noche del Santísimo
Sacramento en la reserva solemne, después de la Misa "en la Cena del
Señor". En esta ocasión es oportuno leer una parte del Evangelio de San
Juan (cap. 1317).
Pasada
la media noche la adoración debe hacerse sin solemnidad, dado que ha comenzado
ya el día dela Pasión del Señor 62.
57.
Terminada la Misa se despoja el altar en el cual se ha celebrado. Conviene que
las cruces que haya en la iglesia se cubran con un velo de color rojo o morado,
a no ser que ya hayan sido cubiertas el sábado antes del V domingo de Cuaresma.
No se encenderán velas o lámparas ante las imágenes de los santos.
Notas
42Cf. S.
Congr. de Ritos, Decreto Maxima redemptionis nostrae mysteria (6 de
noviembre 1955) AAS
47 (1955) 858. S. Agustín,
Ep. 55, 24, Pl, 35, 215.
43Cf. Mc
2, 1920;
Tertuliano, De ieiunio 2 et 13, Corpus christianorum II, p. 1271.
44Cf.
Caeremoniale episcoporum, n. 295; Conc. Vat. II, Const. sobre la Sagrada
Liturgia Sacrosanctum
Concilium, n. 110.
45Cf.
Ibidem, n. 296; Ordenación general de la Liturgia de las Horas, n. 210.
46Cf. S.
Congr. De Ritos, Instrucción Eucharisticum mysterium, (25
de mayo 1967) n.26. AAS 59(1967) 558. N.B. En los monasterios de monjas la
celebración del Triduo pascual se hará con lamáxima solemnidad posible en la
iglesia del monasterio.
47S.
Congregación de Ritos, Ordenaciones y declaraciones acerca el nuevo Ordo sobre
la Semana santa,(1 febrero 1957) n.21; AAS 49 (1957) 9195.
48Conc.
Vat. II, Decreto sobre la formación sacerdotal, Optatam totius, n. 8.
49Cf. S.
Congregación para la educación católica, Instrucción sobre la formación
litúrgica en losseminarios, (17 mayo 1979) nn.15, 33.
50Cf.
Caeremoniale episcoporum, n. 297.
51Cf.
Misal Romano, Misa vespertina de la Cena del Señor.
52Cf.
Ibidem.
53Cf.
Ibidem, n.1.
54Conc.
Vat. II, Constitución sobre la Sagrada Liturgia Sacrosanctum Concilium, n.
55; S.Congregación de Ritos, Instrucción Eucharisticum
mysterium, (25 mayo 1967) n. 31. AAS 59 (1967)557558.
55S.
Congregación de Ritos, Decreto Maxima redemptionis nostrae mysteria (16
noviembre 1955) n. 9,AAS 47 (1955) 895.
56Cf.
Misal Romano, Misa vespertina en la Cena del Señor.
57Cf.
Caeremoniale episcoporum, n. 300.
58Mt 20,
28.
59Cf.
Caeremoniale episcoporum, n. 303.
60Cf.
Misal Romano, Misa vespertina en la Cena del Señor, nn. 1516.
61Cf. S.
Congregación de Ritos, Declaración del 15 marzo 1956, n. 3, AAS 48 (1956) 153;
S.Congregación de Ritos, Ordenaciones y declaraciones acerca del nuevo Ordo de
la Semana Santa, (1febrero 1957) n. 14; AAS 47 (1975) 93.
62Cf. Misal
Romano, Misa vespertina en la Cena del Señor, n. 21; S.Congregación de Ritos, Maximaredemptionis nostrae mysteria (16
noviembre 1955) nn. 810AAS 47 (1955) 845.
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