lunes, 25 de marzo de 2013

Santuario Cenáculo de Bellavista, Domingo de Ramos celebrada por el P. José Manuel Lopez





Con soberana libertad y en silencio aceptas 246
como voluntad del Padre tu sentencia de muerte;
eres tan desprendido de ti mismo 
y tan íntegramente libre,
que estás dispuesto
a seguir sólo lo que es del Padre.
(Hacia el Padre P.José Kentenich)














el sacerdote, teniendo juntas las manos, dice una de las dos oraciones siguientes:
Oremos:
Dios todopoderoso y eterno, dígnate bendecir + estos ramos y concede a cuantos acompañamos ahora jubilosos a Cristo, nuestro rey y Señor, reunirnos con él  en la Jerusalén del cielo. Por
Jesucristo, nuestro Señor. R. Amén.
O bien:
Oremos:
Aumenta, Señor, la fe de los que tenemos en ti nuestra esperanza y concede a quienes agitamos estas palmas en honor de Cristo victorioso, permanecer unidos a él
para dar frutos de buenas obras. Por Jesucristo, nuestro Señor.
R. Amén.
Y, en silencio, rocía los ramos con agua bendita.







Enseguida se dice el Evangelio de la entrada del Señor en Jerusalén, según alguno de los cuatro evangelistas, como se indica en el Leccionario. Lo lee el diácono o, en su defecto, el sacerdote, de la manera acostumbrada.


Del santo Evangelio según san Lucas: 19, 28-40
En aquel tiempo, Jesús, acompañado de sus discípulos, iba camino de Jerusalén, y al acercarse a Betfagé y a Betania, junto al monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciéndoles: "Vayan al caserío que está frente a ustedes. Al entrar, encontrarán atado un burrito que nadie ha montado todavía. Desátenlo y tráiganlo aquí. Si alguien les pregunta por qué lo desatan, díganle: 'El Señor lo necesita' ".
Fueron y encontraron todo como el Señor les había dicho. Mientras desataban el burro, los dueños les preguntaron: "¿Por qué lo desamarran?". Ellos contestaron: "El Señor lo necesita". Se llevaron, pues, el burro, le echaron encima los mantos e hicieron que Jesús montara en él.
Conforme iba avanzando, la gente tapizaba el cami­no con sus mantos, y cuando ya estaba cerca la bajada del monte de los Olivos, la multitud de discípulos, entu­siasmados, se pusieron a alabar a Dios a gritos por todos los prodigios que habían visto, diciendo: "¡Bendito el rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!". Algunos fariseos que iban entre la gente, le dijeron: "Maestro, reprende a tus discípulos". Él les replicó: "Les aseguro que si ellos se callan, gritarán las piedras". 

Palabra del Señor. 
Gloria a ti, Señor Jesús.


Y se inicia la procesión hacia el templo donde va a celebrarse la misa. Si se usa el incienso, el turiferario va adelante con el incensario, en el cual habrá puesto incienso previamente; enseguida, un ministro con la cruz adornada y, a su lado, dos acólitos con velas encendidas. Sigue luego el sacerdote con los ministros y, detrás de ellos, los fieles con ramos en las manos. 








Después de la procesión o de la entrada solemne, el sacerdote comienza la misa con la oración colecta.









ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, que has querido entregarnos como ejemplo de humildad a Cristo, nuestro salvador, hecho  hombre y clavado en una cruz,  concédenos vivir según las enseñanzas de su pasión, para participar con él, un día, de su gloriosa resurrección. Por nuestro Señor Jesucristo.

LITURGIA DE LA PALABRA




EVANGELIO DE LA PASIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO SEGÚN SAN LUCAS: (22, 14-23, 56)






HOMILIA







LITURGIA EUCARÍSTICA
PREPARACIÓN DE LOS DONES
















ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS


PLEGARIA EUCARÍSTICA
EPÍCLESIS


CONSAGRACIÓN








DOXOLOGÍA



FRACCIÓN DEL PAN




COMUNÍON








ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN



ORACIÓN SOLEMNE










CONSAGRACIÓN A LA MATER













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